Electroneurobiology : Brain/mind issues : Physical
production of the different affects : History. (Partly
in: Castellano, Français, Deutsch, English.) First
Text Sub-page (of three).
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
Hospital Neuropsiquiátrico
"Dr. José Tiburcio Borda"
Laboratorio de Investigaciones Electroneurobiológicas
y
Revista
Еlectroneurobiología
ISSN: 0328-0446
Sinopsis de
esta página – Synopsis of this page
Aquí abajo encontrará – Here below are:
1. Noticia general - 2. ¿Qué es electroneurobiología? - 3. La atmósfera intelectual (all in Spanish).
4. Main Technical Ideas /Conceptos técnicos principales: Definición de psiquismo y de conocimiento sensible, retención de las memorias, evolución del sistema nervioso y relaciones mente-cuerpo o nexo psicofísico, en la Escuela Neurobiológica Argentino-Germana (AGNT).
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5. El descubrimiento de la Doppelrinde (German and Spanish).
6. 1883: el primer mapeo con electricidad en todo el mundo durante
ocho meses! de un cerebro humano consciente, realizado en San Nicolás,
Provincia de Buenos Aires (Spanish).
7. Table of Contents
(partial) of "Sensing: a new fundamental action
of nature" (English) -
Índices.
Copyright
© 1991, 1993, 1994, 1996
1.General notice (Spanish) Noticia general
El 17 de julio de 1899 llegó Christofredo Jakob a este
laboratorio, flamante por entonces. El sabio venía de Erlangen, a insertarse en
el proyecto de forjar nuestro país sobre sólidas bases científicas. Proyecto
crudo, de trasplante sin rodeos, a menudo al borde del prejuicio de creer que
el criollo, solo, no podría lograr nada. Pero Jakob se quedó hasta morir
-cincuenta y siete años-, formó familia, afectos y casi cinco mil
intelectuales; exploró regiones ignotas de la Patagonia y los Andes, y produjo
descubrimientos científicos tan adelantados que muchos fueron re-descubiertos
en el extranjero entre treinta y sesenta años después, y otros hoy marcan el
futuro rumbo de la ciencia del órgano cerebral.
Lago Jakob y Refugio General San Martín, Río Negro.
El profesor Dr. Christofredo Jakob exploró con detenimiento la zona del
Tronador, así como la de los lagos Moreno, Nahuel Huapí y la zona de Pampa Linda.
Fue el descubridor del bellísimo lago que años después Otto Meiling bautizó con
su nombre.
2.¿Qué es electroneurobiología?
El estado de los campos eléctricos cerebrales es la vía común
adonde desemboca la neuroquímica.
Toda la complejidad neuroquímica del cerebro se vierte
sobre el estado de sus campos eléctricos. Sus doscientas mil especies químicas,
sus casi doscientos neurotransmisores y neuromoduladores, se hallan al servicio
de esculpir un estado dinámico en esos campos eléctricos. (No es necesario
explicar todo esto aquí; pero, para connoisseurs, cabe consignar que lo
hacen por vía de las fluctuaciones integradas de los orbitales electrónicos en
reacción a la movilización fisiológica de portadores de carga). Las variaciones
de estos campos eléctricos, acoplados con otro campo cuyo estado aporta la
resolución temporal, determinan las diferentes caracterizaciones subjetivas
(emotivas, o "movientes", como placeres y dolores; o sólo señalantes,
como muchas perceptualidades al estilo de tonos y colores; o bien combinadas)
que el alma lee.
La electroneurobiología no es ninguna ciencia del
alma, de cuyos arcanos todo lo ignora excepto que no lee química: las
producciones del cerebro que directamente generan caracterizaciones subjetivas
no son moléculas ni sus reacciones, sino los estados del segundo campo
acoplados con el colectivo electrónico a cuyo estado contribuye la presencia de
aquellas moléculas y reacciones. Átomos y moléculas suelen reaccionar entre
sí y la selección natural selecciona sus organizaciones, pero éstas y aquéllas
son sólo excusas instrumentadas para modular, en los organismos controlados por
psiquismo, los contenidos sensoperceptuales (noémata, plural de nóema).
Independientemente de su "lectura" o aprehensión (nóesis).
La electroneurobiología busca describir en qué
difieren los estados físicos que generan la aprehensión-de-un-rojo, de los que
generan la aprehensión-de-un-miedo, o de un verde, o de un placer, o de cierto
olor, cuando estas sensaciones son imaginadas, recordadas o percibidas. También
busca describir en qué difieren todos ellos de la “carencia” de contenidos de
consciencia, cuando fármacos que producen anestesia general (por sí mismos, o
"gatillando" receptores) tornan más flúida la membrana que
compartimenta al tejido gris. ¿Cómo afecta este cambio a aquellos estados
físicos que generan las diferentes caracterizaciones subjetivas, impidiéndoles
obrar? ¿Les impone un estado similar al dormir sin soñar, a ese sueño profundo
que el electroencefalograma de mamíferos reconoce por sus típicas ondas lentas sin que por
ello deje de afirmarse la mentación? ¡En reptiles ese mismo registro encefalográfico denota que el animal está de lo más despierto! Todos los psicolépticos que empleamos,
todos los agentes de anestesia general que utilizamos, son eficaces, pero no
sabremos de qué manera logran su acción hasta no describir, allende su química,
esos procesos electroneurobiológicos. Y no sólo hasta no describirlos tal como
son en la actualidad, sino además tal como han sido en su desarrollo evolutivo:
es cuestión de describir, por ejemplo, la selección natural del dormir llamado
profundo (impelida con el desarrollo immunitario de la defensa febril, en el
Jurásico); o de la producción de procesos sobre nuevos ejes variativos (en
distintas formas animales) donde nuevas especies de emociones hayan podido
intensificarse y luego remitir, de modo de permitir a su vez la selección
natural de la oportuna producción de estas variaciones afectantes en las
diferentes situaciones típicas de las biografías.
Hoy todavía apenas conocemos por qué se duerme con
pérdida de conocimiento (o de retención) y desconocemos por qué se sueña, de
dónde viene el relato de un sueño, el guión de un delirio, el contenido de una
alucinación, el efecto de los psicofármacos, la fulmínea acción de la anestesia
general o de un leve enfriamiento cerebral, el que ciertas moléculas producidas
por un cerebro en cierto estado produzcan depresión y otras moléculas euforia,
y aun otras una extraña ternura. Curamos, y seguiremos curando, sin ese
conocimiento; identificaremos genes, los que producen ciertas moléculas, y
otras fuentes que asimismo allegan disrupción química al órgano cerebral, y
podremos hasta contrarrestar sus efectos cuando los juzguemos deletéreos. Pero
un avance realmente magno exige establecer qué estados físicos producen qué
caracterizaciones subjetivas. Electroneurobiología es aquella rama de la
neurobiología centrada en esta crucial pregunta.
El profesor Dr. Christofredo Jakob y el Dr. Raúl Garabelli (con el Cebus) acompañados de una de las alumnas del Profesorado en Filosofía (1943). Detalle, fotografía del frontispicio (que se reproduce íntegramente aquí abajo) en Crocco, M., "Cómo el tejido neurocognitivo genera fenómenos psicológicos", FFyL, Universidad de Buenos Aires, 1984. Copyright© 1984 by M. Crocco, reproducida con autorización.
3.La atmósfera intelectual
El viejo Hospicio de las Mercedes (desde hace ya mucho
Hospital Dr. José Tiburcio Borda) y el algo más viejo Hospital de Alienadas (ya
también tradicionalmente Hospital Dr. Braulio Aurelio Moyano), son hospitales
docentes. Contiguos, uno dedicado principalmente a varones y el otro a mujeres,
han recibido y reciben pacientes neurológicos y psiquiátricos, de patologías
simples o, muy a menudo, combinadas (las que, por ende, no admiten separación
asistencial). Son docentes porque su función, aparte de curar, es enseñar a
curar, básicamente por convenio con las principales casas de altos estudios; y
para enseñar investigan. Nuestra patria nunca ha sido tan colosalmente rica
como para abandonar la investigación fundamental, pagando sus noticias a
complacientes proveedores foráneos; y si la abandonara nunca será rica. Hacia
épocas de la primera Guerra Mundial, sin psicofármacos y en un necesario auge
del hospitalismo, cada Hospicio cobijaba unos seis mil pacientes (hoy la cuarta
parte, pero por internaciones harto más breves, atendiendo así a muchos más
pacientes) y, para corroborar e interpretar las observaciones en los vivos,
proporcionaba casi cuatrocientos cerebros por año. Acompañado por lo común cada
uno con su historia clínica, redactada con acuciosidad y penetración. Ninguna
otra institución humana provee ésto a la humanidad. Fue y es, así, en sus
autopsias, que los muertos enseñan a los vivos. Pero aprender requiere
contextuar, y esos estudios neurobiológicos tomaron aquí contexto en una
transdisciplinariedad humanístico-científica, de amplitud renacentista.
Caracterizóse así la mayor tradición neurobiológica hispanoamericana, conocida
informalmente como Escuela Neurobiológica Argentino-Germana, ligada por
estrechos vínculos con la tradición normalista argentina, con la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y con la Facultad de
Humanidades de La Plata, con el Círculo Médico Argentino y con la Sociedad de
Psicología de Buenos Aires, con la rica tradición paleontológica platense y con
las investigaciones del Jardín Zoológico municipal, con la Sociedad Científica
Argentina, con la Asociación Nacional del Profesorado y con las labores en
criminología y medicina legal, a más de las correspondientes facultades del
área biomédica. La inédita fecundación mutua se sostenía en el compartido
maravillarse acerca de qué es persona, y en la compartida conciencia de la
necesidad de los recursos intelectuales ajenos para obrar. Dimos así a prensas
en Europa la mayor publicación argentina de resultados investigativos hasta la
fecha (los dos volúmenes Das Menschenhirn y Vom Tierhirn zum
Menschenhirn: Lehman Vlg., Munich, 1911) y aportamos importantísimas
contribuciones, algunas mencionadas más abajo en esta misma Página; a menudo,
olvidadas en el extranjero por nuestra situación, remota para ellos, y por el
empeño en imprimir en nuestra lengua.
Desde la derecha, S. E. el Sr. Secretario de Estado con rango de Ministro de Salud Pública de la Nación, Profesor Dr. Ramón Carrillo; el Sr. Jefe del Laboratorio Dr. Braulio Aurelio Moyano, y el excelentísimo Sr. Presidente de la Nación General de División Juan Domingo Perón, con otros médicos (extrema izquierda, Dr. Ricardo Guardo, quien presidiera la Hº Cámara de Diputados; con saco, Dr. Sarruf, muerto posteriormente a manos de un paciente), de visita en este Laboratorio el 16 de agosto de 1946. (Imagen Copyright© 2005 Electroneurobiología; puede reproducirse citando la fuente con su URL original). Tal como antaño ocurriera debido a integrar investigadores de conocida militancia política o ideológica, tales como Alicia Moreau y José Ingenieros, la tradición neurobiológica argentino-germana ha sido apostrofada con etiquetas erróneas referidas a todo el espectro político-ideológico – por lo común simultáneamente – generándole no pocas dificultades. Estas siempre fueron aceptadas como un mal necesario. En efecto, por su pensamiento crítico, los verdaderos científicos no pueden permanecer como "tropa propia" de nadie. Cabe recordar al respecto las palabras de quien secundara al Dr. Braulio Moyano como segundo jefe del Laboratorio, Dr. Arturo Carrillo, recordando a su hermano Ramón, archivo sonoro que puede escucharse o descargarse desde aquí.
