Gobierno de la ciudad de Buenos Aires
Hospital Neuropsiquiátrico
"Dr. José Tiburcio Borda"
Laboratorio de Investigaciones Electroneurobiológicas
y
Revista
Electroneurobiología
ISSN: ONLINE 1850-1826 - PRINT 0328-0446
4. Conceptos técnicos principales (Spanish)
Mariela SZIRKO
Definición de psiquismo y de conocimiento
sensible, retención de las memorias, evolución del sistema nervioso, y
relaciones mente-cuerpo o nexo psicofísico, en la Escuela Neurobiológica
Argentino-Germana (AGNT)
Materiales del
Profesorado Superior en Neurociencias, Psicología y Filosofía (1991)
Electroneurobiología 1993: Vol. 1, Supl. 2 pp. I-XIV.
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seguido de
Christofredo JAKOB
Elementos de Neurobiología
(texto completo de la Introducción y los dos primeros capítulos)
Primera
parte
NEUROBIOLOGÍA
GENERAL
Folia Neurobiológica Argentina 1
(1941), pp. 1-40)
Palabras clave:
Antropología filosófica
Cerebro
Evolución del sistema nervioso
Filosofía
Gnoseología
Impulso (Triebe)
Memoria
Psicología
Relación cuerpo-mente
La tradición neurobiológica argentino-germana (AGNT en su acrónimo inglés), también
conocida como escuela neurobiológica argentina, es una tradición académica en
neurobiología que data de fines del tercio medio del siglo dieciocho. Aportó
descubrimientos históricos a las neurociencias y proveyó formación en el área a
unos cinco mil profesionales argentinos, sobre todo médicos, filósofos,
psicólogos, profesores de humanidades y maestros normales. La tradición opera
en relativo aislamiento de las neurociencias angloestadounidenses - sobre las
que tuvo una pequeña influencia sólo durante la primera mitad del siglo veinte,
en cuestiones técnicas aisladas - y de los estudios angloestadounidenses de las
relaciones cerebro-mente ("consciousness
studies"), donde no ha tenido influjo.
Perspectivas de la AGNT sobre
cerebro y psiquismo. Una razón de esta exigua
influencia puede ser el hecho de que la AGNT trabaja en base a un paradigma
diferente tanto en lo tocante a las relaciones cerebro-mente cuanto en lo que
atañe a la definición científica de la vida.
Donde las neurociencias angloestadounidenses
acostumbran considerar, como "consciousness",
cierto fenómeno no raramente estimado puramente funcional, que se manifiesta en
cada cerebro consciente como resultado de la actividad de ese cerebro, en
cambio la AGNT ve una eclosión o pop-out
similar a la que pone en existencia ("blinking
into and then out of existence") cada partícula virtual o real en
escenarios microfísicos, a partir de los campos físicos ocupantes del
"vacío" que todo lo llena. El surgimiento de tal psiquismo, también
llamado existencialidad, no está pues relacionado con las capacidades
funcionales del cerebro: no es producto ni de la complejidad del substrato
(idea usual en la neurociencia angloestadounidense) ni de su simplicidad (como
en la Escolástica). En consecuencia, donde la neurociencia angloestadounidense
usualmente ve una consciousness fenoménica
que sólo con el desarrollo se constituye al componerse por sucesiva adición de
contenidos mentales, los cuales son sus únicos elementos constitutivos y están
determinados por la actividad del cerebro, la AGNT en cambio ve una entidad en
la naturaleza que ya difiere, de otros individuos de su misma clase, antes de
adquirir (por diferenciación interna a lo largo de los intercambios causales
con el ambiente, sean estos iniciados psicológicamente o bien extramentalmente)
su particular menú de contenidos mentales.
Las disparidades siguen. En la neurociencia
angloestadounidense con frecuencia tal "consciousness" sólo se relaciona con la conducta como un
observador de las transformaciones neurales de los estímulos que llegan. Tal
observador no hace nada más que observar, de modo que el sistema mente-cerebro
es creído tan sólo un transformador, que desarrolla pasivamente un aprendizaje
modulado por su acumulación interna - o memoria
- de previos intercambios. Allí, donde la neurociencia angloestadounidense a
menudo ve una "consciousness"
puramente reaccionante o reactiva, de modo que todo lo que dicha "consciousness" hace es sólo padecer
la sucesiva transformación de los contenidos mentales previamente adquiridos a
partir de la pasada actividad cerebral, la AGNT en cambio ve un originador de
series causales realmente nuevas.
Para denominar este rasgo característico, la
tradición argentina utiliza un viejo término del comercio de esclavos y ganado,
semoviencia, bastante fuera de moda
en inglés pero retenido en castellano, así como en italiano y otros idiomas.
Dicen así que el psiquismo es semovientemente esemplástico (semoviently esemplastic),
denotando con ello que la existencialidad, por la eficacia causal de su
semoviencia, enfoca su atención sobre algún sector de sus contenidos mentales y
diversamente combina este sector con otros o con sus propios subconjuntos. Esos
actos de combinar, igual que en la escuela de Jean Piaget, se denominan
"operaciones mentales". Esta variación atencional semoviente inaugura
conducta corporal externa cuando tal operación se lleva a cabo sobre ciertos sectores de contenidos
mentales causalmente relacionados con algunas áreas cerebrales (las áreas
"motoras": por ejemplo, al mover un dedo); o bien imaginando o
reimaginando cuando, en cambio, dichos sectores de contenidos mentales están
relacionados con áreas que sólo generan estados cerebrales a los que el
psiquismo reacciona sensorialmente.
Parte pues la AGNT de distinguir en la naturaleza
series causales que meramente se
continúan y, en contraste, series causales que se inauguran o se terminan,
como cuando alguien inicia un movimiento voluntario o su cuerpo le produce una
sensación. Esa distinción es estimada esencial también para que cada organismo
dotado de psiquismo pueda discernir los efectos de las propias operaciones
semovientes, distinguiéndolos de los efectos de series causales externas. Según
la AGNT, esa distinción es indispensable para que cada animal empsiqueado,
durante su desarrollo intelectual, aprenda a caracterizar las regularidades
extramentales ("cosas") según las características causales internas
propias de las cosas mismas, referidas en un concepto para cada clase de cosas.
Logra así epigenéticamente cada animal el ajuste epistemológico adaptativo de
sus conocimientos: lo que el animal conoce llega a adecuarse a la presencia o
ausencia y algunos atributos genuinos de cosas biológicamente relevantes. Estos
dos rasgos característicos (psiquismo eclosional compuesto no solamente por
contenidos mentales; y semoviencia genuinamente originativa, responsable de la
adecuación epistemológica) drasticamente oponen la escuela argentina a otras
perpectivas tales como, por ejemplo el constructivismo radical (radical constructivism) y la
autopóiesis, que por no advertir la semoviencia llegan a creer imposible
distinguir, en la experiencia general, entre ilusión y percepción.
En la AGNT, el enlace psicofísico causal-eficiente
es considerado una parte pero de ninguna manera todo el nexo psicofísico o
vínculo entre el observador y su cuerpo. Esa porción, la reciprocación
psicofísica causal-eficiente, es reconocida como causalmente efectiva porque,
se afirma, la eficiencia causal de la existencialidad o psiquismo es
ontológicamente idéntica a la eficiencia causal que opera fuera de las mentes y
entre ellas; o sea, en el hiato hilozoico.
Esta denominación, hiato hilozoico,
denota a toda la naturaleza en cuanto eventúa entre las localizaciones más
inmediatas de los observadores, localizaciones que se reseñan más abajo. En tal
hiato hilozoico entre las localizaciones de los psiquismos, la causación es
siempre transeúnte o transitiva, de modo que ninguna serie causal realmente
nueva se origina allí, excepto por la eclosión o pop-out de nuevos psiquismos y partículas microfísicas como, por
ejemplo, las portadoras de la acción causal de los campos de fuerza. En
contraste los psiquismos, una vez eclosionados, son estimados tanto fuentes como sumideros de acción
causal. Su semoviencia les permite discrecionalmente poner, o bien no poner,
algunas modificaciones físicas en la naturaleza o en su menú de contenidos
mentales; y su sentiencia o capacidad de sentir les permite, aunque no
discrecionalmente, dar terminación a la eficiencia causal de las series
causales externas que llegan a la interfaz cerebro-psiquismo. Los psiquismos
son pues sources y sinks, fuentes y sumideros de acción
causal.
Es así que en la AGNT se define al conocimiento
sensible como el agotamiento o exhaución
de una eficiencia causal. Las sensaciones son reacciones entonativas, o
entonaciones (Christofredo Jakob), del psiquismo, mientras que las operaciones
semovientes son acciones que movilizan dicha única eficiencia causal compartida
a través de la frontera localizativa entre las operaciones de cada psiquismo y
el hiato hilozoico extramental.
El conocimiento sensible es un caso de aprehensión
gnoseológica simple (otro caso, que no se pormenorizará aquí, es el del
conocimiento de los propios actos que uno mismo semovientemente lleva a cabo,
caso que según la AGNT difiere en que es también reaccional pero no
entonativo). Tal caracterización en la AGNT permite definir la aprehensión
gnoseológica en general - es decir, cualquier acto de conocer o acto noético
independientemente de quién sea el psiquismo que lo está realizando - como el rasgo característico de las interacciones
eficientemente causales por el cual las reacciones generadas entonan
no-estructuralmente a la entidad reaccionante (psiquismo) en rangos cuya
manifestación exhaústa la eficiencia causal de dichas interacciones.
No obstante, mientras la neurociencia
angloestadounidense encara como único posible significado de "una
localización de la consciousness",
o de las interacciones psicofísicas, cierta localización cerebral
anatomicamente fija, la AGNT considera una móvil: una localización que, para
decirlo con más precisión, se mueve a velocidad cercana a la de la luz. De este
modo su movimiento, llamado relativístico, en la medida que el mismo varía
levemente bajo el acople con el estado cerebral, en este escenario puede
introducir desconexiones entre los cursos de los eventos percibidos y los
extramentales; por ejemplo, desconexiones tales como la incapacidad de recordar
lo que fue experienciado en desatención, y la irresolubilidad de eventos
externos propia del dormir. En esta perspectiva, tanto la fisiología cerebral,
adonde el psiquismo eclosiona como su más inmediata circunstancia extramental,
por una parte, y por la otra dicho psiquismo allí eclosionado, modifican la
velocidad de esas partículas físicas. Cerebro y psiquismo, pues, modulan esa
velocidad, cada uno por vía independiente; y, con ello, modulan la saliencia o
noergia (interpretabilidad operativa) de los sectores de contenidos mentales
sensoriales. La modulación derivada de
la acción del cerebro se establece en el acople con su fisiología, que es
materia de buena parte de la investigación experimental en
electroneurobiología. Así, donde las neurociencias angloestadounidenses buscan
una localización estacionaria de los procesos psicogenéticos en el cerebro
(correlato neural de contenidos mentales particulares, neural correlate of particular mental contents), la AGNT en cambio
enfoca un substrato que se mueve veloz. La variación de su movimiento - de
origen bien fisiológico o bien psicológico - agrega capacidades funcionales al
organismo viviente.