Ramón Carrillo (sentado, extremo izquierdo de esta "instantánea"), con Braulio Moyano (de pie, con corbata rayada), Juan Obarrio (a mano derecha de Moyano; Obarrio, luego Director de la Asistencia Pública de la ciudad, era jefe en el Hospital "Bernardino Rivadavia" del Servicio de Neurología y Psicopatología para tratamiento de psicópatas no internados y casos agudos psiquiátricos) y otros distinguidos colegas, rodeando a don Pío del Río Hortega (sentado al centro) en este Laboratorio (1943). Uno de los aportes de del Río Hortega permitió a nuestra tradición relacionar el control ciliar con la evolución del cerebro. La primera cilia (o cilio) que se observó moviéndose rítmicamente sobre una neurona fue visualizada en 1916, en Madrid, por Pio del Rio Hortega y este hecho, la presencia de cilias o cilios con movimiento sobre las neuronas cerebrales, impulsó en la década de 1960 las investigaciones que resultaron en la perspectiva de la evolución de la acción del sistema nervioso sobre el psiquismo a partir del sistema eléctrico de control de los cilios utilizado para dirigir la natación y así cazar en ciliados (Ciliophora) precámbricos, perspectiva ésta desarrollada en la Escuela argentina por Mario Crocco. (Se encontrará este itinerario conceptual resumido en "Alma 'e reptil"; véanse los hipervínculos al final de esta página). A su vez, en el escenario así expuesto, la conexión observada entre atención, memorabilidad y recobros de las amnesias evidenció que, por sí solos, los medios eléctricos derivados de ese control ciliar no podrían haber originado las alteraciones en resolución o acuidad temporal con los cuales el cerebro afecta la aprehensibilidad de las variaciones sensibles que origina en el psiquismo o mente, describiendo los cambios relevantes que acaecen en el medio circundante. Ello originó ulteriores investigaciones resultantes en la localización de las interacciones de los psiquismos con el órgano cerebral y los medios de su modificación en la desatención, los trastornos de consciencia y el dormir. (Entre los varios artículos de Electroneurobiología dedicados a este tema, pueden consultarse "On minds' localization", "Effects ..." y "A treinta años de la patente británica UK 1582301: inserción del psiquismo en el arco sensoriomotor", todos en la lista de hipervínculos que figuran debajo en esta misma página.)
El profesor Dr. Diego Luis Outes sucedió a Braulio Moyano en el liderazgo de nuestra tradición. Trabajó en este Laboratorio durante cuarenta y tres años, desde 1943 hasta 1986, y actualmente (2006), a veinte años de retirarse a su ciudad natal en el trópico argentino, Salta, continúa desde allí sus investigaciones. Además de la jefatura del Laboratorio, se desempeñó como catedrático titular de Anatomía y Fisiología del Sistema Nervioso y profesor adjunto de Cínica Neurológica en la Universidad de Buenos Aires y desde 1973 hasta 1982 fue director del Centro de Investigaciones Neurobiológicas del Ministerio de Salud.
Trasvasamiento generacional de las técnicas de tinción neurohistológica: Manuel "El Comandante" Cabrera, preparador formado por Jakob para acompañar a Moyano, compartía detalles de depuración técnica con los discípulos de Outes, como el profesor Dr. Juan Carlos Goldar en esta imagen, donde festejan un cumpleaños.
Profesor Dr. Juan Carlos Goldar y Dr. Oscar Higa, hacia 1974. Abajo, el profesor Dr. Mario Crocco. Desde septiembre de 1982 Crocco sucedió a Outes en la dirección del Centro de Investigaciones Neurobiológicas, mientras Goldar asumía la conducción del Laboratorio en el Hospital Moyano, donde el último congreso internacional (con la Asociación Helénica de Psiquiatría) se celebró en 2000.
Siguiendo la tradición, parte de las clases siempre se dictaron al aire libre, en los parques que integran este Monumento Histórico Nacional. Abajo, el profesor Dr. Mario Crocco en un momento de las mismas. (Imágenes Copyright© 1991 FNA, Copyright© 2005 Electroneurobiología; pueden reproducirse citando la fuente con su URL original).
A diferencia de otras tradiciones investigativas cuyo trabajo en neurociencias se realiza fundamentalmente con, por ejemplo, ratas o nematelmintos, los aspectos filosóficos nunca pudieron estar ausentes de la investigación y la enseñanza impartida en esta tradición neurobiológica. Abajo, una alumna del Profesorado reflexionando acerca de la cadacualtez con ayuda de Flavia y Xanthe, dos hermanas fallecidas a poco de nacer en un solo cuerpo postcervical (xyfodymia) circunstanciadas Flavia al cerebro derecho y Xanthe al izquierdo. El tema asignado a la alumna incluía la diferenciación entre alma aristotélica (una para ambas gemelas) y existencialidad (dos en el caso; por más detalles sobre esta temática, véanse los trabajos titulados "Effects ..." y "Alma 'e reptil", buscando en ellos el término técnico "cadacualtez", así como "A Palindrome: ..." sección 2, titulada "Minds' cadacualtic features" ). (Imagen Copyright© 1991 FNA, Copyright© 2005 Electroneurobiología; puede reproducirse citando la fuente con su URL original).
4.Main Technical Ideas -
Conceptos técnicos principales:
Definición de psiquismo y de conocimiento
sensible, retención de las memorias, evolución del sistema nervioso y
relaciones mente-cuerpo o nexo psicofísico, en la Escuela Neurobiológica
Argentino-Germana (AGNT)
Mariela Szirko
Materiales del Profesorado Superior en Neurociencias, Psicología y Filosofía
(1991)
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La tradición neurobiológica argentino-germana (AGNT en su acrónimo inglés), también conocida como escuela
neurobiológica argentina, es una tradición académica en neurobiología que data
de fines del tercio medio del siglo dieciocho. Aportó descubrimientos
históricos a las neurociencias y proveyó formación en el área a unos cinco mil
profesionales argentinos, sobre todo médicos, filósofos, psicólogos, profesores
de humanidades y maestros normales. La tradición opera en relativo aislamiento
de las neurociencias angloestadounidenses - sobre las que tuvo una pequeña
influencia sólo durante la primera mitad del siglo veinte, en cuestiones
técnicas aisladas - y de los estudios angloestadounidenses de las relaciones
cerebro-mente ("consciousness
studies"), donde no ha tenido influjo.
Perspectivas
de la AGNT sobre cerebro y psiquismo. Una razón de esta
exigua influencia puede ser el hecho de que la AGNT trabaja en base a un
paradigma diferente tanto en lo tocante a las relaciones cerebro-mente cuanto
en lo que atañe a la definición científica de la vida.
Donde las neurociencias angloestadounidenses acostumbran considerar, como
"consciousness", cierto
fenómeno no raramente estimado puramente funcional, que se manifiesta en cada
cerebro consciente como resultado de la actividad de ese cerebro, en cambio la
AGNT ve una eclosión o pop-out
similar a la que pone en existencia ("blinking
into and then out of existence") cada partícula virtual o real en
escenarios microfísicos, a partir de los campos físicos ocupantes del
"vacío" que todo lo llena. El surgimiento de tal psiquismo, también
llamado existencialidad, no está pues relacionado con las capacidades
funcionales del cerebro: no es producto ni de la complejidad del substrato
(idea usual en la neurociencia angloestadounidense) ni de su simplicidad (como
en la Escolástica). En consecuencia, donde la neurociencia angloestadounidense
usualmente ve una consciousness fenoménica
que sólo con el desarrollo se constituye al componerse por sucesiva adición de
contenidos mentales, los cuales son sus únicos elementos constitutivos y están
determinados por la actividad del cerebro, la AGNT en cambio ve una entidad en
la naturaleza que ya difiere, de otros individuos de su misma clase, antes de
adquirir (por diferenciación interna a lo largo de los intercambios causales
con el ambiente, sean estos iniciados psicológicamente o bien extramentalmente)
su particular menú de contenidos mentales.
Las disparidades siguen. En la neurociencia angloestadounidense con
frecuencia tal "consciousness"
sólo se relaciona con la conducta como un observador de las transformaciones
neurales de los estímulos que llegan. Tal observador no hace nada más que
observar, de modo que el sistema mente-cerebro es creído tan sólo un
transformador, que desarrolla pasivamente un aprendizaje modulado por su
acumulación interna - o memoria - de
previos intercambios. Allí, donde la neurociencia angloestadounidense a menudo
ve una "consciousness"
puramente reaccionante o reactiva, de modo que todo lo que dicha "consciousness" hace es sólo padecer
la sucesiva transformación de los contenidos mentales previamente adquiridos a
partir de la pasada actividad cerebral, la AGNT en cambio ve un originador de
series causales realmente nuevas.
Para denominar este rasgo característico, la tradición argentina utiliza
un viejo término del comercio de esclavos y ganado, semoviencia, bastante fuera de moda en inglés pero retenido en
castellano, así como en italiano y otros idiomas. Dicen así que el psiquismo es
semovientemente esemplástico (semoviently esemplastic), denotando con
ello que la existencialidad, por la eficacia causal de su semoviencia, enfoca
su atención sobre algún sector de sus contenidos mentales y diversamente
combina este sector con otros o con sus propios subconjuntos. Esos actos de
combinar, igual que en la escuela de Jean Piaget, se denominan
"operaciones mentales". Esta variación atencional semoviente inaugura
conducta corporal externa cuando tal operación se lleva a cabo sobre ciertos sectores de contenidos
mentales causalmente relacionados con algunas áreas cerebrales (las áreas
"motoras": por ejemplo, al mover un dedo); o bien imaginando o
reimaginando cuando, en cambio, dichos sectores de contenidos mentales están
relacionados con áreas que sólo generan estados cerebrales a los que el
psiquismo reacciona sensorialmente.
Parte pues la AGNT de distinguir en la naturaleza series causales que meramente se continúan y, en contraste,
series causales que se inauguran o se terminan, como cuando alguien inicia
un movimiento voluntario o su cuerpo le produce una sensación. Esa distinción
es estimada esencial también para que cada organismo dotado de psiquismo pueda
discernir los efectos de las propias operaciones semovientes, distinguiéndolos
de los efectos de series causales externas. Según la AGNT, esa distinción es
indispensable para que cada animal empsiqueado, durante su desarrollo
intelectual, aprenda a caracterizar las regularidades extramentales
("cosas") según las características causales internas propias de las
cosas mismas, referidas en un concepto para cada clase de cosas. Logra así epigenéticamente
cada animal el ajuste epistemológico adaptativo de sus conocimientos: lo que el
animal conoce llega a adecuarse a la presencia o ausencia y algunos atributos
genuinos de cosas biológicamente relevantes. Estos dos rasgos característicos
(psiquismo eclosional compuesto no solamente por contenidos mentales; y
semoviencia genuinamente originativa, responsable de la adecuación
epistemológica) drasticamente oponen la escuela argentina a otras perpectivas
tales como, por ejemplo el constructivismo radical (radical constructivism) y la autopóiesis, que por no advertir la
semoviencia llegan a creer imposible distinguir, en la experiencia general,
entre ilusión y percepción.