Siempre en esta perspectiva, otras capacidades
funcionales provienen de la diferencia entre las realidades extramentales y los
psiquismos. Fuera de los psiquismos, se señala, la masa inercial adquirida por
algunas pero no por todas las partículas elementales instauró una evolución
astrofísico-biológica, en la cual los procesos temporales fueron pronto capaces
de extenderse más allá de la escala espacial microfísica. En contraste, ningún
curso temporal cursa dentro de los psiquismos (ya que sus diferenciaciones
internas no interactúan entre sí con autonomía ni presentan masa inercial
diversificada, elementos estimados necesarios para instaurar un curso
temporal). Pero las estructuras operacionalmente articuladas de
diferenciaciones internas de cada psiquismo o contenidos mentales, es decir las
mentes (minds), pueden referirse a su recepción secuencial de señales
exteriores con cualquier resolución ("temporal") permitida por sus
operaciones internas. Así los psiquismos establecen una mímesis interna, de las
exteriormente cursantes secuencias causales del tiempo y de su "paso"
transformativo ("pace") en
la escala de tamaños macroscópicos. En la AGNT las mentes son pues dichas xenocrónicas, o ajenas a cualquier curso
temporal causalmente real pero capaces de imitarlo.
Esto implica que, mientras la neurociencia
angloestadounidense considera a las memorias como algo grabado en el cerebro,
la AGNT las considera diferenciaciones de cada psiquismo (contenidos mentales).
Son imborrables simplemente porque en las mentes no hay curso temporal para
deshacerlas, desfigurarlas, desmontarlas, desvanecerlas, suprimirlas o
aniquilarlas. Todas estas transformaciones "de las memorias" en
realidad son propias sólo del evocarlas: del proceso psicofísico que debería
conducir a su reimaginación. Dependen de su interpretación operativa (es decir,
de la interpretación en términos de operaciones mentales). Esta transforma toda
sensación en percepción y se supedita a la resolución temporal (establecida por
la transformación relativista) o atención
con que se recibe cada nueva experiencia, tratándose de operaciones que
asimismo comandan la puesta del estado cerebral en las condiciones que permiten
al psiquismo reaccionar sensorialmente para reimaginar o evocar al recuerdo en
cuestión.
La perspectiva de la AGNT subraya que, mientras la
unidad de un ser viviente proviene de su integración orgánica o convergencia de
subprogramas (subprogram's convergence) que lo contrapone con su entorno y con
sus endosimbiontes, la unidad experiencial en cambio proviene de la distinción
de cada psiquismo circunstanciado respecto a cualquier otro. Esta última
distinción es intrínseca. Hace a los experienciantes incanjeables y, aunque no
puede ser completamente vislumbrada o hecha inteligible por el lenguaje, puede
ser ostendida, al pensar en otra existencialidad que eventualmente se
encontrara sintiéndose en sus reacciones y moviéndose circunstanciada al cuerpo
propio de uno y diferenciada en los previos contenidos mentales
("memorias") propios de uno - siempre siendo otra. Tal particular
condición o recíproca alteridad de cada psiquismo eclosionado, aun antes de que
el mismo comience a generar con el desarrollo su particular menú de
diferenciaciones internas o contenidos mentales, se denota con el nombre de cadacualtez.
En suma, para la AGNT, mientras los experienciantes,
psiquismos o existencialidades son cadacuálticos, los cuerpos donde ellos eclosionaron
no lo son. En consecuencia, la unitariedad del cuerpo viviente es extrínseca -
proviniendo, como se ha dicho, de su integración orgánica o convergencia de sus subprogramas. Ninguna
integración paralela como sistema o disposición (arrangement) sistémica de contenidos mentales podría haber
proporcionado una integración similar a los psiquismos - que ya son
cadacuálticos y, por tanto, incanjeables - debido a la inhesión de los contenidos mentales. Esta inhesión consiste en su
primordial ser en uno o bien en algún otro psiquismo, pero nunca por sí solos.
Valga la redundancia, los contenidos mentales son mentales. Son incapaces de
permanecer fuera de alguna existencialidad (to
stand alone), o sea que no pueden existir sin pertenecer a ningún psiquismo.
Por ejemplo, este rojo es de la
experiencia de Marisa mientras aquel rojo
(que podría ser sensacionalmente idéntico al de Marisa) es de la experiencia de
María Eugenia y no tiene nada que ver con Marisa. En otras palabras:
§
mientras los componentes internos
de un cuerpo viviente pueden no inherir (to
stand alone), son fungibles o
intercambiables uno por cualquier otro de su clase, y carecen de todo vínculo
recíproco intrínseco,
§
en cambio las diferenciaciones
internas de una existencialidad o psiquismo primariamente son de este o de
aquel psiquismo particular y no pueden ser transferidas a ningún otro, de modo
que ya participan de la unidad provista por la cadacualtez de la entidad
experienciante o psiquismo al que pertenecen.
Esta distinción naturalmente se olvida cuando - tal
como aún hacen algunos biólogos - "experiencia" resulta entendida
como si significara input ambiental
específico.
Perspectivas de la AGNT sobre
la evolución del sistema nervioso. La AGNT, en
forma acorde, también presenta la evolución filogenética del órgano cerebral de
modo diferente a la neurociencia angloestadounidense. La perspectiva de esta
última es hodológica, es decir que enfatiza las trayectorias neurales u
hodologías, por cuanto sus reconstrucciones evolutivas se centran en la
selección natural de circuitos cerebrales adicionalmente singularizados por sus
particularidades fisicoquímicas. En cambio la AGNT descubre allí una evolución
doble, o paralela. Puede resumírsela como sigue.
Casi dos mil millones de años ha, en tiempos
proterozoicos, ciertos microbios acuáticos similares a las amebas (protamoebas) aprendieron a controlar
cilias parásítas que hospedaban en su superficie. Pudieron así propelerse
sueltas en el agua, nadar e imponer cambios de dirección - y pronto llegaron a
capturar presas con la eficiencia necesaria para vivir de la caza. Las cilias
antes fueron bacterias libres, afines a las espiroquetas (Spirochaetae). Tras
haberse habituado a parasitar esos microorganismos huéspedes (protamoebas), dejaron la condición de
parásitos y se hicieron simbiontes del hospedador, integrándose luego a su
desarrollo. Esta aplicación de cilias para perfeccionar la predación fue
lograda por medio de la modulación de los campos eléctricos ubicados a la base
de las cilias, en aquella capa interna del cuerpo del hospedador que lo bordea
bajo su superficie, en antepasados de todos los animales actuales. La
apariencia de dichos antepasados comunes no debe haber sido demasiado diferente
a la de los actuales paramecios y otros Ciliophora
actuales, aunque estos provienen de otro linaje evolutivo, morfológicamente
convergente. La modulación no local (es decir, referida a toda la superficie de
la protamoeba), de los valores instantáneos locales (bajo cada cilia) de ese
campo eléctrico, se ejecuta generando oscilaciones en la concentración de
diversos iones y dejando interferir sus patrones oscilatorios, lo que forma
correlogramas o dibujos de moiré. La
textura y la dinámica de los descendientes de esos dispositivos en organismos
pluricelulares con tejido cerebral, hoy, es materia de otra buena parte de la
investigación experimental en electroneurobiología. Sostiene la AGNT que mucho después de su
aparición, hace unos 900 millones de años, ese dispositivo de modulación
eléctrica fue seleccionado para interactuar con psiquismos eclosionados allí,
ya que tal dispositivo permitía generar diferencialmente contenidos mentales
(entonaciones sensoriales, emotivas o no) útiles para inducir conductas tanto
adaptativas como inadaptadas al medio. Al mismo tiempo, en una selección
paralela, evolucionaron los trayectos intracelulares y multicelulares
(circuitos nerviosos), proveyéndole, al animal ya empsiqueado, de kinesias o
combinaciones conductuales predeterminadas. Por selección natural en paralelo
(coevolución kinesiógeno-estesiógena) se refinaron evolutivamente tanto las
hodologías kinesiógenas cuanto la producción, por modulación de la dinámica del
campo electromagnético, de estados estesiógenos: aquellos a los que el
psiquismo allí circunstanciado reacciona entonándose.
En tal escenario, sostiene la AGNT, posiblemente las
entonaciones emotivas (emociones) fueron las primeras cuya producción se
seleccionó, haciéndolo después las señalativas o menos emotivas. La semoviencia
inicialmente ha de haber obrado siempre adaptando la conducta particular a lo
solicitado en forma genérica por las emociones. Recién al seleccionarse las
entonaciones señalativas y florecer los desarrollos intelectuales pudo crecer
su distancia operativa de la emocionalidad.
Las kinesias eran y son en sí mismas ajenas al
experienciar existencial, mientras en cambio las conductas antes mencionadas -
aquellas en las cuales los estímulos perdían su eficiencia causal originando
entonaciones sensoriales gnoseologicamente aprehendidas (emotivas y señalativas) y, en tal situación, el
psiquismo ponía, por sí mismo, nuevas series causales para continuar el arco
sensoriomotor - eran y son gnoseologicamente aprehendidas y conscientes. Aunque
en algunos caminos evolutivos y relaciones ambiente-organismo no haya surgido
ninguna ventaja adaptativa en seleccionar y refinar ese dispositivo de
modulación eléctrica que permite la regulación por psiquismo, o la misma se
haya revertido volviendo a dejar en la articulación de kinesias el nivel más
superior de control orgánico, para otros animales las cosas fueron distintas.
Tal conducta consciente, afirma la AGNT, fue evolutivamente seleccionada para
superar las limitaciones propias de las máquinas de Turing (las que operan sólo
cuando tienen instrucciones definibles) en organismos que habitan nichos
ecológicos altamente variables. Es decir, allí donde no se pueden definir de
antemano todas las pautas a seguir y, por eso, "trocar accidentes en
oportunidades" se hizo esencial para la supervivencia.