En la AGNT, el enlace psicofísico causal-eficiente es considerado una
parte pero de ninguna manera todo el nexo psicofísico o vínculo entre el
observador y su cuerpo. Esa porción, la reciprocación psicofísica
causal-eficiente, es reconocida como causalmente efectiva porque, se afirma, la
eficiencia causal de la existencialidad o psiquismo es ontológicamente idéntica
a la eficiencia causal que opera fuera de las mentes y entre ellas; o sea, en
el hiato hilozoico. Esta
denominación, hiato hilozoico, denota
a toda la naturaleza en cuanto eventúa entre las localizaciones más inmediatas
de los observadores, localizaciones que se reseñan más abajo. En tal hiato
hilozoico entre las localizaciones de los psiquismos, la causación es siempre
transeúnte o transitiva, de modo que ninguna serie causal realmente nueva se
origina allí, excepto por la eclosión o pop-out
de nuevos psiquismos y partículas microfísicas como, por ejemplo, las
portadoras de la acción causal de los campos de fuerza. En contraste los
psiquismos, una vez eclosionados, son estimados tanto fuentes como sumideros de acción causal. Su semoviencia les
permite discrecionalmente poner, o bien no poner, algunas modificaciones
físicas en la naturaleza o en su menú de contenidos mentales; y su sentiencia o
capacidad de sentir les permite, aunque no discrecionalmente, dar terminación a
la eficiencia causal de las series causales externas que llegan a la interfaz
cerebro-psiquismo. Los psiquismos son pues sources
y sinks, fuentes y sumideros de
acción causal.
Es así que en la AGNT se define al conocimiento sensible como el agotamiento o exhaución de una eficiencia
causal. Las sensaciones son reacciones entonativas, o entonaciones
(Christofredo Jakob), del psiquismo, mientras que las operaciones semovientes
son acciones que movilizan dicha única eficiencia causal compartida a través de
la frontera localizativa entre las operaciones de cada psiquismo y el hiato
hilozoico extramental.
El conocimiento sensible es un caso de aprehensión gnoseológica simple
(otro caso, que no se pormenorizará aquí, es el del conocimiento de los propios
actos que uno mismo semovientemente lleva a cabo, caso que según la AGNT
difiere en que es también reaccional pero no entonativo). Tal caracterización
en la AGNT permite definir la aprehensión gnoseológica en general - es decir,
cualquier acto de conocer o acto noético independientemente de quién sea el psiquismo
que lo está realizando - como el rasgo
característico de las interacciones eficientemente causales por el cual las
reacciones generadas entonan no-estructuralmente a la entidad reaccionante
(psiquismo) en rangos cuya manifestación exhaústa la eficiencia causal de
dichas interacciones.
No obstante, mientras la neurociencia angloestadounidense encara como
único posible significado de "una localización de la consciousness", o de las interacciones psicofísicas, cierta
localización cerebral anatomicamente fija, la AGNT considera una móvil: una
localización que, para decirlo con más precisión, se mueve a velocidad cercana
a la de la luz. De este modo su movimiento, llamado relativístico, en la medida
que el mismo varía levemente bajo el acople con el estado cerebral, en este
escenario puede introducir desconexiones entre los cursos de los eventos
percibidos y los extramentales; por ejemplo, desconexiones tales como la
incapacidad de recordar lo que fue experienciado en desatención, y la
irresolubilidad de eventos externos propia del dormir. En esta perspectiva,
tanto la fisiología cerebral, adonde el psiquismo eclosiona como su más
inmediata circunstancia extramental, por una parte, y por la otra dicho
psiquismo allí eclosionado, modifican la velocidad de esas partículas físicas.
Cerebro y psiquismo, pues, modulan esa velocidad, cada uno por vía
independiente; y, con ello, modulan la saliencia o noergia (interpretabilidad
operativa) de los sectores de contenidos mentales sensoriales. La modulación derivada de la acción del cerebro se establece
en el acople con su fisiología, que es materia de buena parte de la investigación
experimental en electroneurobiología. Así, donde las neurociencias
angloestadounidenses buscan una localización estacionaria de los procesos
psicogenéticos en el cerebro (correlato neural de contenidos mentales
particulares, neural correlate of
particular mental contents), la AGNT en cambio enfoca un substrato que se
mueve veloz. La variación de su movimiento - de origen bien fisiológico o bien
psicológico - agrega capacidades funcionales al organismo viviente.
Siempre en esta perspectiva, otras capacidades funcionales provienen de
la diferencia entre las realidades extramentales y los psiquismos. Fuera de los
psiquismos, se señala, la masa inercial adquirida por algunas pero no por todas
las partículas elementales instauró una evolución astrofísico-biológica, en la
cual los procesos temporales fueron pronto capaces de extenderse más allá de la
escala espacial microfísica. En contraste, ningún curso temporal cursa dentro
de los psiquismos (ya que sus diferenciaciones internas no interactúan entre sí
con autonomía ni presentan masa inercial diversificada, elementos estimados
necesarios para instaurar un curso temporal). Pero las estructuras
operacionalmente articuladas de diferenciaciones internas de cada psiquismo o
contenidos mentales, es decir las mentes (minds), pueden referirse a su recepción
secuencial de señales exteriores con cualquier resolución
("temporal") permitida por sus operaciones internas. Así los
psiquismos establecen una mímesis interna, de las exteriormente cursantes
secuencias causales del tiempo y de su "paso" transformativo ("pace") en la escala de tamaños
macroscópicos. En la AGNT las mentes son pues dichas xenocrónicas, o ajenas a cualquier curso temporal causalmente real
pero capaces de imitarlo.
Esto implica que, mientras la neurociencia angloestadounidense considera
a las memorias como algo grabado en el cerebro, la AGNT las considera
diferenciaciones de cada psiquismo (contenidos mentales). Son imborrables
simplemente porque en las mentes no hay curso temporal para deshacerlas,
desfigurarlas, desmontarlas, desvanecerlas, suprimirlas o aniquilarlas. Todas
estas transformaciones "de las memorias" en realidad son propias sólo
del evocarlas: del proceso psicofísico que debería conducir a su reimaginación.
Dependen de su interpretación operativa (es decir, de la interpretación en
términos de operaciones mentales). Esta transforma toda sensación en percepción
y se supedita a la resolución temporal (establecida por la transformación
relativista) o atención con que se
recibe cada nueva experiencia, tratándose de operaciones que asimismo comandan
la puesta del estado cerebral en las condiciones que permiten al psiquismo
reaccionar sensorialmente para reimaginar o evocar al recuerdo en cuestión.
La perspectiva de la AGNT subraya que, mientras la unidad de un ser
viviente proviene de su integración orgánica o convergencia de subprogramas (subprogram's convergence) que lo contrapone con su entorno y con
sus endosimbiontes, la unidad experiencial en cambio proviene de la distinción
de cada psiquismo circunstanciado respecto a cualquier otro. Esta última distinción
es intrínseca. Hace a los experienciantes incanjeables y, aunque no puede ser
completamente vislumbrada o hecha inteligible por el lenguaje, puede ser
ostendida, al pensar en otra existencialidad que eventualmente se encontrara
sintiéndose en sus reacciones y moviéndose circunstanciada al cuerpo propio de
uno y diferenciada en los previos contenidos mentales ("memorias")
propios de uno - siempre siendo otra. Tal particular condición o recíproca
alteridad de cada psiquismo eclosionado, aun antes de que el mismo comience a
generar con el desarrollo su particular menú de diferenciaciones internas o
contenidos mentales, se denota con el nombre de cadacualtez.
En suma, para la AGNT, mientras los experienciantes, psiquismos o
existencialidades son cadacuálticos, los cuerpos donde ellos eclosionaron no lo
son. En consecuencia, la unitariedad del cuerpo viviente es extrínseca -
proviniendo, como se ha dicho, de su integración orgánica o convergencia de sus subprogramas. Ninguna
integración paralela como sistema o disposición (arrangement) sistémica de contenidos mentales podría haber
proporcionado una integración similar a los psiquismos - que ya son
cadacuálticos y, por tanto, incanjeables - debido a la inhesión de los contenidos mentales. Esta inhesión consiste en su
primordial ser en uno o bien en algún otro psiquismo, pero nunca por sí solos.
Valga la redundancia, los contenidos mentales son mentales. Son incapaces de
permanecer fuera de alguna existencialidad (to
stand alone), o sea que no pueden existir sin pertenecer a ningún
psiquismo. Por ejemplo, este rojo es
de la experiencia de Marisa mientras aquel
rojo (que podría ser sensacionalmente idéntico al de Marisa) es de la
experiencia de María Eugenia y no tiene nada que ver con Marisa. En otras
palabras:
·
mientras los componentes internos
de un cuerpo viviente pueden no inherir (to
stand alone), son fungibles o
intercambiables uno por cualquier otro de su clase, y carecen de todo vínculo
recíproco intrínseco,
·
en cambio las diferenciaciones
internas de una existencialidad o psiquismo primariamente son de este o de
aquel psiquismo particular y no pueden ser transferidas a ningún otro, de modo
que ya participan de la unidad provista por la cadacualtez de la entidad
experienciante o psiquismo al que pertenecen.
Esta distinción naturalmente se olvida cuando - tal como aún hacen
algunos biólogos - "experiencia" resulta entendida como si
significara input ambiental
específico.
Perspectivas
de la AGNT sobre la evolución del sistema nervioso. La AGNT, en forma acorde, también presenta la evolución filogenética
del órgano cerebral de modo diferente a la neurociencia angloestadounidense. La
perspectiva de esta última es hodológica, es decir que enfatiza las
trayectorias neurales u hodologías, por cuanto sus reconstrucciones evolutivas
se centran en la selección natural de circuitos cerebrales adicionalmente
singularizados por sus particularidades fisicoquímicas. En cambio la AGNT
descubre allí una evolución doble, o paralela. Puede resumírsela como sigue.
Casi dos mil millones de años ha, en tiempos proterozoicos, ciertos
microbios acuáticos similares a las amebas (protamoebas)
aprendieron a controlar cilias parásítas que hospedaban en su superficie.
Pudieron así propelerse sueltas en el agua, nadar e imponer cambios de
dirección - y pronto llegaron a capturar presas con la eficiencia necesaria
para vivir de la caza. Las cilias antes fueron bacterias libres, afines a las
espiroquetas (Spirochaetae). Tras haberse habituado a parasitar esos
microorganismos huéspedes (protamoebas),
dejaron la condición de parásitos y se hicieron simbiontes del hospedador,
integrándose luego a su desarrollo. Esta aplicación de cilias para perfeccionar
la predación fue lograda por medio de la modulación de los campos eléctricos
ubicados a la base de las cilias, en aquella capa interna del cuerpo del hospedador
que lo bordea bajo su superficie, en antepasados de todos los animales
actuales. La apariencia de dichos antepasados comunes no debe haber sido
demasiado diferente a la de los actuales paramecios y otros Ciliophora actuales, aunque estos
provienen de otro linaje evolutivo, morfológicamente convergente. La modulación
no local (es decir, referida a toda la superficie de la protamoeba), de los
valores instantáneos locales (bajo cada cilia) de ese campo eléctrico, se
ejecuta generando oscilaciones en la concentración de diversos iones y dejando
interferir sus patrones oscilatorios, lo que forma correlogramas o dibujos de moiré. La textura y la dinámica de los descendientes
de esos dispositivos en organismos pluricelulares con tejido cerebral, hoy, es
materia de otra buena parte de la investigación experimental en
electroneurobiología. Sostiene la AGNT
que mucho después de su aparición, hace unos 900 millones de años, ese dispositivo
de modulación eléctrica fue seleccionado para interactuar con psiquismos
eclosionados allí, ya que tal dispositivo permitía generar diferencialmente
contenidos mentales (entonaciones sensoriales, emotivas o no) útiles para
inducir conductas tanto adaptativas como inadaptadas al medio. Al mismo tiempo,
en una selección paralela, evolucionaron los trayectos intracelulares y
multicelulares (circuitos nerviosos), proveyéndole, al animal ya empsiqueado,
de kinesias o combinaciones conductuales predeterminadas. Por selección natural
en paralelo (coevolución kinesiógeno-estesiógena) se refinaron evolutivamente
tanto las hodologías kinesiógenas cuanto la producción, por modulación de la
dinámica del campo electromagnético, de estados estesiógenos: aquellos a los
que el psiquismo allí circunstanciado reacciona entonándose.
En tal escenario, sostiene la AGNT, posiblemente las entonaciones
emotivas (emociones) fueron las primeras cuya producción se seleccionó,
haciéndolo después las señalativas o menos emotivas. La semoviencia
inicialmente ha de haber obrado siempre adaptando la conducta particular a lo
solicitado en forma genérica por las emociones. Recién al seleccionarse las
entonaciones señalativas y florecer los desarrollos intelectuales pudo crecer
su distancia operativa de la emocionalidad.
Las kinesias eran y son en sí mismas ajenas al experienciar existencial,
mientras en cambio las conductas antes mencionadas - aquellas en las cuales los
estímulos perdían su eficiencia causal originando entonaciones sensoriales
gnoseologicamente aprehendidas (emotivas
y señalativas) y, en tal situación, el psiquismo ponía, por sí mismo,
nuevas series causales para continuar el arco sensoriomotor - eran y son
gnoseologicamente aprehendidas y conscientes. Aunque en algunos caminos
evolutivos y relaciones ambiente-organismo no haya surgido ninguna ventaja
adaptativa en seleccionar y refinar ese dispositivo de modulación eléctrica que
permite la regulación por psiquismo, o la misma se haya revertido volviendo a
dejar en la articulación de kinesias el nivel más superior de control orgánico,
para otros animales las cosas fueron distintas. Tal conducta consciente, afirma
la AGNT, fue evolutivamente seleccionada para superar las limitaciones propias
de las máquinas de Turing (las que operan sólo cuando tienen instrucciones
definibles) en organismos que habitan nichos ecológicos altamente variables. Es
decir, allí donde no se pueden definir de antemano todas las pautas a seguir y,
por eso, "trocar accidentes en oportunidades" se hizo esencial para
la supervivencia.
La
definición de psiquismo. En la AGNT se define a los
psiquismos como las realidades que se transforman en el tiempo basándose en una
selección de sus antecedentes antes bien que sobre todos ellos. Uno de sus
autores lo resume como sigue:
"Toda la naturaleza es actual sólo en un instante dado, y cada
situación presente determina su propia transformación en el tiempo; las
situaciones inexistentes no pueden determinar causalmente ninguna
transformación. En tal contexto, una de las bases de la física en escala
macroscópica es que, debido a que - cuestiones cuánticas aparte - empíricamente
se halla que toda indeterminación en ella ha de aplicarse a eventos futuros,
cuando se determina cada próxima transformación la situación actual o última es
equivalente a toda su historia precedente. En contraste, los psiquismos cambian
bastante diferentemente: las mentes, existencialidades o psiquismos son las
realidades que se transforman sólo en base a una selección de sus respectivos antecedentes;
no necesariamente en base a todos ellos. Esta es la definición objetiva de
psiquismos en general, ... En contraste, las cosas situadas entre la finitud de
los psiquismos (o cosas que componen el hiato hilozoico, esto es todas las
extramentalidades tales como vientos, rocas, hongos, árboles y computadoras,
para las que ninguna variación en la cantidad o distribución de movimiento
puede ocurrir como efecto de fuerzas internas) inevitablemente usan toda su
respectiva historia, físicamente equivalente a la última situación alcanzada
por la cosa en cuestión, para transformarse a medida que el tiempo transcurre.
Así, mientras todos sus ayeres se empaquetan en sus hoy, todos nuestros mañanas
son nuestros para forjarlos. Hallando el hecho bruto de esta selección, la
física encuentra en la naturaleza la aprehensión gnoseológica y la semoviencia que llevan
dicha selección a cabo. Descubre que ambas vienen juntas, en eclosiones
discretas circunstanciadas, cuyas acciones eficientes y cuyas reacciones se hallan
constituyendo los fenómenos naturales que nosotros, cultivadores de las
ciencias naturales, tratamos de describir y comprender."
Esta definición de psiquismo es equivalente a conceptuarlos como aquellas
realidades que cambian en base a más de una situación presente por vez, fórmula
breve empleada por Mario Crocco en 1971. Además, al menos teóricamente, todos
los componentes causal-eficientes simultáneos que forman los cuerpos vivientes
podrían intercambiar sus lugares, incluso de una galaxia a otra, y son
reciprocamente substituíbles o fungibles, mientras que como ya se apuntó
idénticas sensaciones en diferentes psiquismos (el mismo rojo imaginado por dos
diferentes psiquismos, por ejemplo) no pueden siquiera ser soltados, despegados
o desempotrados de tal psiquismo - menos aun, ser luego transferidos a algún
otro para allí cumplir "funciones equivalentes" (fungibilidad). De
este modo los contenidos mentales son, pues, reciprocamente insubstituíbles, o
sea inherentes. Así que la organización biológica no puede engendrar psiquismo.
No obstante, aunque la mayoría de los organismos vivientes permanecen no
empsiqueados, los psiquismos pueden indeterminablemente ocurrir (eclosionar)
circunstanciados a organismos vivientes. La entidad que reacciona exhaustando
la eficiencia causal del estímulo y aprehende gnoseologicamente su propia
reacción como una entonación sensoria de su ser, es la incanjeable realidad del
psiquismo: no el organismo fungiblemente compuesto, al cual tal psiquismo
eclosionó circunstanciado como al sitio particular desde donde habrá de
interactuar con la realidad extramental. En tal caso, el organismo es dicho no
sólo viviente sino asimismo empsiqueado o constituyendo con tal y
tal psiquismo y no con ningún otro una unidad existencial corporizada o que
dispone de cuerpo. Pero ni su vida viene de su psiquismo, existencialidad o
alma, ni este de aquella. La organización biológica por ello contrasta y se
contrapone no sólo a la materia inorgánica sino también a los psiquismos y la
AGNT sostiene, pues, que podemos reflexionar confiadamente sobre minerales y
sobre seres vivos aparte de los psiquismos. Su consideración claramente los
distingue y, a los tres, del conocimiento con que estos últimos tienen
experiencia de sus entonaciones sensoriales.
Ahora bien, una organización biológica es siempre una particular parcela
de naturaleza. Esta sucesivamente involucra diferentes componentes; cuando un
psiquismo eclosiona a interactuar con la naturaleza a través de dicha parcela,
cada resultante unidad existencial corporizada es una unidad. La AGNT enfatiza
el resultante monismo antropológico. Esto significa que, tal como tener dos
piernas no torna a los organismos intrinsicamente duales o dualistas, tampoco
integrar un particular psiquismo eclosionado a una organización viviente de
materia inorgánica constituye una entidad dual o dualista, porque su rasgo
esencial característico es la interrelación constitutiva incambiable o
incanjeable.
Para terminar, son de notar algunas razones que llevaron a la tradición
argentina en neurobiología a diferir así de la angloestadounidense. El
platonismo inglés fue de suma influencia en la cultura de su país desde el
siglo XVII. En esa línea John Locke (1632-1704), que en otros puntos disentía
del platonismo, describió las relaciones de un cuerpo, con el psiquismo que se
encuentra en dicho cuerpo, como si esas relaciones sólo consistieran en
causalidad eficiente, de modo que - siguiendo el ejemplo propuesto por Platón,
de un timonel que puede encontrarse en cualquier navío que ocasionalmente
timonee - cualquier psiquismo podría haberse encontrado a sí mismo en cualquier
sistema cerebro-cuerpo: afectados mutuamente sólo en la medida en que el
timonel mueve la rueda mientras el barco lo mueve a él. Ninguna otra clase de
relación podría existir en ello. El nexo entre un alma o psiquismo y su cuerpo
o parcela de naturaleza sería así puramente accidental y, con esto, la relación
cerebro-mente habría de consistir sólo en causación eficiente.
De esa manera quedó encubierta, o fue dejada fuera de consideración, la
posibilidad de una relación intrínseca de cada experienciante o psiquismo con
el cuerpo (o parcela de naturaleza, de componentes velozmente mutables) en la cual
el psiquismo se encuentra, antes que más bien en cualquier otro cuerpo - un
asunto a veces denotado como el problema de "por qué siempre me despierto
detrás de mi nariz, antes bien que detrás de alguna otra". En escenarios
platonistas o lockeanos no es posible considerar que cada realidad
experienciante o psiquismo (a) sea ya diferente de cualquier otro antes de su
haberse desarrollado en diferenciaciones cognoscitivas internas (porque la
ciencia platónica sólo puede serlo de especies y géneros, o Ideas; en su perspectiva, no hay similar
ciencia de individuos, que no podrían existir como Ideas particulares sino que se constituyen por intersección de Ideas); y que (b) tal experienciante o
psiquismo pueda estar constituído con cierta interna relación particularmente
orientada hacia determinado cuerpo (lo que incluye la situación, lugar y
momento histórico en que dicha parcela de naturaleza o cuerpo existe
organizado) y no hacia ningún otro cuerpo (esto, ahora, porque el nexo
psicofísico es creído pura causación eficiente). La platónica respuesta de
Locke fue que en ello sólo existe un accidental enchufamiento ("plugging in") o conexión extrínseca
cuerpo-alma, descartando toda conexión intrínseca.
Cerrados como Locke los ojos a esta posibilidad, David Hume (1711-1776)
apuntó que la causalidad eficiente no proporciona ninguna impresión sensoria.
Hume no podía saber que, más de siglo y medio después, los aportes de Max
Planck en 1900 llevarían a explicar por qué eso ocurre (la razón es que la
causación física es discreta o cuántica, de modo que al enactuar el cambio que
causa ella se gasta toda y nada queda para también causar, adicionalmente, una
impresión sensoria de la acción causal misma). Pero Hume además declaró que la
causación eficiente tampoco proporciona una impresión sensoria cuando el agente
que obra causalmente es el mismo sujeto. Esa descripción académica, sin genuina
causación eficiente ni extramental (en el hiato hilozoico) ni intramental
(semoviencia), fundamentó la reducción de los psiquismos a sus contenidos
mentales ("mentes"); estas con el tiempo serían así presentadas como
puramente fenomenales y la vida, pues, como mero sueño, sea este un sueño
privado (subjetivismos) o el de un Lógos
eterno que se sueña en nosotros (subjetivismos-transcendentalismos, como en el
Idealismo alemán).
La denegación humeana de la causación eficiente resultó de importancia en
la Ilustración, con la controversia contra naciones cuyo poderío político se
beneficiaba con ciertas creencias religiosas de su pueblo dependientes de la
efectividad de la causación (por ejemplo, la capacidad intrínseca del pecado
para atraer castigo en una existencia postmortal, asociada a la palabra
"alma" cuyo denotado, por ello, pasó a ser substituído por el citado
concepto de "mente"). Pero hacia 1821 Maine de Biran inició una
reacción crítica, mostrando, contra lo que Hume había aseverado, que la
causación eficiente en realidad brinda impresiones cuando el agente causal es
el mismo sujeto observador. Con ello, ya no pareció más obligatorio describir
los psiquismos como meras mentes o
colecciones de contenidos mentales, asunto filosófico que ya por entonces era
de relevancia política para la construcción de poder en las clases ilustradas.