La definición de psiquismo. En la AGNT se define a los psiquismos como las
realidades que se transforman en el tiempo basándose en una selección de sus
antecedentes antes bien que sobre todos ellos. Uno de sus autores lo resume
como sigue:
"Toda la naturaleza es actual sólo en un
instante dado, y cada situación presente determina su propia transformación en
el tiempo; las situaciones inexistentes no pueden determinar causalmente
ninguna transformación. En tal contexto, una de las bases de la física en
escala macroscópica es que, debido a que - cuestiones cuánticas aparte -
empíricamente se halla que toda indeterminación en ella ha de aplicarse a
eventos futuros, cuando se determina cada próxima transformación la situación
actual o última es equivalente a toda su historia precedente. En contraste, los
psiquismos cambian bastante diferentemente: las mentes, existencialidades o
psiquismos son las realidades que se transforman sólo en base a una selección
de sus respectivos antecedentes; no necesariamente en base a todos ellos. Esta
es la definición objetiva de psiquismos en general, ... En contraste, las cosas
situadas entre la finitud de los psiquismos (o cosas que componen el hiato
hilozoico, esto es todas las extramentalidades tales como vientos, rocas,
hongos, árboles y computadoras, para las que ninguna variación en la cantidad o
distribución de movimiento puede ocurrir como efecto de fuerzas internas)
inevitablemente usan toda su respectiva historia, físicamente equivalente a la
última situación alcanzada por la cosa en cuestión, para transformarse a medida
que el tiempo transcurre. Así, mientras todos sus ayeres se empaquetan en sus
hoy, todos nuestros mañanas son nuestros para forjarlos. Hallando el hecho
bruto de esta selección, la física encuentra en la naturaleza la aprehensión gnoseológica y la semoviencia que llevan
dicha selección a cabo. Descubre que ambas vienen juntas, en eclosiones
discretas circunstanciadas, cuyas acciones eficientes y cuyas reacciones se
hallan constituyendo los fenómenos naturales que nosotros, cultivadores de las
ciencias naturales, tratamos de describir y comprender."
Esta definición de psiquismo es equivalente a
conceptuarlos como aquellas realidades que cambian en base a más de una
situación presente por vez, fórmula breve empleada por Mario Crocco en 1971.
Además, al menos teóricamente, todos los componentes causal-eficientes
simultáneos que forman los cuerpos vivientes podrían intercambiar sus lugares,
incluso de una galaxia a otra, y son reciprocamente substituíbles o fungibles,
mientras que como ya se apuntó idénticas sensaciones en diferentes psiquismos
(el mismo rojo imaginado por dos diferentes psiquismos, por ejemplo) no pueden
siquiera ser soltados, despegados o desempotrados de tal psiquismo - menos aun,
ser luego transferidos a algún otro para allí cumplir "funciones
equivalentes" (fungibilidad). De este modo los contenidos mentales son,
pues, reciprocamente insubstituíbles, o sea inherentes. Así que la organización
biológica no puede engendrar psiquismo. No obstante, aunque la mayoría de los
organismos vivientes permanecen no empsiqueados, los psiquismos pueden
indeterminablemente ocurrir (eclosionar) circunstanciados a organismos
vivientes. La entidad que reacciona exhaustando la eficiencia causal del
estímulo y aprehende gnoseologicamente su propia reacción como una entonación
sensoria de su ser, es la incanjeable realidad del psiquismo: no el organismo
fungiblemente compuesto, al cual tal psiquismo eclosionó circunstanciado como
al sitio particular desde donde habrá de interactuar con la realidad
extramental. En tal caso, el organismo es dicho no sólo viviente sino asimismo empsiqueado
o constituyendo con tal y tal psiquismo y no con ningún otro una unidad
existencial corporizada o que dispone de cuerpo. Pero ni su vida viene de su
psiquismo, existencialidad o alma, ni este de aquella. La organización
biológica por ello contrasta y se contrapone no sólo a la materia inorgánica
sino también a los psiquismos y la AGNT sostiene, pues, que podemos reflexionar
confiadamente sobre minerales y sobre seres vivos aparte de los psiquismos. Su
consideración claramente los distingue y, a los tres, del conocimiento con que
estos últimos tienen experiencia de sus entonaciones sensoriales.
Ahora bien, una organización biológica es siempre
una particular parcela de naturaleza. Esta sucesivamente involucra diferentes
componentes; cuando un psiquismo eclosiona a interactuar con la naturaleza a
través de dicha parcela, cada resultante unidad existencial corporizada es una
unidad. La AGNT enfatiza el resultante monismo antropológico. Esto significa
que, tal como tener dos piernas no torna a los organismos intrinsicamente
duales o dualistas, tampoco integrar un particular psiquismo eclosionado a una
organización viviente de materia inorgánica constituye una entidad dual o
dualista, porque su rasgo esencial característico es la interrelación
constitutiva incambiable o incanjeable.
Para terminar, son de notar algunas razones que llevaron a
la tradición argentina en neurobiología a diferir así de la angloestadounidense.
El platonismo inglés fue de suma influencia en la cultura de su país desde el
siglo XVII. En esa línea John Locke (1632-1704), que en otros puntos disentía
del platonismo, describió las relaciones de un cuerpo, con el psiquismo que se
encuentra en dicho cuerpo, como si esas relaciones sólo consistieran en
causalidad eficiente, de modo que - siguiendo el ejemplo propuesto por Platón,
de un timonel que puede encontrarse en cualquier navío que ocasionalmente
timonee - cualquier psiquismo podría haberse encontrado a sí mismo en cualquier
sistema cerebro-cuerpo: afectados mutuamente sólo en la medida en que el
timonel mueve la rueda mientras el barco lo mueve a él. Ninguna otra clase de
relación podría existir en ello. El nexo entre un alma o psiquismo y su cuerpo
o parcela de naturaleza sería así puramente accidental y, con esto, la relación
cerebro-mente habría de consistir sólo en causación eficiente.
De esa manera quedó encubierta, o fue dejada fuera de
consideración, la posibilidad de una relación intrínseca de cada experienciante
o psiquismo con el cuerpo (o parcela de naturaleza, de componentes velozmente
mutables) en la cual el psiquismo se encuentra, antes que más bien en cualquier
otro cuerpo - un asunto a veces denotado como el problema de "por qué
siempre me despierto detrás de mi nariz, antes bien que detrás de alguna
otra". En escenarios platonistas o lockeanos no es posible considerar que
cada realidad experienciante o psiquismo (a) sea ya diferente de cualquier otro
antes de su haberse desarrollado en diferenciaciones cognoscitivas internas
(porque la ciencia platónica sólo puede serlo de especies y géneros, o Ideas; en su perspectiva, no hay similar
ciencia de individuos, que no podrían existir como Ideas particulares sino que se constituyen por intersección de Ideas); y que (b) tal experienciante o
psiquismo pueda estar constituído con cierta interna relación particularmente
orientada hacia determinado cuerpo (lo que incluye la situación, lugar y
momento histórico en que dicha parcela de naturaleza o cuerpo existe
organizado) y no hacia ningún otro cuerpo (esto, ahora, porque el nexo
psicofísico es creído pura causación eficiente). La platónica respuesta de
Locke fue que en ello sólo existe un accidental enchufamiento ("plugging in") o conexión extrínseca
cuerpo-alma, descartando toda conexión intrínseca.
Cerrados como Locke los ojos a esta posibilidad, David
Hume (1711-1776) apuntó que la causalidad eficiente no proporciona ninguna
impresión sensoria. Hume no podía saber que, más de siglo y medio después, los
aportes de Max Planck en 1900 llevarían a explicar por qué eso ocurre (la razón
es que la causación física es discreta o cuántica, de modo que al enactuar el
cambio que causa ella se gasta toda y nada queda para también causar, adicionalmente,
una impresión sensoria de la acción causal misma). Pero Hume además declaró que
la causación eficiente tampoco proporciona una impresión sensoria cuando el
agente que obra causalmente es el mismo sujeto. Esa descripción académica, sin
genuina causación eficiente ni extramental (en el hiato hilozoico) ni
intramental (semoviencia), fundamentó la reducción de los psiquismos a sus
contenidos mentales ("mentes"); estas con el tiempo serían así
presentadas como puramente fenomenales y la vida, pues, como mero sueño, sea
este un sueño privado (subjetivismos) o el de un Lógos eterno que se sueña en nosotros
(subjetivismos-transcendentalismos, como en el Idealismo alemán).
La denegación humeana de la causación eficiente resultó de
importancia en la Ilustración, con la controversia contra naciones cuyo poderío
político se beneficiaba con ciertas creencias religiosas de su pueblo
dependientes de la efectividad de la causación (por ejemplo, la capacidad
intrínseca del pecado para atraer castigo en una existencia postmortal,
asociada a la palabra "alma" cuyo denotado, por ello, pasó a ser
substituído por el citado concepto de "mente"). Pero hacia 1821 Maine
de Biran inició una reacción crítica, mostrando, contra lo que Hume había
aseverado, que la causación eficiente en realidad brinda impresiones cuando el
agente causal es el mismo sujeto observador. Con ello, ya no pareció más
obligatorio describir los psiquismos como meras mentes o colecciones de contenidos mentales, asunto filosófico que
ya por entonces era de relevancia política para la construcción de poder en las
clases ilustradas.
Haciendo aquí a un lado esta conexión política que ocupó y
ocupa la mayor parte de estos estudios, señalemos que la investigación neutral
y científica del tema se benefició con el concepto de Christofredo Jakob de
"entonaciones subjetivas". Tal designación, como sabemos, se aplica a
las sensaciones, pero, si estas entonan algo, entonces lo que está siendo
entonado difiere de sus entonaciones. Esta perspectiva de los psiquismos como
algo diferente de sus contenidos mentales evolucionó, ante todo en discípulos
de Jakob, como la mencionada noción de cadacualtez. Mientras tanto, la
perspectiva Locke-Hume engendraba una línea de neurociencia teórica que no
admite que cada mente y su particular
cuerpo puedan intrinsecamente constituir una unidad juntamente con y aparte de
sus interacciones causales; a su vez estas interacciones, en tanto la mente es
también considerada epifenomenal, se reducen a la influencia corporal sobre las
experiencias o estados de la mente. (En una historia paralela, conectada con la
lucha contra el tiempo de algunas culturas que no ha de detallarse aquí, las
mentes son a veces creídas incapaces de poner en la realidad actos causales en
base a modificaciones internas auto-iniciadas. Eso postula que los observadores
en la naturaleza son del todo epifenomenales, o sea incapaces de introducir
perturbaciones y aun menos de inaugurar series causales absolutas, ideología
que asimismo halla empleo político.) En consecuencia, las conexiones de una
mente con el cuerpo extramental en el cual se encuentra a sí mismo el psiquismo
que internamente se diferencia también a sí mismo formando dicha mente, son
creídas de naturaleza exclusivamente causal-eficiente, similar a la energía provista
a un artefacto electrodoméstico para que funcione – cuadrando magníficamente
con el ya citado "plugging in".
Tal perspectiva implica que los psiquismos (que esa
perspectiva reduce a sus mentes o diferenciaciones internas) - y el núcleo
íntimo de la gente, pues - son nada más que los contenidos mentales que pueden
ser causalmente generados por sus respectivos cerebros. La sentiencia (la
entonabilidad de las mentes), la
semoviencia (la capacidad de las mentes
de inaugurar acciones causales eficientes en base a fuerzas internas) y la
circunstanciación (el hallarse cada mente
a sí misma en no otro cuerpo) son de tal modo presentadas como altamente
problemáticas y su investigación es usualmente relegada. Al contrario procede
la tradición neurobiológica argentino-germana. Su perspectiva, del enlace
psicofísico causal-eficiente que forma una parte (pero no la totalidad) del
nexo psicofísico que vincula cada psiquismo con el organismo donde eclosiona,
es aun poco conocida fuera de la región, aunque sus conceptos están hace tiempo
integrados en programas curriculares argentinos de instituciones estatales y
privadas.