Haciendo aquí a un lado esta conexión política que ocupó y ocupa la mayor
parte de estos estudios, señalemos que la investigación neutral y científica
del tema se benefició con el concepto de Christofredo Jakob de
"entonaciones subjetivas". Tal designación, como sabemos, se aplica a
las sensaciones, pero, si estas entonan algo, entonces lo que está siendo
entonado difiere de sus entonaciones. Esta perspectiva de los psiquismos como
algo diferente de sus contenidos mentales evolucionó, ante todo en discípulos
de Jakob, como la mencionada noción de cadacualtez. Mientras tanto, la
perspectiva Locke-Hume engendraba una línea de neurociencia teórica que no
admite que cada mente y su particular
cuerpo puedan intrinsecamente constituir una unidad juntamente con y aparte de
sus interacciones causales; a su vez estas interacciones, en tanto la mente es
también considerada epifenomenal, se reducen a la influencia corporal sobre las
experiencias o estados de la mente. (En una historia paralela, conectada con la
lucha contra el tiempo de algunas culturas que no ha de detallarse aquí, las
mentes son a veces creídas incapaces de poner en la realidad actos causales en
base a modificaciones internas auto-iniciadas. Eso postula que los observadores
en la naturaleza son del todo epifenomenales, o sea incapaces de introducir perturbaciones
y aun menos de inaugurar series causales absolutas, ideología que asimismo
halla empleo político.) En consecuencia, las conexiones de una mente con el
cuerpo extramental en el cual se encuentra a sí mismo el psiquismo que internamente se diferencia también a sí mismo formando dicha
mente, son creídas de naturaleza exclusivamente causal-eficiente, similar a la
energía provista a un artefacto electrodoméstico para que funcione – cuadrando
magníficamente con el ya citado "plugging
in".
Tal perspectiva implica que los psiquismos (que esa perspectiva reduce a sus mentes o diferenciaciones internas) - y el núcleo íntimo de la gente,
pues - son nada más que los contenidos mentales que pueden ser causalmente
generados por sus respectivos cerebros. La sentiencia (la entonabilidad de las mentes), la semoviencia (la capacidad de
las mentes de inaugurar acciones
causales eficientes en base a fuerzas internas) y la circunstanciación (el
hallarse cada mente a sí misma en no
otro cuerpo) son de tal modo presentadas como altamente problemáticas y su
investigación es usualmente relegada. Al contrario procede la tradición
neurobiológica argentino-germana. Su perspectiva, del enlace psicofísico
causal-eficiente que forma una parte (pero no la totalidad) del nexo
psicofísico que vincula cada psiquismo con el organismo donde eclosiona, es aun
poco conocida fuera de la región, aunque sus conceptos están hace tiempo
integrados en programas curriculares argentinos de instituciones estatales y
privadas.
[Lo siento; tengo esta página en construcción y todavía no pude traducir al
castellano el siguiente texto. Pero provee el conciso panorama conceptual debido
a quien quiere saber técnicamente de qué se trata. Pertenece a la obra de
Alicia Ávila y M. Crocco "Sensing: a new fundamental action of
nature" (Inst. for Advanced Study: Buenos Aires, 1996), pág. 22 a 26, y
puede citarse consignando esa fuente. Más abajo
reproduzco también el índice de ese libro - Sorry:
I still have this page on its making. I have had no spare time to render the
following paragraphs into Spanish. Yet they afford the succint conceptual
landscape owed to whom wishes to know what the matter is about. They are
excerpted from the synoptic monograph from Alicia Ávila and M. Crocco
"Sensing: a new fundamental action of nature" (Inst. for Advanced
Study: Buenos Aires, 1996), pp. 22 a 26; they may be citated quoting such a
source. The table of contents of that book is also reproduced hereinafter.]
Iron-branded by an
all-penetrating naturalist-humanist transdisciplinarity which, for scientific
furtherance, demands the personal sensitivity proper to wrestle with
philosophical and culturological problems (that is to say: peculiarly
understood, not as a juxtaposition of specialists, but in the sense cultivated,
say, by Weber, Fechner and von Helmholtz), a rather secluded South-American
tradition in neurophysics waxed much bent on what, afterwards, became called
bioelectricity and dielectrics.
It was prepared by
local studies of potent "fish batteries" and ensuing chemoelectricity
theses, still in the XVIIIth century; and by Faraday’s and Young’s
"new physics", as imparted in the "unforgettable lessons"
by dielectricist Octavio Fabrizio Mossotti, from his Experimental
Physics chair in Buenos Aires between 1828 and 1835.
This last was the
same year that, in Paris, Felix Dujardin first described the intracellular
milieu, such awesome jelly lacking visible composition yet doubtlessly
organized, as "une substance appelée sarcode"; at whose
ability, when making brains, of bringing sentience-contents forth, we never
omitted wondering. As the tradition became the so-called Argentine-German
Neurobiological School, incepted since 1879 though fully fledged only since
1899, this endeavour struck roots in momentous electroneurobiological
experiments. I. e., in the much-needed, worldwide-first electrostimulation
mapping of an exposed, conscious human brain heroically prolonged during eight
months (from September 1883 to May 1884) against overwhelming odds that risked
the subject's death and the experimenter's loss of career and marriage, and
silenced over a century by a medical-politician plagiarist. [It is detailed in the next heading on this Page: MS]
In
this traditionated atmosphere, contrarily to the aforesaid obloquious
conviction, some of us (initially the physicists), in the past thirty years
reacted against those adventitious limiting features in neurodynamics.
In doing it, no
doubt indeed mostly by dint of our very remoteness, these physicists felt
uncompelled by the most cumbrous cultural expectancies.
Certainly, neither
behaviourism nor neuronism thundered here. (Behaviourism was expressly rejected in 1907: Alicia Moreau de Justo, "La vida y
los fenómenos psíquicos", El Libro (Buenos Aires) 2 (1907), 363-371.)
Nor emergentistic
theories, pronouncing psychisms to be mere perspectives or equivalent
"aspects" own of some higher level description. Or either (upon
certain grasping of the physical being as an "observer"-posited
logical predication, that "instantiates properties" (Nota 3) and, accordingly
undistinguishing the causative actuality of the present from unexisting future
or past situations, abandons the notion of absolute time at all) pronouncing
psychisms to be "productive creations" whether of the mere complexity
(hodologies) or of the mere simplicity (immateriality).
Nor, outlooks glad
to forgo natural facts by self-limiting to analyze formulations and their use,
as if being physical just were to be the value of a variable; or, barely, an
excuse for making true and false (including universally and existentially
quantified) statements about them.
Nor the derisive
natural-philosophy vogue, of minding one-witness, causally-effectual physical
facts as "qualia" or "unreduced phenomenal properties",
whose privacy is arbitrarily equated to powerlessness. (Nota 4)
Yet, we were also
stimulated by certain explosive internal conceptual tension regarding time.
This conceptual
tension was bequeathed by one of the tradition's founders. A gifted polymath,
as all them, he was also the tradition's harbinger and chief mentor. That
founder was a neurobiologist devoting himself since 1906 to model neuropilar
psychogenesis (neuropil is the bulky "fiber" feltwork, or
drenched craticula, interjacent amidst the neurons’ bodies) on reverberating
interference patterns as collective or gestalt excitation modes, whose
interference defines segmentations localizable, translationally invariant, and
mutually impenetrated. His name was Prof. Christfried Jakob (1866-1956). As an
anatomist who conceived organisms as self-relaxing oscillatory systems, he
acutely sensed the prelation of time processes to yield spatial aggrupations,
including what he called representational atomicities.
So Prof. Jakob
emphasized the time-kerned seriation of chemodiffusion carrier waves
making sensorimotor rhythms, as the periodic forcing (of coupled nonlinear oscillators)
foundation of the spatial anatomy. Just like as interfering
neuroactivity defines segmented contents. Not inversely, as on more
"stocky", still customary anatomical building blocks.
Both in
evolutionary and developmental differentiation and in actual functioning,
Jakob’s principle to describe any biological organization of physical effects (Nota 5) was the epicyclic
modulation of concentrational oscillations of chemoreactants into cycles,
rhythms, kinesias, praxias, gnosias and symbolias (a series of technical terms
to be made clearer on subsequent pages), ranked encaptically as biochemical
carrier waves each bearing the next —"waves woven on the backs of
waves"— and localized, through self-compartmentation, onto successive
scales. (In fact, "time scales" do not exist. Space or
simultaneous dispersivity has extramental scales, time no, and contrarily to
quantities of force or multitude, "quantities of time" not exist:
nature self-appends from site to site, not self-attaches from instant to instant,
so "more than one present" is but a present reference, a way of
talking, discounted as such only by said taking the physical being as a posited
predication, devising logic as a fundamental structure underlying physical
interactions, or hypostasis; howbeit —in fact— in this universe proper
predication not suffices to acquire actuality. All this shall concern us
below). Thus, Jakob conceived anatomophysiology as what today would rather fit
a dynamic quasi-fractality of epicycles forcing a pattern-forming diversification
of frequency-locking regimes, locked to the physical feasibilities for body
operation over each durational scale. It makes anatomy continuous from
slowly-changing osteology to the intentional combination of alluded
representational atomicites; from tertiary molecular structures down to bodily
acclimatization.
Far off any
iterative, fractal routine, yet these frequency-locking regimes force a
temporal organization in the series of cycles, rhythms, kinesias, praxias,
gnosias and symbolias, where the originating cycles could nowise be
infinitesimal. In it, Jakob posited the boundary conditions that fix the
differential production of the "intonations" which experience is
non-indifferent to (= the evolutionary selection of the correlation with
the survival and reproduction of the life cycles, of: fury, pleasurefulness,
fear, grief and other target-linking emotions, lust, sleepiness, hunger, thirst
and other rebalance-appetizing states, as well as the non-emoting but
signalizing sensoperceptual intonations; a tie that Jakob called biophylaxis),
neither in any special subcellular device, nor in any other, even more complex
arrangement implemented on a larger scale; but in the resonant coupling of
those concentrational oscillations, on which kerned (= nested one within
another) modulations are adaptively impressed.
It must be taken
into account that deploying the "atomic" contents which the brain
provides for a thought; displaying a blinking; moving an arm; growing a bone;
deploying the contents of the chest in embryogeny, and modifying the patterns
of life cycles in phylogeny, could not have been deemed intrinsically
different processes in the anatomo-physiological exposition of said series
of cycles, rhythms, kinesias, praxias, gnosias and symbolias. Their
peculiarities are mainly proper of scales of situational transformation, or
"interval scales".
This mutual
relativity of their "epicycled" dynamics shows up certainly in regulations attained outside psychisms. E. g., in the compliant accommodation
of the castes of eusocial insects. Each of whose specialized
"forms" compounds the dynamics of both (I) "static"
morphologies —namely, the maturation to different categories of soldiers and
workers— and (II) a repertoire of fixed neurobiological sensibilities
that, by default, behave in each task whose need for the colony is
pending of "appeasing" at the moment (that is: is currently demanded
to such caste’s level of ganglionary sensibility, with no individual
simulating any strategic course of the colony). In life cycles, morphology
is deployment. Omnipresently. It orchestrates diverse intrinsic celerities.
Sometimes it behooves, methodologically, to artificially focuse just on some
pair of supporting-supported causal levels (assigned as "structure and function":
the more flitting running as the less "substantial", or functional);
sometimes, to highlight the entire fractal-like succession of their
"epicycled" kernings.
The biological
regulations attained by way of psychism do not situate themselves differently,
although they implement different physical means. Sentience and semovience are
amongst the interactions present in the system. As Jakob described the
psychogenetic landscape in 1907, two or three lustrums after the rediscovery
(1890/96) and international examination (here it was done by Richard Sudnik and
Mariano Alurralde) of Caton’s publication in 1875 of his finding of electric
oscillations intrinsic of the brain activity (Nota 6), the cycles and rhythms at the
basis of the above morphogenetic series, reputed by that time of a
chemoelectrical nature onto which a further vital fluid might (or might
not) have added its own tensional state and relaxations, ratified the
fundamental anatomo-physiological role of the physical oscillations. How do
they causally compound themselves?
As Jakob portrayed
them, these oscillations in the psychism-supporting brain tissue do initially
segment a sort of standing waves, sustained by patterns of local neuroactivity which
not pertain to a single, particular mental content but, as the "standing
waves" interfere or "encroach their feet", enter to cast many. Unmindful allusion to bounded wholes foreruns object
perception. Needfully. Though
non-locally distributed on tissue’s volume and reciprocal interval reference,
these plurally-used "standing waves" are to be observed as local
quasi-periodicities of the nervous "ébranlements". Yet, they
at once enter their mutual, transforming interactions.
Which include
those of the sentience, or physical interactions that produce their nomical
effects through their affecting a non-indifference constitutively circumstanced
thereto. Psychisms operate repositioning segmented objects composed by that
sort of standing waves plus their experienceable intonations, and so they do
not process natural symbolic representations of more elementary data. The existential to be, namely that one which allows
other psychisms, with diverse contents, to be more or less like it (the
difference coming from the different contents, the sameness from their
existential being), and which is absent from extramentalities (whose being is,
therefore, not existential), indissociably appears in
nature with the intonations, whose extramentality admits to be causally
swayed by other extramentalities. This sort of "standing waves",
sustained by reverberating neurobiological macro- and microcircuits,
interpenetrate whilst their temporal organization constitutes that system of
segmented, or individualized, stationarities that Jakob also called
representational atomicities, whose constitutive interactions include the
mentioned sentience’s effects.
Notas
(De los párrafos citados; en la publicación se hallan todas a pie de
página, con la numeración indicada. / Notes of the quoted pages; they are all
footnotes in the printed work, numbered as follows):
3. The physical
traits, characteristically featured by any sort of real thing —i.e., a photon,
as different from an electron—, differ from that thing’s existence or
inexistence. Being or instead not being is a brute factuality. As such, the
determination of actuality is really foreign to, and not included in, any
physical determination of features. Yet no entity lacks identity. This
determination of features —even a cosmological evolution of the causal
resultances, or even evolving modalities of interaction compounding causation differently
at each stage and eventual branch— just distributes regularly the brute
empirical fact whereby there is something rather than instead nothing at all.
That assortment of new features is variegated because actual physical things
(the quantum field system and eclosions) do not form a homogeneous stuff, as
they really —not just as instrumentally posited by classical physics; see below
in the main text— are of diversified sorts (= each real physical thing is
thus found finite), so making nature a "universe"; whereas
their determination of inexistence or existence (= of their present
actuality or "interactivity") depends on that any reality really
exists, and thus cannot consist in said variegation of attributes that
"instantiates properties". Howbeit complexified might said
variegation be. Present actuality is not in turn variegable. Only entire. And
fully real; or, either, wholly absent. The existence apportioned in the
physical, finite realities is never finite in itself, partial, just specific,
or incomplete. Correspondingly, finite entities are never defined after their
existence. Neither the physical determination is causative of actuality (of its
field system or of singular eclosions) nor actuality’s causation is just
predicative of features. This distinction, obscured because the causal
determination of features never runs apart of actuality (= never runs as
if the features were forerunning things, to become amalgamated), is however
noticed in the Western thought up from Aristotle (Analyt. Hyst. 92 b
10), Boetius (appr. 470-525; cf. De Hebdomadibus II), al-Farabî
(deceased in Baghdad about 950), Ibn Sinâ ("Avicenna",
980-1037), a minority of the pre-Renaissance Schoolmen, and Spinoza (1632-1677:
Eth. I, Pr. 24; cf. Pr. 28).
4.
This improper equation presents feelings and perceptualities as caused
constituents of nature that, because of their postulated being
non-causal by themselves (and not, instead, because of their being just
incommunicable through channels), ought to stay restricted to a particular
reference frame. (Owing to that affixing, they should perform as virtual
optical images, vanishing if re-described from moving reference frames; not
even operative as their conjugate, the real images, which do subsist but vary
when their observer moves, as resplendent glitterances, photographable rainbows
and skin-taning reflections on water; the causative action of the components,
on the other hand, issuing from real images yet absent of virtual ones, is of
course found invariant across all reference frames.) In other words: such
equation of privacy to physical powerlessness presents feelings and
perceptualities as unphysical ostensions, unconstituted away of some particular
reference frame —like virtual images in the "depths" of a mirror—
but improperly attributing such "fixation" to lack of causal efficacy
for connecting them nomically. This lack, had it been true, would indeed
have prevented feelings and perceptualities to causally foreordain what is to
change when their observer moves, thus affixing their describability to a
single reference frame, in partial coincidence with observations. (Yet, as
feelings and perceptualities do cause physical effects, their one-witnessedness
must come from another physical source.) That specious deficiency would have
thus prevented exchanging observers in that reference frame, whose
particularity should thus have become secluded privacy. Wherefore the intrinsic
pith of the "qualia" conception is to pretend that all
observations in physics are observations of extramental position, and privacy
foreign to physics.
5. Chr. Jakob, Curso de neurobiología - Año lectivo
1900, Hospicio de las Mercedes (Buenos Aires). The
course was summarized in: La Semana Médica vol. VII. Dates: 28 June
1900, pp. 325-327; 12 July 1900, pp. 354-358; 19 July 1900, pp. 363-366; 9 Aug.
1900, pp. 403-408; 30 Aug. 1900, pp. 439-444; 20 Sept. 1900, pp. 479-481; and 8
Nov. 1900, pp. 589-590.
6.
Albeit the British Medical Journal published two communications
reporting the discovery of the brain oscillations of electric potential today
called electroencephalographic, the Northern hemisphere learning neglected it
for at least fifteen years, except for occassional citations of Caton’s name in
lists of experimental reseachers without any comment (e. g., that by G. Sergi, La
psychologie psychologique – édit. francaise, Alcan, Paris, 1888, p.
139).
[Página de red en construcción - La traducción castellana será
provista en breve. MS]
Un descubrimiento
fundamental de Christofredo Jakob (1911): No existe corteza asociativa.
A fundamental discovery of Christfried Jakob (1911): The association
cortex nowhere exists.
5.El descubrimiento de la Doppelrinde:
"Ueber die
Ubiquität der senso-motorischen Doppelfunktion der Hirnrinde als Grundlage
einer neuen biologischen Auffassung des kortikalen Seelenorgans"
Citation: Lecture of September 26, 1911
(Munich); Münchener Medizinische Wochenschriff 9, 1912.
"Von den Resultaten
seien hier folgende resumiert: I. Alle Regionen der menschlichen und tierischen
Hirnrinde ohne Ausnahme sind rezeptorisch tätig, also sensitiver Natur
(eigenartig ist nur die Stellung der Ammonsformation, des ältesten
Rindenbezirkes) . . . II. Der Hauptanteil dieser sensiblen Strahlungen endet in
der kortikalen Aussenschicht (Aussenschicht = Stratum zonale, kleine, mittlere
und grössere äussere Pyramiden + Körnerschicht /Stratum intermedium/). . . .
III. Die Innenschicht der Rinde ist effektorisch tätig (motorisch), auch sie
existiert überall. (Innenschicht = tiefe, grosse und mittlere Pyramiden, tiefe
kleiner und polymorphzellige Elemente). . . . IV. Beide Fundamentalschichten
haben bei den Saügern bis zum Menschen übereinstimmend einen doppelten Ursprung
(monophyletisches Verhalten) und auch bei verschiedenen Vertebratenklassen
(Reptilienarten insbesondere) ist ähnliches zu konstatieren. Dagegen gehört der
Amphibientyp nicht dazu, mit einiger Ausnahme der Gymnophionen, welch letztere
aber nach unseren Untersuchungen geradezu den Fundamentaltypus der Entwicklung
des höheren Kortexapparates repräsentieren. Unsere vergleichend
kortexhistologischen Studien lehrten uns nun, dass die beiden funktionell
verschiedenen kortikalen Fundamentalschichten einen getrennten Ursprung haben:
die rezeptorische Aussenschicht entstammt dem Riechhirn (einem sensiblen
Hirnteil), die effektorische Innenschicht dem Corpus striatum (einem alten,
motorischen Zentral ganglion). Trotz des doppelten Ursprungs gelangt aber die
Gesamtrinde, je höher der Hirntyp sich entwickelt hat /,/ zu einer um so
innigeren Vereinigung beider Schichten und bei den Säugern führt dies infolge
der Ausbildung von weitverzweigten zellulären Protoplasmafortsätzen und
Kollateralen der Achsenzylinder einerseits und des Auftretens massenhafter Binnenzellen
und Zwischenschichtszellen andererseits zu einer förmlichen sekundären
Verschmelzung der in der Anlage getrennten Rindenfundamentalschichten; ein
Prinzip, das insbesondere die Primaten- und somit auch die menschliche Rinde
auszeichnet. V. Eine weder rezeptorische noch
effektorische Rinde (= "Assoziationsrinde") existiert nirgends .
. . Auf die Bedeutung dieser gänzlich neuen Anschauungen von dem Wesen und
Wirken unseres Seelenorgans . . . gedenken wir in Bälde zurückzukommen. Hier
möchten wir nur darauf hinweisen, dass diese aus der modernen biologischen
Gehirnforschung hervorgegangenen Ergebnisse sich in manchem eng mit
Anschauungen der neueren Philosophie (vergl. Wundts Apperzeptionstheorie, der
Lehre vom Unterbewussten, etc.) berühren, dass sich somit die Ergebnisse der
Seelenforschung mit denen der Gehirnforschung nicht mehr, wie bisher, in
schroffem Gegensatze befinden, möchten wir als ein besonders bedeutungsvolles
Symptom für die Zukunft der Rindenbiologie hervorheben".
El Sr. Director del Centro de Investigaciones Neurobiológicas del Ministerio de Salud y Jefe de este Laboratorio, Prof. Dr. M. Crocco, disertando en San Petersburgo (Rusia) poco después de la conferencia reproducida en lo que sigue. Copyright© 2005 Electroneurobiología; puede reproducirse citando la fuente con su URL original.
Otra prioridad mundial restringida a obrar sólo
efectos locales:
6.A l b e r t o A l b e r t i
y el primer mapeo con
electricidad ¡durante ocho meses!
de un cerebro humano
consciente:
hazaña científica
silenciada durante un siglo
Mario Crocco
Contribución leída en las XI Jornadas Municipales de Historia
de la Ciudad de Buenos Aires, sobre el tema "La Modernidad", Centro
Cultural Gral. San Martín, el 29-VIII-1994.
Citation: Electroneurobiología
1 (3), 73-82, September 1994 [Language of main text and Summary:
Spanish].
Sumario:
La hazaña científica y humana del inmigrante trentino Dr. Alberto
Alberti
-el primer mapeo con electricidad en el mundo, prolongado durante
ocho meses,
de un cerebro humano consciente y expuesto- fue suscitada
(1) para forjar la neurocirugía (era necesario perforar el cráneo:
reimplantar el uso del trépano, abandonado porque los pacientes con
cualquier foco cerebral fallecían del exceso de perforaciones
inútiles,
ya que se desconocía casi toda localización de funciones en el
cerebro humano),
(2) por el uso político de la neurobiología en la modernidad,
(3) por el valor personal y esfuerzo científico del mismo Alberti y
de un
sabio polaco que asentó su hogar en una pieza de la calle Victoria,
y (4) por la fáustica necesidad humana de tocar el alma.