BIBLIOGRAFÍA (actualizada):
Mariela Szirko, Effects of Relativistic
Motions in the Brain and Their Physiological Relevance. Electroneurobiología 2003; 11 (2), pp. 14-65.
URL
http://electroneubio.secyt.gov.ar/EffectsCastellano.htm
Puede leerse también como capítulo en Helmut
Wautischer, ed., Ontology of Consciousness:
Percipient Action, A Bradford Book, The MIT
Press, Cambridge, Mass., 2007.
Mariela Szirko, La inserción del
psiquismo en el arco sensoriomotor: a treinta años de la patente británica UK
1582301. Electroneurobiología 2006; 14 (2), pp. 36-42
Mario Crocco, On Minds' Localization. Electroneurobiología 2004; 12 (3), pp. 244-257. URL http://cogprints.org/4662/
Triarhou,
Lazaros C. y del Cerro, Manuel (2006), Semicentennial
Tribute to the Ingenious Neurobiologist Christfried Jakob (1866–1956) - 1: Works from Germany
and the First Argentina Period, 1891–1913. European
Neurology 56. 176-188. Para
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Triarhou,
Lazaros C. y del Cerro, Manuel (2006), Semicentennial
Tribute to the Ingenious Neurobiologist Christfried Jakob (1866–1956) - 2: Publications from
the Second Argentina Period, 1913–1949. European
Neurology 56, 189-198.
Para obtener el "download-link" gratuito, elegir
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siguiente.
Christofredo JAKOB
Elementos de Neurobiología
(texto completo de la Introducción y los dos primeros capítulos)
Primera
parte
NEUROBIOLOGÍA
GENERAL
Folia Neurobiológica Argentina 1
(1941), 1-213 (Introd., Cap. y Cap. 2: pp. 1-40)
Las secciones en color se encuentran más abajo en ESTA misma
página (agregado en 1996).
Prefacio
Índice
de Materias de los Atlas I, II y III [y de los volúmenes posteriores de la
Folia hasta 1996]
Introducción
1. Historia
del Desarrollo de los Problemas Neurobiológicos
2. Orígenes
del Dinamismo Neurovital
3. Evolución y
Filoontogenia de las Funciones Neurodinámicas
4. Integración
Neuropsicodinámica
5. La Organización
de las Funciones Conmemorativas
6. Filogenia de las
Kinesias
7. Introducción a
la Función Psicogenética de la Corteza Cerebral
8. El Problema de
las Entonaciones Psicodinámicas hacia su Intelectualización
9. El Problema de
la Herencia Neuropsicodinámica
10.
Elementos de Neuropsicopatología
Obras del Autor
de Índole Neurobiológica
Registro
Alfabético
Registro de
Abreviaturas
PREFACIO
Después de haber presentado la primera parte de nuestra
documentación neurobiológica en los tres atlas publicados que contienen, el
primero la morfología sistemática y la anatomía topográfica del cerebro humano,
el segundo su anatomía patológica en relación con la clínica y el tercero la
filogenia y ontogenia cerebral animal y humana, podemos entrar a tratar, ahora,
en este primer tomo de texto de la Folia, los principios generales de la
Neurobiología, utilizando el extenso material, de elaboración original,
reproducido objetivamente en aquellos atlas.
Basándonos en nuestras investigaciones personales,
realizadas durante mas de cuarenta años en varios institutos científicos
argentinos, acompañados de amigos y discípulos, hemos llevado a efecto nuestra
obra con un riquísimo material, normal y patológico, humano y animal procedente
casi exclusivamente de clínicas neuropsiquiátricos y laboratorios biológicos
argentinos, especialmente de Buenos Aires y La Plata, ante todo en el
Laboratorio del Hospital Nacional de Alienadas de la Capital. Por eso, ha sido
desde un principio nuestra intención utilizar también, precisamente, en
vastísima escala, la fauna argentina para la documentación filogenética, por lo
que creemos justificado debidamente el título elegido para nuestra Folia.
Si en los atlas se imponía la reproducción fotográfica por
su valor e interés científico, en los textos se han de utilizar esquemas, de
innegable valor didáctico cuando han sido construidos -pues ese carácter
siempre tienen- con sobriedad, sobre hechos reales y no con la fantasía de
autores insuficientemente informados.
Este primer tomo
representa, en el fondo, la segunda edición de "Elementos de
Neurobiología" -La Plata, 1923-, agotado hace tiempo y que, sintetizando
mi curso de neurobiología en la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires, aparece ahora perfeccionado y transformado, como
publicación del Instituto de Biología de la misma, según los necesidades de
esta obra. Su contenido está dedicado a la enseñanza universitaria de la
medicina humana y veterinaria, como igualmente de la psicología, pedagogía y
filosofía. Estas son ramas científicas donde la neurobiología moderna forma la
base de la enseñanza de "humanidades" en su sentido más vasto,
aspirando así a una enseñanza objetiva y natural respecto de la productividad
del cerebro humano y animal, en estado normal y patológico, en el niño y en el
adulto, libre de todo doctrinarismo sectario, como una fuente primordial de la
cultura humana y del bienestar futuro del hombre.
La neurobiología, interpretando debidamente los hechos
estructuro-funcionales averiguados hasta ahora por los métodos de investigación
científica, sostiene la siguiente posición heurística:
1o Afirma que no existe en realidad ni fenómeno
sensitivo, ni motor aislado alguno, sino siempre reacciones totales
sensomotoras con entonaciones variables según su jerarquía, desde lo
inconsciente hasta lo consciente: base para una futura psicología orgánica.
2 o Rechaza tanta el dominio excesivo del politropismo e hiperpragmatismo mecanista de la escuela norteamericana como el polirreflejismo de la escuela rusa, afirmando, en contra, la posibilidad de producciones neurovitales superiores individualizantes y libres dentro de ciertos límites en las funciones corticales: base para una ética orgánica futura.
3 o Sostiene el carácter autónomo del
neurodinamismo general basado en la energética creadora del neuropsiquismo
humano en correlación natural con la energética cósmica: base para una
filosofía futura orgánica.
4 o Guiada por esas premisas, enfoca la
neurobiología una futura solución del problema biopsíquico en forma
filoontofisiogenética como resultado de una maduración neuropsicodinámica
natural, aspirando así a poder interpretar finalmente el dualismo entre cosmos
y bios por un lado, y bios y psique por otro, como sólo aparente.
5 o La encauzación de tal proceso
fisiogenético evolutivo, la busca nuestra neurobiología, en primer lugar, en
factores endógenos germinativos latentes (principio del "exceso
orgánico"), pues los factores exógenos: "función adaptativa" y
"selección", son impotentes sin tal "preformación"
potencial.
A continuación seguirá el índice de materias tratadas en los
tres tomos de Atlas de la FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA, presentando la documentación
objetiva para el primer tomo de texto de la NEUROBIOLOGÍA GENERAL.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Atlas I - El cerebro humano.
Su anatomía sistemática y
topográfica
(Con 154 láminas y 175 figuras de
texto)
Índice de materias:
Introducción.
Generalidades.
Configuración morfológica.
Nervios cerebrales.
Los hemisferios
Radiaciones hemisféricas
Ganglios basales y diencefálicos
Mesencéfalo. Rhomboencéfalo.
Circulación
Sistemas de conducción.
Sistemas de asociación.
Topografía cerebrocraneana
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Atlas II - El cerebro humano.
Su anatomía patológica en relación
con la clínica.
(Con 174 láminas y 350 figuras de
texto)
Índice de materias:
A. Parte general.
Introducción
Autopsia del cerebro
Clasificación.
Patogenia
Localización
Hemorragias
Parásitos
Meningoencefalitis
Reblandecimientos
Encefalitis
primitivas
Sindromes
focales anatomopatológicos
Sindromes
focales fisiopatológicos
B. Parte especial
Disgenesias.
Neoplasias.
Traumatismos.
Alteraciones vasculares
C. Historia de la anatomía
patológica del cerebro.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Atlas III - El cerebro humano.
Su ontogenia y filogenia
(Con 154 láminas y 501 figuras de
texto)
Índice
de materias:
Prefacio
Filogenia
comparada
A.
Neurobiología comparada general
Avertebrados.
Vertebrados.
Anfioxus.
Ciclóstomos.
Selacios.
Teleósteos.
Dipnoicos.
Batracios.
Reptiles.
Aves.
Mamíferos.
B.
Filogenia sistemática
Sistemas
espinales.
Sistemas
bulbares.
Sistemas
cerebelosos.
Sistemas
mesencefálicos.
Sistemas
diencefálicos.
Sistemas
hemisféricos cerebrales.
Sistematización
neuronal.
C.
Ontogenia cerebral
a)
Parte general.
Histogénesis
b)
Parte especial.
Bulbo.
Cerebelo.
Protuberancia.
Mesencéfalo.
Diencéfalo.
Telencéfalo.
c) Historia resumida de la
filoontogenia cerebral.
Nota:
durante las décadas de 1960 y 1970 las investigaciones de esta tradición
neurobiológica se publicaron en modo ocasional, como separatas o libros de
pequeña tirada, o en las revistas Neuropsiquiatría, La Semana Médica y
otras. Falta aun reunirlas para ofrecer un panorama más completo de sus
contribuciones, incluyendo además los aportes a la psicofísica y neurobiología
de Braulio Moyano, José T. Borda, José Ingenieros, Alicia Moreau, Raúl
Garabelli, Mariano Celaya, Fernando Orioli, Diego Outes, J. C. Goldar y otros.
Una sinopsis se halla en los Volúmenes IX y X.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen I – Jakob, Elementos de Neurobiología (1923) - Segunda edición, Neurobiología general (1941), 213 pp y 140
figuras. [El texto del prólogo y los dos capítulos iniciales se ofrece en esta página de red .]