Pero, ¿no era el alma lo que movía el cuerpo? ¿No estaba el alma
repartida por todo éste?
¿Por qué se la habría de poder electrizar sólo en el cerebro?
¿Sería acaso la electricidad veneno para la mente?
¿No debería ineluctablemente morir el paciente cerebral
electroestimulado,
a causa de esa desmesura violatoria de nuestra condición terrenal?
Para impedir esa osadía modernista, el primer Congreso médico
internacional en Londres
condenó de antemano todo futuro ensayo semejante,
maguer su utilidad y necesidad clínica.
¿Interactuaría la electricidad con el alma? ¿Saberlo, la
des-sobrenaturalizaría?
Y, en una formulación mucho más grave y profunda, ¿sería
endogenista la semoviencia?
En nuestra remota Argentina se osó adquirir respuestas de la
naturaleza
y un truhán las inutilizó.
A nueve años de su redescubrimiento, ulteriores investigaciones
históricas permiten
contextuar para estas Jornadas el plagio y bloqueo, realizado por
el estudiante
-luego político, intendente del colindante Partido de Almirante
Brown y falso médico-
Llobet, quien en Buenos Aires silenció los resultados de Alberti
y se graduó inválidamente en nuestra Universidad haciéndolos pasar
por propios
con forzosa discreción. Tal discreción obligatoria acalló su
difusión local
y dejó su comunicación internacional a la ineficacia y cautela del
bribón,
generando un despiste del conocimiento científico
por el cual el mismo plagiario no pudo tratarse y falleció en el
clímax de su carrera política.
Pero por casi treinta años el bloqueo perpetró idéntico perjuicio
contra multitudes de enfermos neurológicos en todo el mundo.
Por éso es menester recuperar la historia de este drama local de
incidencia mundial,
para que la frágil ciencia encuentre en nuestra sociedad la defensa
que tanto necesita.
–In memoriam, Marjorie Ledesma
El descubrimiento y la comunicación técnica, en
octubre de 1985, del plagio, realizado por el estudiante Llobet, de los
resultados de la hazaña científica y humana del inmigrante trentino Dr. Alberto
Alberti, promovieron entre 1986 y 1988 varios actos académicos y comunicaciones
en Europa y en la República Argentina. Su propósito no fue solamente el
desagravio del plagiado Dr. Alberti, tan olvidado ahora cuanto querido hace un
siglo por su labor médica repartida en San Nicolás de los Arroyos, en Génova y como
Médico Interno (en italiano "Primario": responsable médico en
ausencia del Director) del Hospital Italiano en la ciudad de Buenos Aires.
Tampoco fue objetivo de esos actos exaltar el interés científico o la
importancia intrínseca y la prioridad mundial de su descubrimiento, sino, en
particular, destacar el gravísimo daño infligido a toda la sociedad cuando los
incapaces se apoderan del trabajo científico ajeno.
Fue un drama histórico, perenne al iluminar la
hesitación modernista-antimodernista tan enfatizada por nuestra cultura y
destacar el interjuego de sus agentes individuales y colectivos; promovido por
la necesidad humana de tocar el alma, como Tomás el Dídimo al meter su
dedo en la llaga; viabilizado por el profesor Richard Sudnik y sus cursos al regresar
de la Expedición al "Desierto" (1879) donde entre malones aplicaba su
máquina eléctrica de manivela para estimular el cerebro de cuanto cuis, mara o
conejo se le cruzaba cerca; y llevado a cabo en San Nicolás por el Dr. Alberto
Alberti, al abrazar una decisión de gravísimo riesgo para su joven carrera
médica y su futuro familiar, tras siete meses de estudiar las agitaciones
(locomovilidad funcional) de la masa encefálica en una paciente con toda la
bóveda cerebral a la vista, doña Severa Velo, quien había sufrido la voladura
de toda la calota o tapa craneal por una progresiva carie sifilítica (osteítis
luética).
La conjetura de que la carnalidad del psiquismo
acarrearía la carnalidad del espíritu (ocasionada por la impropia yuxtaposición
de ambos en la concepción vulgar del alma) promovió el uso político de la
neurobiología, empleada ofensivamente desde los enfrentamientos, en la India
del siglo -VI, de los Carvakas (no creyentes en la infalibilidad de los Vedas)
con sus gobernantes, hasta las pugnas y violencias ideológicas movidas o
motrices en el modernismo del Erklärung y la Revolución Francesa. Los
descubrimientos eléctricos -Galvani, Volta y tantos más- habían promovido una
moda en toda Europa, la de electrizar organismos vivos para ver si por acaso,
insuflando alma, podían revivirse cuerpos muertos. En tal situación, los
trabajos serios de electroestimulación cerebral integraban un caótico contexto
donde se abigarraban aventuras poco serias, novelas resurreccionistas, efectos
circenses con cabezas degolladas de ganado debatiéndose en espasmos por la
electricidad, interrogatorios a decapitados en el patíbulo, y una vehementísima
polémica entre conservadores y transformadores socioeconómicos a la cual ningún
amigo de la historia es ajeno.
En Buenos Aires ya se había dictado cátedra sobre
electricidad en un primer nivel internacional. Entre 1828 y 1835, el exiliado
lombardo Octavio Fabricio Mossotti (Novara, 1791 - Pisa, 1863) había dictado
sus clases como titular de una cátedra, la de Física Experimental en la
Universidad de Buenos Aires (clases que Vicente Fidel López y Juan María
Gutiérrez llamaron "inolvidables"), centrándose en los problemas de
la electricidad acumulada en lo interno de alguna masa material.
Es singularmente curioso, para quienes nos dedicamos
profesionalmente a estudiar el nuevo órgano anatómico invisible e intangible
que se forma dentro de la substancia gris cerebral (al tallarse con formas
rápidamente cambiantes los campos electromagnéticos que ocupan su volumen) que,
mientras dictaba aquí su cátedra, Mossotti maduraba sus ideas sobre la acción
eléctrica en lo interno de la materia. Mossotti las publicó al regresar a
Europa y tales ideas le dieron relevancia mundial en los estudios sobre las
acciones moleculares dentro de los cuerpos dieléctricos, como, hoy sabemos, lo
es la materia gris cerebral. ¿Abonaron aquí la receptividad hacia los cursos
dictados por Sudnik cuarenta y seis años después? ¿Llegaron luego, desde Pisa
donde trabajaba Mossotti, a Bolonia y Padua donde estudiaría Alberti? Como
Sudnik, el científico Mossotti no vaciló en tomar las armas por su patria:
regresó a Italia por el "profundo sentimiento de misión" -son
palabras de Máximo Barón, físico historiador de Mossotti- que enhebra
patriotismo y sacrificio científico. Allí, al mando de un batallón y con grado
de mayor, intervino contra los austríacos en las acciones de Curtatone y la
librada en su natal Novara; luego, por su labor científica y docente se le hizo
Senador del Reino, sin que ello perjudicara la divulgación de sus ideas sobre
dielectricidad. Aquí, entre los numerosos alumnos de Mossotti, había estado
Luis Tamini, miembro del ambiente de Sudnik y de Alberti en la época previa a
la hazaña de éste, y Vicente Fidel López, sostén del Círculo Médico donde Sudnik
dictó su histórico curso y donde el plagiario Llobet era conservador del Museo.
Aquí había sido Mossotti profesor de Saturnino Salas (catedrático de Física
Matemática de la U.B.A.), Carlos Tejedor, José Mármol, Esteban Echeverría,
Miguel Cané padre, Marcos Paz, Juan Bautista Alberdi, Marco Avellaneda, Antonio
Aberastain y el médico Indalecio Cortínez, entre muchos otros. Sus ideas
desarrollaban las que simultáneamente iba publicando desde 1831, en el Philosophical
Magazine de Londres, otro joven de su misma edad, cierto Michael Faraday, a
quien casi con seguridad Mossotti habría tratado personalmente en Inglaterra
cuando se familiarizó con otros miembros de la Royal Society, Thomas Young y J.
F. W. Herschel. Young había rebatido las teorías ópticas de Newton, y Faraday
era también antinewtoniano y buscaba construir una descripción no- newtoniana
de la electricidad corriente y estática. A ello lo había precipitado el
descubrimiento de Volta de 1800, de que se podía producir corriente eléctrica
disponiendo materiales de una manera determinada, la pila eléctrica. La
interconversión de fuerzas químicas en eléctricas y viceversa no cabía en
esquemas newtonianos, y alentaba la metafísica de Leibniz y Platón al destacar
la unidad de las fuerzas y su consecuente reductibilidad a movimientos (o sea,
la inexistencia en la Naturaleza de series causales que no emergieran de afuera
de las cosas, exogenísticamente), lo que contacta por su ángulo más sensible al
uso político de la problemática psicofisiológica.
Faraday había innovado descubriendo que la acción a
través de un campo lleva tiempo para su transmisión (Nota del 12-III-1832, en
la Royal Society) y ello, lentamente, armonizaba con la posibilidad de que la
acción del campo eléctrico y magnético tuviera su origen dentro del mismo campo
y que éste fuera una especie de "substancia". Aunque faltaban décadas
para que Maxwell, Heaviside y Poynting estableciesen la base del
electromagnetismo moderno, ese concepto, de un campo de fuerza cuyas acciones
salen de adentro (endogenismo) y tardan un tiempo en transmitirse, resultaba
crucialmente compatible con los preconceptos substancialistas en boga acerca
del espíritu. La "materialidad" dejaba de ser
pitagórico-parmenídeamente inane y comenzaba a acoger algo parecido a un origen
de acciones.
Y Mossotti, en "Sobre las fuerzas que rigen la
constitución de los cuerpos" (Taylor's Sci. Mem. 1, 448-469, 1840); en
"Investigaciones teóricas sobre la inducción electrostática, encaradas
según las ideas de Faraday" (1847, quod in manibus non habui; apud
Baron) y en su "Discusión analítica" (Soc. Ital. Modena, Mem. XXIV,
49-74, 1850) introdujo, en los modelos mecánicos de la física de su época, la
acción endogenista de la inducción molecular eléctrica del medio dieléctrico.
En efecto, su descripción impuso la necesidad intrínseca (de los campos) de que
se conserve la carga (dicho técnicamente: anuló la integral de las cargas
desplazadas).
En otras palabras: mientras el electromagnetismo
fuera mecánico, no servía para suponerlo en algún modo homólogo al alma y en
consecuencia no era posible su uso ideológico con fines contestatarios. Pero .
. .
. . . cuando los campos eran concebidos
endogenísticamente, y su acción a distancia como no instantánea, se alentaban
las especulaciones sobre sus posibilidades de contactar al alma, repetidas en
innumerables ecos divulgatorios o de menor seriedad o precisión conceptual. En
la documentación de sus cursos en Buenos Aires, Mossotti se limitó a los
modelos mecánicos de la electricidad. Pero es difícil que su enseñanza oral y
sus charlas particulares hayan dejado de caracterizar hórmicamente esos
fenómenos naturales. Y su eventual influencia sobre los origenes de la
neurobiología y psicofísica argentina, bien preparando el clima de donde surgió
el experimento de Alberti, o bien en la formación que Alberti recibió en
Bolonia y en Padua, requiere ulterior investigación histórico-técnica.