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen II – Jakob, El Pichiciego:
estudios neurobiológicos de un mamífero misterioso de la Argentina (1943), 105
pp y 130 figuras.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen III – Jakob, El Lóbulo
Frontal y el origen del Neocórtex (1944) y 115 figuras
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen IV – Jakob, El Yacaré (Caiman
latirostris) y el Origen del Neocórtex (1945), 132 pp. y 124 figuras.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen V - Jakob, Documenta
Biofilosófica: Biología y Filosofía; (1) aspectos de sus divergencias y
concomitancias (1946), 56 pp y 24 figuras; (2) Ensayo de Psicogenia
Orgánica (inédito)
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen VI - Crocco, Struggling
Against Time, y Apéndices: “El nuevo concepto del órgano cerebral” y
“Comment l’hylozoïsme scientifique contemporain aborde-t-il la sélection
naturelle du parenchyme neurocognitif?” (1988), 120 pp. y 10 figuras.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen VII - Crocco, Futuro de
aportes olvidados: prioridades mundiales ignoradas de la neuronatomía
rioplatense marcan el rumbo de la ciencia del órgano cerebral; e Identidad
personal y otros trabajos; Garabelli (bajo la dirección de Chr. Jakob:
primera edición 1946), Bases biológicas de la función volitiva (1989),
609 pp. y 98 figuras.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen VIII - Crocco, ¿Cómo el
tejido neurocognitivo genera fenómenos psicológicos? (1984, segunda edición
1990), 273 pp. y 28 figuras.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen IX - Ávila and Crocco, Disponer: la adjudicación de aptitudes neurobiológicas
a existencialidades en la naturaleza (1991), 465 pp.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen X - Ávila and Crocco, Sensing:
A New Fundamental Action of Nature
(1996), 982 pp. y 6 figuras.
Introducción
Así como la biología moderna no
es, en absoluto, una simple reunión de zoología y botánica con capítulos separados
de anatomía o fisiología, sino que estudia, en la íntima reunión de aquellos,
la correlación morfofuncional como base para la deducción de las leyes
generales vitales, donde formas y funciones son una inseparable unidad como
causa y efecto recíproco, tampoco la neurobiología -bien definida- no es sólo
anatomía y fisiología nerviosas, sino que representa, por encima de esas ramas
analíticas y descriptivas, un contenido sintetizante de estructuras y
funciones, macro y microscópicas, normales y patológicas, en estado de
desarrollo y de maduración.
Y por los mismos conceptos no se
pueden separar en su estudio, tampoco, procesos fisiológicos y psicológicos,
porque ambos son de una naturaleza biológicamente inseparable, resultando así
imposible establecer límites entre ellos, si es que observamos los fenómenos
neuropsíquicos con criterio objetivo y no preocupados por teorías metafísicas.
Estimamos que, precisamente, la separación dualista en las dos esferas
divergentes ha sido el más grande error de los siglos pasados y afirmamos para
nuestro siglo el de las tendencias monísticas, que establecen las reales
condiciones correlativas y naturales, válidas para ambos "mundos",
sintetizándolos en uno solo realmente valedero.
La tendencia de la neurobiología
tendrá que ser, entonces, la de mostrar cómo, del dinamismo vital elemental,
por diferenciación evolutiva nació el proceso regulador neurovital y como éste,
sucesivamente, ha sido perfeccionado en etapas ascendentes de dinamización uni-
hasta multi-condicionada, desde las más sencillas organizaciones plasmáticas
hasta las más complejas elaboraciones cerebrales. Deberá, entonces, la
neurobiología establecer el contacto entre la "plasmopsique"
de los unicelulares con la "organopsique" de los
pluricelulares, así como entre la "arquipsique" culmina en la
"psique noetikeé" humana, como ya lo enunciaba hace más de
2.000 años el gran estagirita.
No escapará a nadie que tal obra
en la actualidad se puede elaborar sólo en forma fragmentaria, pero también un
"torso" ya debe mostrar los relieves de la obra artística perfecta
cuya realización progresiva recién esperamos del futuro. Hacemos nuestra la
célebre pregunta kantiana -¿quién intentará poner límites al intelecto humano?-
cuyo órgano, el cerebro, nos ha sido entregado y encargado precisamente para
esa misión por la naturaleza divina de la creación.
CAPITULO I
Historia del desarrollo de los problemas
neurobiológicos
(Figs. 1 -
16)
Los conceptos neurobiológicos actuales
nacieron, naturalmente, de nociones biológicas primitivas del hombre. Podemos
aceptar que el hombre prehistórico se separó definitivamente de las demás
especies de organismos, recién cuando se libró intelectualmente de la
esclavitud instintiva, obligatoria, para todos los animales según su
organización genérica. Y éso se pudo manifestar recién cuando su vida social le
permitió crear, en su lenguaje, el medio de comunicación que forjaba su
pensamiento, reforzando su poder activo y personal, progresivo, de orientación
e intervención; a tal grado, que llegó a estar capacitado para comprenderse
superior en existencia y derechos a los demás animales, más o menos semejantes
o diferentes de él. Recién entonces, sintiéndose diferente, superior a
aquellos, le podía nacer la idea de buscar la causa de aquella diferencia que
no podía hallar en el exterior, dada su gran semejanza de la organización
física externa con los mamíferos superiores, sino más bien en esos
"poderes centrales" que, como el "ánima" o el "soplo
divino”, sentía en su interior y que en todas las nociones mitológicas y
religiones primitivas aparece expresando la superioridad del hombre.
Sin renunciar por esto a la
ingenua noción del parentesco con los animales (piénsese en su vida
comunicativa con el perro y el caballo, en sus creencias totemísticas, en la
trasmigración de las almas en la India, en las momias humanas y animales en
Egipto, etc.) debía encontrar la diferencia esencial en sus "fuerzas
dirigentes intelectuales", y si su imaginación debía dotar a todo el mundo
orgánico con un principio vital común que manejaba lo exterior, como un
"organismo interior" (organomorfismo primitivo), en su propia alma se
lo imaginaba antropomórficamente como un principio superior, sublimación natural
del otro, primitivo vital.
Esto lo vemos manifestarse
claramente en la historia de la filosofía griega, pues los hilozoístas
atribuían hasta a lo anorgánico principios iguales, dado que, todo estaría
formado por la misma substancia "hyle" (monismo primitivo). Las
escuelas posteriores ya separaban lo anorgánico, de lo orgánico (Empédocles,
Demócrito).
Figura 1
En la física platónica se
distinguen dos principios del alma: lo irracional y lo racional, aquél es
mortal y común a todos los seres vivos; éste es inmortal, y reservado al hombre
(concepto dualista). Recién en la filosofía aristotélica llegamos a un concepto
más claro y duradero y también más científico; lo anorgánico, según ella, sólo
posee "entelequia exterior", en lo orgánico en cambio actúa una
"entelequia interna" (= psique) y ésta se perfecciona
gradualmente desde una nutritiva, que es la de planta, a una sensomotora de los
animales, a la cual se agrega la "razonante" en el hombre (el
"nous").
Se reconoce, entonces, un
parentesco íntimo entre todos los organismos sin excluir la posibilidad de una
evolución dinámica en forma de un principio superior genético (monismo
energético), si bien la idea genética no se pudo concebir en la antigüedad sino
en la forma antropomórfica divina.
Figura 2
Ningún otro concepto filosófico ha
podido agregar ideas nuevas respecto a la interpretación de los fenómenos
vitales. Todos los sistemas posteriores, hasta nuestros tiempos, se mueven
dentro del monismo y del dualismo; es que ningún "pensar puro" es
capaz de resolver esos problemas y sólo los métodos científicos, empíricamente
orientados sobre la observación, la descripción, la experimentación y la
interpretación progresivamente purificada, se podrán acercar al problema. Es
así que desde la edad antigua se viene estudiando primero la morfología
exterior del sistema nervioso sin poder reconocer todavía su estructura y muy
poco de sus funciones.
Alcmeón (400 a. C.) es el primero
que, metódicamente, examina el cerebro humano; Herófilo y Erasístrato (200 a.
C.) reconocen sus circunvoluciones (¡dícese que en esclavos vivos! ... pero por
lo mismo que describen sabemos que ello no ha sido así); Galeno (120 p. C.)
reúne descriptivamente y sin mayor critica todo lo conocido, también con todos
sus errores, pero recién en la edad media con A. Vesalio (1543) comienza el
estudio macroscópico del trayecto de los haces blancos centrales y Fr. Sylvius
(1641) vislumbra la posibilidad de que en la substancia gris se "filtrasen
las espíritus" de la sangre (teoría de la función glandular cortical) para
pasar a través de las fibras hacia la periferia. (*)
---------------------
(*) Véase los detalles históricos
de la anatomía cerebral en la "Folia Neurobiológica Argentina" Atlas
1, pág. 316.
---------------------
Figura 3
Willis, Vieussens y Burdach
completan la morfología interior, pero no les era posible un concepto realmente
biológico funcional, por faltar totalmente el conocimiento estructural
verdadero. A ese período "macroscópico" sigue, pues, el microscópico
iniciado en el siglo pasado, que recién ha de preparar un análisis
neurobiológico verdadero.
Con Leeuwenhoeck empiezan las
técnicas microscópicas que evidencian células y fibras nerviosas, elementos
estudiados por Ehrenberg, Remak, Deiters, Meynert, etc. Estas noticias fueron
perfeccionadas con las técnicas modernas por Gerlach, Golgi, Kölliker, Nissl y
Ramón y Cajal y sus escuelas, hasta fin del siglo pasado.
Poco a poco se pasó también del
estudio de la organización morfológica y estructural, a la funcional.
Figura 4
Si bien ya en los tiempos de
Galeno se distinguían nervios periféricos sensitivos y motores (*),
---------------------
(*) Al principio se confundían todavía tendones y nervios (neurón)
por su semejanza macroscópica.
---------------------
recién en la edad media se
reconoció claramente la función motora de la contracción muscular y sus nervios
excitantes [Steno (1644) y Borelli], y recién A. v. Haller (1753) definió más
claramente los dos fenómenos fundamentales plasmáticos, de irritabilidad contráctil
y sensibilidad estimulante, como dos procesos separados, si bien consecutivos,
ambos derivados de la "fuerza vital". Pero en cuanto a las funciones
del órgano central, cerebromedular, persistía la más completa ignorancia.
Recién en los albores del siglo
pasado tuvieron lugar los experimentos de Ch. Bell (1825), muy discutidos al
principio, pero más tarde confirmados por Magendie (1840), que abrieron los
horizontes con la demostración de que las raíces posteriores espinales eran de
función sensitiva y las anteriores de función motora. De esa comprobación parte
la fisiología de la médula espinal y así, ya en 1830, M. Hall creaba la primera
teoría de los reflejos. En el bulbo de animales encontraron Flourens (1824) el
centro respiratorio y Cl. Bernard (1849) la "picadura diabética".
Pero la substancia gris cortical resultó inaccesible para los experimentadores
de entonces, que se valían de estímulos mecánicos,
Figura 5
quienes por eso la consideraban
como insensible e inexcitable (argumentos de Aristóteles). Esto cambió cuando
se utilizó la corriente galvánica que, como ya su descubridor Galvani (1789)
había demostrado, producía contracciones al ser aplicada a los músculos de la
rana.
Fue Duchenne (1850) el creador de
la experimentación electrorreactiva en músculos y nervios del hombre
("anatomía viva" llamaba él a sus estudios fundamentales para el
futuro electrodiagnóstico).
Al mismo tiempo se iniciaban
investigaciones sistemáticas en la fisiología de la visión, con F. Müller desde
1830, su discípulo Hering sobre los movimientos oculares y E. Weber sobre el
sentido de la localización táctil (1860). Dubois Reymond (1850) estudió las
leyes de la corriente neuromuscular; Pflüger (1859) se ocupó del
"electrotono muscular" y completó las "leyes del reflejo".
Helmholtz (1851) inventó el "espejo ocular" y estableció la velocidad
de la corriente nerviosa en 33,9 m por segundo (*)
---------------------
(*) Hoy sabemos que en los
mamíferos y en el hombre ella llega a 120-140 msg.
---------------------
y Goltz encontró en esos tiempos
la función estática del equilibrio en los canalículos semicirculares del
laberinto. El estudio del sistema simpático se inició con Bidder (1860).
Figura 6
Así como la fisiología
experimental, en la primera mitad del siglo pasado, creaba la neurofísica para
los órganos de los sentidos, hacia la función del sistema central penetró,
inauguralmente, la patología humana: así, observaciones clínicas y
anatomopatológicas combinadas fueron las llamadas para el avance definitivo
hacia el conocimiento de las funciones cerebrales superiores y supremas.
Llegamos de esta manera al período de las "localizaciones cerebrales, cuyo
estudio dominaba en neurobiología en la segunda mitad del siglo XIX, utilizando
el "método fisiopatológico" al que debemos el avance más importante
en la neuropsicología orgánica humana.
Figura 7
Como neuropsicología
orgánica designamos las investigaciones de los fenómenos nerviosos y
psíquicos a la vez, como ciencia natural, en su correlación con los órganos
centrales cerebroespinales en contra de la antigua psicología
"clásica" puramente descriptiva; aquélla empieza con los estudios
experimentales de Herbart y Wundt, como fisiología psicométrica, y avanza,
guiada por la "psicopatología", hacia las funciones cerebrales y su
integración progresiva.
Hay que agregar, sin
embargo, que ya antes de los resultados anatomoclínicos, otro método, el de la
morfología "comparada", es decir, el estudio del desarrollo progresivo
cerebral en comparación con el de las funciones superiores mentales en la serie
de los animales desde los roedores a los ungulados, carnívoros y monos, había
adelantado ya la noción de que ese desarrollo estaba esencialmente ligado a la
organización creciente de los hemisferios cerebrales y especialmente al de sus
circunvoluciones (asiento de la "corteza cerebral"), que como
"sustancia gris" ya desde Willis se consideraba por adelantado como
órgano productor de “energías”, o capacidades, neuropsíquicas. Guiado por ese
método, expresó Gall, a principios del siglo pasado, la clara formulación de
una localización de las funciones intelectuales en esa corteza gris
hemisférica, si bien, respecto a la precisa localización, en su
"frenología" llegó a especulaciones insostenibles (Figura. 7). Sus
ideas, presentadas a la Academia Francesa, encontraron fuerte oposición, por
razones políticas (Napoleón las clasificó de "rêveries germaniques",
que había que combatir) y, en Viena, por razones religiosas del clero
hiperortodoxo de entonces (*).
---------------------
(*)La estúpida intolerancia
política o religiosa sólo logró pasajeramente dominar las ideas de la libre
investigación científica del espíritu humano, el que, a la larga, siempre se
impuso victoriosamente en su derecho de buscar la verdad por el mismo camino
legal. Es interesante leer lo que al respecto decía Gall (Fonctions du
cerveau, 1805): "Si Napoleón --escribía
Gall-- quisiera destruir la inclinación
al realismo científico, debería emplear trescientas mil bayonetas y otros
tantos cañones para hacer a las funciones del alma absolutamente independientes
del organismo". Y más adelante agregaba: "Pero la sangre circula a
pesar de la “sabia” oposición de Gassendi, la tierra gira a pesar del anatema
del Papa; los animales no son más solamente autómatas a pesar de las decisiones
de Descartes de la Sorbona; y, al igual, la anatomía y la fisiología del
cerebro del doctor alemán (Gall) subsisten y subsistirán a pesar de los
esfuerzos de Napoleón y de sus imitadores en su numerosa tropa auxiliar".
(No le faltó el coraje de la
convicción a nuestro ilustre colega)
---------------------
A continuación el fisiólogo
Flourens (1824), por el método experimental de la ablación sucesiva de la
corteza, intentó demostrar la inexistencia de tales localizaciones detalladas,
sin llegar por supuesto a la relación entre corteza y su intelecto en
totalidad. Él demostró que esas facultades se perdían en forma progresiva,
paralelamente al total de las pérdidas corticales. Pero hoy sabemos que
Flourens se equivocó, principalmente por haber experimentado en mamíferos
inferiores (roedores, carnívoros) donde, a pesar de no faltar, la
diferenciación localizadora estructuro‑funcional es menos marcada.
La primera comprobación de una
localización determinada de funciones psíquicas, salió, por eso, recién de la
patología humana.
Ya en los tiempos de Flourens, los
clínicos (Bouillaud, 1830; M. Dax, 1836 y otros) observaron que lesiones de la
región frontal del cerebro humano, especialmente del lado izquierdo, alteraban
la producción del lenguaje; pero recién en 1863 pudo brindar P. Broca la
primera comprobación aproximada del hecho, mostrando la relación de la porción
posterior de la tercera circunvolución frontal izquierda con esa función mental.
Empezó a continuación un período fecundo de análogos hallazgos. Wernicke
demostró anátomoclínicamente, en 1881, que nuestro lenguaje presentaba dos
aspectos esenciales, uno de comprensión auditiva (fase sensitiva gnósica) y
otra de producción articulada (fase motora práxica). La primera función residía
en la porción posterior temporal (I y II temporal izquierda); en cambio, el
"centro de Broca" estaba junto a la zona vecina central (opercular),
relacionado con el "lenguaje motor" (praxis verbal).
Figura 10
Entre tanto, se presentaban
también hechos conducentes a admitir localizaciones motoras y sensoriales en
otras zonas. H. Jackson había creado en 1861 el concepto de la "epilepsia
parcial", como producto de excitación patológica de ciertas regiones centrales
de los hemisferios del hombre; y, en 1870, Fritsch y Hitzig localizaron
experimentalmente ese sitio en animales, en la corteza motora del perro
(central anterior del hombre). Goltz, en forma análoga, localizó
definitivamente (1876) el "centro de la visión" en el lóbulo
occipital y Munk (1877) el de la audición en el temporal.
Con esas conquistas
psicofisiológicas, en lo esencial exactas aunque, naturalmente, deficientes
todavía en múltiples aspectos, quedó establecida en forma definitiva la
diferencia funcional regional de la corteza para determinadas elaboraciones
individualmente adquiridas, sensomotoras, conmemorativas y, por consiguiente,
psíquicas.
Figura 11
Sin embargo, era necesario un
largo camino para comprobar la analogía entre la fisiopatología animal y
humana, dadas las particularidades biológicas en la organización ascendente
desde los mamíferos inferiores hasta los primates y el hombre. Desde entonces
se evidenciaron también en el encéfalo humano, las distintas "zonas"
encargadas de elaborar y re-imaginar los "recuerdos" ligados a la
orientación en función de nuestros sentidos y la intervención, en función de
nuestra musculatura, de la experiencia creciente del individuo en cuanto al
ambiente y al introyente (captación de los propios estados y disposiciones),
que hoy conocemos como gnosias (orientación) y praxias (intervención)
corticales y a las cuales, en el hombre, se agregaron como tercera función
cortical la elaboración comunicativa, las "simbolias".
La neurobiología moderna substituye
así, con realidades funcionales sensomotoras, los antiguos conceptos dualistas
de la fisiología (*) que separaba "sensibilidad y motilidad" como dos
funciones distintas, lo que en realidad no es admisible sino en teoría, pero no
de hecho.
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(*) Veremos más adelante que en el
fondo cada elemento nervioso inferior o superior ejerce a la vez ambas
funciones: recibe y emite estímulos, es "sensomotor" por
consiguiente.
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Figura 12
Esas conquistas de la
neurobiología tenían que influir finalmente en las doctrinas psicológicas. Así
Fechner (de la escuela de Weber) estableció en 1860 un primer ensayo en su
"psicofísica" y Wundt creó, en 1875, el primer instituto de
psicología experimental, publicando su "Análisis elemental de la
psique" donde aplicó principios orgánicos también para los complejos
fenómenos psíquicos.
Ziehen propuso en 1898 una
"psicología asociativa", edición modernizada de los pasados períodos
filosóficos en Inglaterra y Francia. Preyer analizó la psicogénesis natural
infantil y Köhler llegó, con su teoría de la "configuración" (en
alemán Gestalt), a una creciente armonía en los postulados actuales
histofisiológicos con respecto a la real función cortical (*), creadora de
nuestros contenidos psíquicos, si bien el problema
"focalización-totalización" está lejos de ser aclarado en todos sus
aspectos.
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Ver: Chr. Jakob. - La psicología
de Descartes. Anales de la Facultad de Humanidades de La Plata, 1938.
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En el fondo, en todos esos
esfuerzos, se trata sólo de ensayos más o menos felices, porque el
reconocimiento de la realidad psicogenética y psicodinámica, orgánicamente
interpretada, es muchísimo más complicado de lo que antes y actualmente podemos
imaginarnos.
Los siguientes capítulos nos
orientarán sobre los principios esenciales neurobiológicos así como los
problemas técnicos de investigación que se nos presentan actualmente respecto
de la posibilidad de una futura solución, siempre más satisfactoria.
CAPITULO II
Orígenes del dinamismo neurovital
(Figs. 17 -- 23)
Si hoy aceptarnos una plasmogonía
natural -ninguna otra hipótesis es para nosotros científicamente posible-,
queda determinada, también, la del origen natural del neuroplasma, diferenciación
superior del protoplasma.
[Nuestra tradición, especialmente en el período
posterior al fallecimiento del Prof. Jakob, viene enfatizando que la funcionalización
evolutiva de los psiquismos --para entropizar al máximo el albedo planetario:
esa maximización es la que impulsa la plasmogonía, la que al instrumentar la
producción diferencial de contenidos mentales, algunos de ellos impulsantes y
alicientes (= emociones, cuya presencia actualiza tendencias conductuales generales),
logra superar los límites de las máquinas de Turing y, así, colonizar nichos que
exigen de los animales un comportamiento improgramable de antemano-- es acorde con la funcionalización de esa evolución astrofísico-biológica
para maximizar méritos y deméritos, los que no tienen otro modo de insertarse
en la naturaleza ya que la libertad, en tanto causación, no es simulable y, en
consecuencia, la valoración de valores sólo puede obtenerse en finitudes libres
asumiendo el riesgo de la incoerción de éstas, es decir bajo un desarrollo nómico
(“leyes naturales” generales) que admita fracasos axiológicos. Nota de M. S.]
Ambos elementos se deben haber
originado al mismo tiempo, puesto que sin "poder regulador" no era
estable ningún protoplasma y el neuroplasma llena precisamente esa función que,
en frente del cambio continuo del ambiente, asegura el "equilibrio"
del organismo.
Eso ya nos lo enseña la fisiología
de los unicelulares, donde la función trófica elemental del protoplasma es
constantemente vigilada y controlada en todas sus fases y situaciones, según
los estímulos ambientes e introyentes, por un principio regulador, inherente al
mismo protoplasma; tales "estímulos" son en el fondo sólo
"intercambios de contestaciones" entre el mundo exterior e interior
de determinada intensidad: sin tales "intercambios", no se
necesitaría la función reguladora del "neuroplasma".
Si para el estudio científico
aceptamos un "mecanismo" protoplasmático, este "modelo
heurístico" es sólo una ficción, lícita cuando somos conscientes de su
"naturaleza abstracta" pues, en realidad, la función reguladora
neuroplasmática lo transforma, acto seguido, en "dinamismo", o sea en
un mecanismo con poder de autorregulación, por supuesto dentro de cierta
amplitud.
Como sin este requisito ningún ser protoplasmático
podría subsistir, se deduce que desde un principio la existencia de cualquier
organismo unicelular debía encerrar un sistema regulador, o sea un aparato
neuroplasmático elemental. La cuestión sobre las fases anteriores de tal
"creación natural” pertenece a la metabiología, de la que nos ocuparemos
en el último tomo de esa obra. Podemos en cambio emitir opiniones referentes a
su organización, que también vemos en los actuales unicelulares. Estos reciben
estímulos y elaboran reacciones; por consiguiente, estímulos transformados en
reacciones regulan aquí las funciones vegetativas: en las formas más
elementales de la vida vegetoanimal. En efecto, también en el mundo vegetal
existen idénticas regulaciones de nutrición, respiración, metabolismo,
crecimiento, reproducción, locomoción, protección mecánica, etc, que conocemos
como "plasmopsiquismo", en forma de tropismos, taxismos, vacuolas
contráctiles y circulatorias, etc.
Existe, entonces, en los unicelulares más inferiores
(amibas y algas) la función plasmorreguladora, en análoga forma, es decir como
poder del plasma común, tal como ocurre en el óvulo fecundado de cualquier
organismo pluricelular, el que sólo "virtualmente" encierra su futuro
"neuroplasma", regulando entonces sus primeras fases de vida
evolutiva (segmentación, gastrulación, etc.), sin intervención neurorreguladora
(*).
Si aquí trofoplasma y neuroplasma forman un solo
sistema, por el contrario, en los unicelulares superiores (infusorios,
flagelados, etc.) ya se nota un principio de diferenciación intraplasmática;
aparecen en el "ectoplasma" formaciones fibrilares y ciliares que, en
el interior, se insertan en corpúsculos basales (centríolos) y de los cuales se
extiende un intercambio regulador con el "endoplasma" celular.
Esta característica organización, ya deja prever el
sistema neurofibrilar futuro que observamos como aparato neuroplasmático
esencial en toda la evolución del sistema nervioso superior.
[Estas indicaciones, sobre las que el autor venía
insistiendo desde 1896, dieron su fruto en un largo trabajo investigativo
desarrollado tras su fallecimiento, durante los años 1964 a 1972, por sus
sucesores en esta tradición neurobiológica. Esa investigación permitió,
finalmente, descubrir la homología filética entre sistemas nerviosos y de
control ciliar; fue retrospectivamente sintetizada en el Volumen X de la Folia
Neurobiológica Argentina (1996), de cuya exposición copio aquí el segmento pertinente
del índice y números de página.
M. S.
Chapter
3. 2: Whereof Did Brain Functions Physically Come?....................... 849
3.2.1: Which Physiological Features
Ought Homology-Candidate Primitive Processes to Display?.................. 856
Note
on Systematics........................................................................................ 860
3.2.2: Ten General Stages Conserving Referencing by Interference Transients in the
Evolution of Integrative Functions
(Outer-Membrane Ciliation, Ciliated Syncitium, and Ciliated Epithelization,
Before
Subepithelization, Fibrilarization, Plexusification, Ganglionarization,
Neuropilarization, Corticalization And Neocorticalization)....................... 862
3.2.3: Mechanisms for Ciliary Control — Their Pressure Selection..................... 868
3.2.4: Mechanisms for Ciliary Control — Operation of Ciliary Sensomotricity.... 872
3.2.5: The Ciliary Stage in the Phylogeny of Intelligence
(Ciliary Devices as Effectors and as Object Configurators)...................... 876
3.2.5.1: Theoretical Framework....................................................................... 877
3.2.5.2:
Physical and Phyletic Priority of Ephapses over Synapses................... 884]
Desde los plexos neurofibrilares de los celenterados
hasta las redes neurofibrilares de las células piramidales de nuestra corteza
cerebral se extiende el dominio creciente del "plexo
neurofilamentoso" cuya característica parece consistir en una seriación
longitudinal "neuroplasmomolatar", o "neuroplasmo-molar",
en ordenación polarizada y a través de la cual, formando una cadena de cargas y
descargas sucesivas, se puede comunicar el estado de excitación periférica
hacia el interior y viceversa, porque, "carga y descarga" formarán,
después, en correlación, una "reacción nerviosa", una regulación del
equilibrio plasmocelular.
Sobre la intimidad de tales
procesos elementales neurofibrilares no estamos orientados todavía; sólo
hipotéticamente se podrá suponer que, como en todo proceso vital. se trata
esencialmente de un juego fermentativo encadenado y en el cual el efecto
analiticosintético, seriado, es acompañado de fases alternantes hidroelectrónicas
seriadas (enhidrólisis y exhidrótesis), en las cuales intervienen en forma
reactiva, si bien ignoramos los detalles bioquímicos, algunos cuerpos orgánicos
con cadenas aminoácidas que parecen actuar en ciertas fases.
Tal "corriente
neurovital" no es, entonces, de naturaleza eléctrica, pero sí está
acompañada, como todo proceso vital, de fenómenos electrotónicos.
Figura 17
Su velocidad en avertebrados es de
30 m. por segundo o poco más, alcanzando en mamíferos y en el hombre hasta
cerca de 150 m. Al problema de la organización intrafibrilar se agrega el no
menos importante "interfibrilar", o sea el del contacto central, o
fuera de sus unidades estructurales, con los elementos de otra (sinapsis), como
ocurre en los pluricelulares.
Aquí, en primer lugar, interesa
una cuestión: qué relación funcional existe entre las neurofibrillas que desde
las ramificaciones protoplasmáticas aferentes penetran a las células nerviosas
y las que formando el axón salen de ésta; como el número de las entrantes
parece muchísimo mayor que el de las salientes, debe ocurrir en el citoplasma
un proceso de transformación neurocoloidal que ignoramos todavía.
Si las neurofibrillas
endocelulares están aisladas entre sí o no, se ignora; dado su lecho común
citoplasmático, que las envuelve, sería perfectamente posible un contacto por
irradiación o inducción y lo mismo ha de pasar con las redes difusas que se
aceptan extracelularmente en los invertebrados; mientras que en los
vertebrados, desde los ciclóstomos, empieza este proceder orgánico-técnico
verdaderamente genial: el aislamiento sistemático de las vías de carga o descarga
ascendente o descendente, por la mielinización progresiva de los axones de los
sistemas somáticos, persistiendo las condiciones primitivas para los de los
simpáticos, hasta el hombre inclusive.
Figura 18
Es así posible una localización
exacta en los sistemas somáticos, mientras que la falta de aislamiento permite
la difusión, por contactos inter-axonales, en los víscerosimpáticos, donde una
excitación rigurosamente local no es útil.
La aparición filética, recién en
los vertebrados, de la mielinización axonal explica también la mielinogonia
tardía en la ontogénesis, que empieza hacia la segunda mitad del período fetal
para continuar, posiblemente durante toda la fase activa del organismo, en los
sistemas neoneuronales.
Pero en el sitio de la sinapsis,
donde un sistema termina y otro nace, es donde el impulso nervioso atraviesa un
"hiatus". Sobre esa zona de "contacto interneuronal"
existen varias opiniones (figs. 14 - 16).
La primera y más antigua es la de
una continuación directa de las neurofibrillas de un sistema neuronal al otro
acoplado, opinión que sólo se podrá sostener todavía para los plexos nerviosos
de los invertebrados (teoría de Golgi, Gerlach y Bethe); la otra, que sólo
admite una contigüidad entre terminaciones neurofibrillares, un contacto pasajero
entre esas últimas ramificaciones (teoría de Forel, Cajal, Waldeyer), es, según
parece, en la actualidad, la mejor fundada para los vertebrados, como también
para el hombre.
Figura 19
Pero sobre el proceso íntimo de
tal contacto que facilita la "sinapsis", es decir, el pasaje de la
excitación o sea de la corriente de un elemento al otro, no hay todavía
seguridad; porque tanto sobre la estructura de los últimos "aparatos
terminales" (plaquetas, botones, cestas, etc.), como sobre el modo de
actuar que podría existir entre plexo terminal y cuerpo celular, o entre dos
plexos (uno axonal y otro celular), o entre dos ramificaciones axonales
(veremos más adelante que los tres modos son posibles), en algunos casos no hay
posibilidad de dictaminar, por falta de técnicas suficientemente finas al
respecto.
Figura 20
Hay que agregar que el análisis
del proceso íntimo neuromolecular, si bien es seguramente de naturaleza
biofísicoquímica, igualmente escapa, todavía, a los métodos conocidos. Se
acepta para el pasaje de la excitación sináptica la intervención de substancias
químicas específicas, cuya liberación facilitaría tal pasaje (neurocolina,
adrenalina, etc.), así como se acepta también para el nervio motor y el músculo
excitado o entre célula epiteliosensorial y nervio sensitivo. Una analogía la
encontramos en la "sustancia visual" (púrpura, blanca) cuya
alteración, por los rayos luminosos, procede encauzando la excitación de los
neuroepitelios retinianos. El hecho de la sinapsis está asegurado, pero su dinámica
aún permanece como uno de los tantos problemas sin resolver (*).
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(*) Las hipótesis de contracciones
y elongaciones de los últimos aparatos del contacto (Duval), u otras, con
intervención de movimientos moleculares, de la neuroglía, se han rechazado hace
ya tiempo, como veremos más adelante.
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Figura 21
En favor del hecho señalado de un
proceso de "transformación neuroenergética" en los sitios de
contacto, ya sea extra- o intracelular, hablan, también, los estudios emprendidos
desde fines del siglo pasado respecto del "tiempo de reacción" en los
centros reflejos (arquineuronales) y superreflejos (especialmente
neoneuronales).
Se ha comprobado que el tiempo
para el primero, o sea para una "arquikinesia", varía aproximadamente
0,02 - 0,03 segundos (término medio, entonces, 0,025 segundos), ahora bien, el
camino recorrido exigiría, sin demorarse en los sitios de la sinapsis
fibrillo-celular, sólo 0,01 segundo. Así que la "reacción
transformadora" ocupa para sí, allí, 0,015 segundos; eso, en las
reacciones reflejas arquineuronales tomadas en general, pues existen
variaciones según la ubicación y, probablemente, la importancia biológica de
las diferentes reacciones.
Figura 22
Si ahora pasamos a reacciones
centrales, o sea a neokinesias corticales volitivas, observamos en primer lugar
que se alarga naturalmente la distancia, pero en mucho mayor grado el tiempo de
transformación sináptica. Frente a los 0,025 segundos de la arquikinesia
encontramos cifras que varían de 0,200 hasta 0,300 segundos (término medio
entonces: 0,250 segundos). Descontando la distancia mayor, se puede establecer,
para la transformación central o volitiva neokinésica, el tiempo de reacción de
0,110 a 0,120 segundos (término medio: 0,115 segundos).
Figura 23
De esto resultaría que la
operación neokinésica exige casi ocho veces más tiempo que la arquikinesia; he
aquí algo así como la "cuarta dimensión del pensamiento". El hecho de
que la realización "refleja" sea ocho veces más rápida que la del
"pensamiento" (*) se explica, naturalmente, por el mayor número de
"sinapsis intercalares" en este último, una vez eliminadas las
diferencias del recorrido.
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(*) Esta relación disminuye
progresivamente hasta la mitad de su importe a medida que la acción consciente
se transforma, secundariamente, en hábito automatizado.
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Pero existe otra pregunta todavía.
¿Qué es lo que se excita o lo que transita entre dos sistemas funcionalmente
acoplados? Para su discusión, hay que recordar que lo que el estimulo, ya sea
exterior o interior, evoca en los sistemas nerviosos periféricos aferentes
(sensitivos) no es absolutamente igual en su calidad intrínseca; pues, ya sea
un estímulo físico, ya uno químico, la corriente nerviosa provocada es invariablemente
una "reacción neurovital" sui generis, pero, eso sí, siempre
es la misma, "específica", para cada clase de estímulos.
En esta correlación
"constante" tiene el organismo la posibilidad de poder distinguir y
clasificar los estímulos por sus líneas entrantes así “etiquetadas”, y por
consiguiente reaccionar adecuadamente; más todavía, las condiciones especiales
y cronológicas, que notamos en la ubicación y seriación de los estímulos,
coinciden regularmente con esa organización neurovital, ya que debemos admitir
que, tanto objeto como sujeto, están sometidos a idénticas condiciones
naturales, espacio-temporales (*).
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(*) Se trata aquí de un problema
metafísico, del que recién más adelante nos hemos de ocupar (volumen III).
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Se comprueba, entonces, una
"correspondencia ordenada" entre ambas series periféricas, sin la
cual el mundo, y nosotros mismos como parte de él resultaríamos un
"enjambre caótico" de reacciones sin sentido. Establecido ese orden
en nuestros sistemas periféricos, hay que preguntarse ahora, en qué forma se
propaga ese proceso en los sistemas acoplados superiores; porque sabemos que a
nuestros centros superiores no llega directamente ningún elemento neuronal,
sino eso sucede en enlaces cadenarios, a veces muy complicados.
Generalmente se admite, sin
reflexionar mayormente, que la "corriente" engendrada en la periferia
por el primer "choque estimulante" llegaría en igual forma a los
centros superiores. Esto no está absolutamente demostrado. Sin ser posible
rechazar de lleno esta opinión, es a priori mucho más probable que dicha
corriente nerviosa sufra, en cada "transmisión" a sistemas de segundo
y tercer orden, nuevas transformaciones como consecuencia de la organización
histológica.
[Las siguientes
consideraciones, bocetadas por el Prof. Jakob, forman el contexto que sostuvo,
tras su fallecimiento en 1956, la identificación, de la modalidad de
interacción provista por las entonaciones psicodinámicas entre contenidos
mentales, como una nueva acción fundamental de la naturaleza en el rango
biológico de los procesos de transferencia de momento; manifestante para
observadores finitos sin que, por ello, hubiere de abandonar su
extramentalidad, por cierto nómica o regular y no semoviente. Las propagación
característica de sus partículas vectoras brindó solución al problema de la
retención mnésica de episodios biográficos, lo que no hubiera sido posible si
dichas partículas hubieran sido los fotones que median al campo
electromagnético de substrato; dichos substratos neurales comenzaron, en el
Proterozoico superior, a diferenciar contenidos entonativos como un proceso
colateral de la funcionalidad puramente electromagnética de los ganglios,
evidenciando esta heterogeneidad de lo que el Prof. Jakob, empleando el léxico
de su época, aludía como las “energías” propias de los diferentes segmentos del
“arco” sensocogitomotórico. Mal interpretadas fuera de nuestra tradición como
si hubieran sido un “vitalismo” jakobiano, sobre todo por los entusiastas repetidores
de modas foráneas, al fin terminaron revelándose como una modalidad
independiente de acople físico, o “energías” (como decía el Prof. Jakob) con
características segregadas en el rango de transferencia de momento propio de
los procesos biosféricos. Nota de M. S. ]
Se podría oponer que, dada la
uniformidad de sistema conductor neurofibrillar, sería improbable una
diferencia funcional; pero, recordemos que esos conductores neuroplasmáticos
son productos de la diferenciación de sus células de origen y que esas células
son ya evidentemente distintas, porque la célula ganglionar del primer neurón
sensitivo periférico, ubicado en los ganglios intervertebrales, es bien
distinta de los elementos del sistema de segundo orden en médula y bulbo y
éstos, a su vez, se diferencian de las del tercer sistema, ubicadas en el
tálamo, las que también se diferencian de las receptoras piramidales situadas
en la corteza. (Hemos tomado como ejemplo demostrativo la vía sensitiva, pero
lo mismo vale, igualmente, para los sistemas motores, cerebelosos, etc.).
De todo esto resulta probable que
la "corriente" engendrada en la periferia y que va hacia el centro, o
viceversa, no sea un sólo proceso igual en todo, sino que cada segmento de la
vía tenga, conforme con sus particularidades histoestructurales, también las
suyas funcionales específicas. Así lo que llega, finalmente, hasta su destino,
podrá ser bien distinto del alud inicial.
Es así que sostenemos la gran
probabilidad de una "transformación neurogenética" sucesiva en la conducción
ascendente o descendente, si bien la naturaleza íntima de ella se nos escapa
todavía.
De todas maneras, lo que llega a
la corteza cerebelosa o cerebral, a los ganglios subcorticales o núcleos
motores, es algo notablemente distinto de lo que produjo la primera
estimulación.
Agreguemos, además, que como en
todo ese proceso se trata de "energías provocadas" en sistemas
cargados, ya por su desarrollo ontogenético, hereditariamente, con la
"tensión neurovital", variable según organización y destino, debemos
aceptar aquí una serie continua de tales "provocaciones", cuya última
podría ser tan diferente de la primera como el juego del gatillo con el tiro de
la escopeta, que representa también "sistemas acoplados" de efecto
provocador (Ausloesungsvorgaenge) sobre energías "latentemente" ya
preformadas y cargadas (neurotono).
Consideraciones análogas sugieren
también los arcos reflejos, donde la corriente cargante sensitiva provoca la
descarga motora. Para ambas deben, dentro de toda semejanza, existir condiciones
determinadas de corriente adaptadas a sus diferentes órganos de efecto
terminal. Al discutir las funciones corticales de acumulación neuroenergética
tendremos que volver sobre numerosos hechos que apoyan esta teoría de la
"especificidad funcional" de cada sistema (*).
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(*) Se suele deducir del hecho de
la trasplantación exitosa de nervios periféricos sensitivos en la vía motora,
la indiferencia funcional de ambos sistemas, pero se olvida, que el transplante
generalmente sólo sirve de puente conductor para los axones regenerados del
sistema inicialmente funcionante. Otros detalles al respecto, más delante.
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Este concepto se corrobora más aún si nos dirigimos
a la discusión del último punto de este capítulo. La pregunta es: ¿cuáles son
las reales "unidades biológicas" que actúan en la organización
nerviosa?
Generalmente se interpretan los diferentes sistemas
neuronales, como tales, aceptando en este sentido los distintos sistemas
periféricos o centrales sensitivos, por un lado, y los motores, también
centrales o periféricos, por otro. Tal concepto podrá ser posible,
provisoriamente, para la enseñanza de la fisiología o la histología aisladas;
pero no en neurobiología, donde es completamente inadmisible, para no decir
imposible.
Para ella no se trata nunca de
elementos sensitivos o motores en sí, sino exclusivamente de su correlación
funcional; o sea, con otras palabras: el proceso sensitivo o motor por separado
no interesa para nada aquí, pero sí la inseparable reacción sensomotora
completa, la que según las circunstancias, resuelve la situación del momento en
bien de la biofilaxia reguladora, porque es ésta la misión neuroplasmática que
la naturaleza persigue. Así como en los unicelulares recepción y reacción forman
la unidad real, en los pluricelulares inferiores es el juego completo del arco
reflejo el verdadero y único proceso neuronal; un juego combinado, entonces,
entre la neurona aferente y eferente, al cual, en formas superiores, se agrega
como inherente el sistema intercalar y en los vertebrados, en forma ascendente
a aquellos, los "arcos" cerebelosos, cuadrigeminales, estriados hasta
los corticales, encerrando todos, sin excepción, en su arco funcional
totalizante los respectivos sistemas aferentes‑eferentes. El verdadero
concepto científico posible no es la separación "abstracta" en
excitaciones sensitivas o motoras, sino la combinación realizadora
estructurofuncional de un juego completo, donde sólo la reacción adecuada
decide sobre su valor y existencia.
Todas las unidades neurobiológicas
realmente válidas son de naturaleza sensomotora –si no, no tendrían sentido
ninguno para los organismos vivos. Ahora vemos nuevamente la enorme importancia
de la "sinapsis" entre neurofibrillas aferentes y eferentes. En la
intimidad de tal "transformación" del estímulo "sensitivo"
en otro "motor", o sea en la "reacción" que tiene que ser
su resultante, reposa el valor vital del proceso que, recién así, se transforma
en "neurodinamismo".
Es sumamente importante tal
concepto “unicista" de la función sensomotora para todo proceso nervioso,
pues, si no, persistiríamos en los viejos errores de la anatomía y fisiología
"clásicas", que son incapaces de resolver problemas neurobiológicos
(*). Todo lo que pasa, entonces, en los centros inferiores o superiores es
invariablemente de naturaleza sensomotora a priori, y tales "arcos
funcionales" forman los verdaderos elementos de la evolución
neuroplasmática que en los capítulos siguientes pasaremos en revista.
---------------------
(*) Agregamos que también en la
filo- y ontogenia se expresan los mismos hechos en cuanto al origen común de
los elementos sensomotores acoplados (ver Atlas III y tomo II de texto)
---------------------
(Fin del Capítulo 2)