A su regreso del fortín de Bahía Blanca, el profesor
Richard Sudnik, uno de los fundadores en París de la Sociedad Internacional de
Electricidad, brindó en Buenos Aires los cursos de su cátedra paralela a la
Universidad, sostenida por el Círculo Médico (que, en realidad, antes que a
médicos agrupaba a jóvenes y activos estudiantes de medicina). Esos cursos, de
primer nivel internacional, fueron durante varios años fermento y levadura de
la neurobiología y psicofísica en la Argentina. Sudnik introdujo en nuestro
país el estado mundial contemporáneo de esa ciencia en 1880, deleitándose, por
ejemplo, en narrar las observaciones moscovitas de su compatriota J.
Mierzeyewski, quien publicó en Paris el llamativo descubrimiento de neuronas
gigantes que hacían mover el cuerpo y que, agregaba Sudnik, eran controlables
con electricidad.
Perfectamente se conocían aquí los hallazgos de Betz
de esas mismas células. Pero, por ser Mierzeyewski compatriota de Sudnik, aquí
era más conocida su reciente descripción; la palabra que él empleó,
"nidos", para indicar como se agrupaban las células gigantes,
circulaba con preferencia. Perfectamente, también, se conocía aquí el mortífero
experimento de Bartholow, de Cincinnati, quien mató a una adolescente débil
mental -¡tras pedirle su consentimiento para operarla!- colocándole corriente
en el cerebro durante breves segundos por medio de electrodos durante una intervención
quirúrgica (y quien brindó patéticas excusas en el Congreso de Londres de 1880,
donde asistieron seis argentinos capitaneados por el Dr. Guiliermo Rawson). Y
también era cumplido el conocimiento local del no menos mortífero ensayo
("observación") de E. Sciamanna, quien con idéntica fatalidad
electrizó el cerebro de su paciente, el hasta entonces vivo Ferdinando
Rinalducci, conectándolo igual que Bartholow sólo durante escasísimos segundos.
La consecuencia fue que en nuestro país, como en todo el mundo académico
internacional, se compartió la condenación expresada por el mismo Bartholow,
compungídisimo con su prioridad, y por el Congreso de Londres, prohibitiva de
experimentos tan políticos como deletéreos, a los que ahora exigía considerar "una
acción altamente criminal".
Pero para desarrollar la neurocirugía era ineludible
perforar el cráneo: reimplantar el uso del trépano. Las intervenciones habían
disminuído grandemente, y el trépano casi se había abandonado, por muy sólido motivo:
faltaban noticias sobre la localización de la función cerebral. Si una lesión o
cuerpo invasor (un tumor, una "várice" o aneurisma cerebral) producía
síntomas periféricos -p.e., temblor en un codo-, no había modo de relacionar
estos síntomas con la localización de su origen dentro de la cabeza. Y, en la
impotencia para ubicarlo, se trepanaba muchas veces, quizás diez o doce, hasta
que el paciente se moría de las trepanaciones sin haberse podido localizar
-menos, curar, limpiar o extraer- el origen central (cerebral) del síntoma
periférico visible. Estimular eléctricamente producía movimientos y sensaciones
localizados en partes chicas de todo el cuerpo y debía ser el medio más preciso
de localizar las funciones en el cerebro: el estimulador eléctrico colocado en
tal o cual punto se correspondería con tal o cual localidad del cuerpo -mano,
pie, etc.- y así podría construirse un mapa. Un mapa isomórfico
central-periférico. Pero . . .
Pero, ¿no era el alma la que movía el cuerpo? ¿No
estaba el alma repartida por todo éste? Y, ¿sería esa electricidad pitanza o
ponzoña para la mente? ¿No debería ineluctablemente morir el paciente
electroestimulado, a causa de esa desmesura violatoria de nuestra condición
terrenal? ¿Interactuaría la electricidad con el alma? Y, en una formulación
mucho más grave y profunda, ¿sería endogenista la semoviencia? Muy pocos podían
formularse esta pregunta, pero eran quienes decidían: el desarrollo del
aristotelismo en la escolástica europea retenía el objetivo de Aristóteles, de convalidar
que el único movedor y semoviente del Universo era el Fundamento de la
realidad, y que toda la naturaleza se movia por él. Precisamente el ascenso del
platonismo con la ciencia moderna tuvo por objeto repristinar ese objetivo, que
se había relajado con el reconocimiento de entelequias naturales, virtudes
intrínsecas e ímpetus interiores. De paso, las "leyes" de la física
moderna asumirían majestad divina (aunque los más lúcidos científicos, como
Newton, rechazaban ésto, y no precisamente por devoción). ¿Qué diria la
electricidad: que los hechos temporales no originan acciones sino sólo las
continuan (y que el alma, mero nudo atisbador entre estímulo y respuesta, nada
decide ni se mueve por sí misma) o bien que el origen de la acción es
intrínseco y es necesario volver al relajamiento endogenista, tildado de
"animismo"? Y en todo caso, ¿a quién le importaba preguntarle a la
Naturaleza, arriesgando más problemas? Mejor ignorar; hagamos neurocirugía con
tisanas . . .
Alberto Alberti conocía a su paciente, Severa Velo,
desde 1882. Quería a esa sufrida madre de seis hijos, a quien había logrado
mantener con vida y deambulando, no menguada proeza clínica en época sin
posibilidades de asepsia y con una herida tan extensa. Pudo estudiarle aspectos
importantísimos para la neuropsicología, durante esos siete meses, y llegó así
al día crítico, el quince de septiembre de 1883, en una clara mañana nicoleña.
¿Averiguaría, electrizándola, cómo se conecta el cerebro con el cuerpo? ¿No
pecaría, quizás, descubriendo cómo se conecta el alma con el cuerpo?
No había razón terapéutica para hacerlo; el
experimento humano era necesario para operar a otros seres humanos: don
y riesgosísimo servicio que sólo la paciente misma podía disponer. Sabía
Alberti que el resultado de electroestimular podía ser perfectamente condena y
cárcel, su sindicación personal como un "modernista" de deletéreas
ideas avanzadas, la excitación furiosa del antimodernismo, su expulsión del
país, la pérdida de su habilitación médica y . . . la ruptura con su novia, una
bella chica nicoleña que como todas sus amistades, jamás le hubiera perdonado
asesinar a Severa por una curiosidad; importante, sí, y aún crucial, pero no
terapéutica. Como plomo hirviente debió pesar esa posible muerte -pura hybris-
sobre el alma profundamente religiosa de este italianito sensible, médico
rebosante de ternura, cuando tomó su decisión. Sólo en segundo término contaría
su carrera, su novia, su deportación. No en vano venía de las mejores escuelas
médicas de Europa; pesó con exactitud todos los hechos clínicos. Pero el
conocimiento decisivo fue la experiencia técnica de Sudnik, no en vano físico
electricista de primer nivel mundial. Severa no habría de morir por el
experimento; las maras, cuises y conejos no morían como los pacientes de
Bartholow y de Sciammanna. Sólo por el despliegue de esa experiencia técnica
sabemos que Alberti conocía el trabajo de Sudnik y sus cursos en Buenos Aires;
hasta ahora ninguna otra constancia histórica nos ilustra directamente sobre
esa conexión. Debido a las características técnicas de la corriente empleada,
Severa no murió. Y durante ocho largos meses, cada vez con más confianza,
Alberti siguió mapeando, en la geografía sanguinolenta de la bóveda del alma,
las localizaciones de la función cerebral en todas las ocasiones posibles:
despierta, dormida, bajo barbitúricos, durante la ejecución de acciones
concretas, en la producción eléctrica de movimientos (es decir, la causada por
el electrodo y no por la voluntad de Severa), en la generación eléctrica de
sensaciones, en el estornudo, en la tos, en el acto de contar, de hablar, de
imaginar, de gritar, hasta en los esfuerzos del vientre . . . Alberti tenía
veintisiete años; sí, veintisiete, aproximadamente la misma edad que Einstein,
que Newton, que Nietzsche en sus más radicales contribuciones.
El estudiante de tercer año de medicina, Andrés
Llobet, nada sabía de todo ésto. A sus veintidós años, no estaba produciendo
los descubrimientos que unas décadas antes Helmholtz había conseguido a esa
misma edad. No; Llobet estaba estudiando lejos de San Nicolás, en Buenos Aires,
aunque cierta temprana megalomanía ya lo había llevado a nombrarse Presidente
del Círculo de Estudiantes Nicoleños de Medicina en Buenos Aires, donde contaba
con la multitudinaria aquiescencia de sus cinco compañeros: un circulo no deja
de serlo por ser reducido.
Llegó la primavera de 1883. Y pasó toda. Recién para
las Navidades volvió Llobet a San Nicolás -las vacaciones universitarias eran
entonces sólo desde el veinte de diciembre hasta el primero de febrero-, hijo
de una adinerada e influyente familia muy amiga de la dueña del Hospital
privado donde trabajaba Alberti. Éste recién ahora había dejado de ser médico
raso; había ascendido a Jefe de una Sala. Al enterarse el estudiante (y Presidente
del Círculo de sus pares nicoleños) de la comidilla local, acerca de las
brujerías que hacía el inmigrante italiano en la criolla que mantenía viva sin
tapa de los sesos, quiso curiosear asombrado en esa singularísima acción no
terapéutica, que Alberti venía llevando a cabo cotidianamente desde hacía ya
tres meses y medio.
Subió al piso alto del Asilo, valido sin duda de la
privanza de su familia con la dueña y de la bonhomía de Alberti, y éste por una
única vez le permitió colocar los electrodos. Debe tenerse en cuenta que ello
requiere un mínimo de delicadeza médica manual, y que Llobet ni siquiera era
estudiante de los últimos años de Medicina, y mucho menos era "perro"
(estudiante del sexto y último año), sino apenas de tercero, el último de la parte
introductoria de la carrera; el "CBC", o curso básico común,
diríamos ahora. Pero la mejor amiga de su madre era dueña del Hospital.
Ella, Justina Acevedo, era la viuda de Felipe Botet.
Éste, tras larga lucha junto con dos amigos, había logrado constituir el hoy
Hospital Neuropsiquiátrico "Dr. José Tiburcio Borda", haciéndolo
denominar "Hospicio de San Buenaventura" en invelada y personal
canonización de uno de aquellos dos restantes amigos (y primer director
desplazado políticamente de su conducción, el médico Buenaventura Bosch).
Fallecido Felipe Botet, su muy adinerada viuda, antes de volver a su natal
Buenos Aires, dejó fundado en San Nicolás un nuevo hospital de caridad. Y por
idéntico motivo lo denominó "Asilo San Felipe", en igualmente
invelada santificación de su difunto esposo.
Después, el drama. Hacia abril o mayo del siguiente
año (1884), Alberti terminó los experimentos. En los próximos treinta años sus
resultados hubieran debido permitir que unos trescientos millones de pacientes
neurológicos en todo el mundo, los más por cierto carentes de médico, si
llegasen a consultar uno pudieran beneficiarse con un método infalible de
diagnóstico, un método para utilizarse desde la primera observación preliminar:
el conocimiento de la localización anátomofuncional. En esa enorme masa de
enfermos en eventual consulta, esa capacidad localizatoria indicaría el origen
central de cualquier síntoma periférico y permitiría volver a emplear el
trépano. Un pequeño adelanto de los dedos con el electrodo y un gigantesco paso
constitutivo para la neurocirugía. Un trufador se interpuso -Llobet-; la
extrema fragilidad y vulnerabilidad del avance científico auténtico lo hicieron
trizas ante la estéril argucia de la canalla, y el mundo debió esperar hasta
1909 -veintiséis años, suficientes para madurar un genio, y la diferencia entre
vivir o morir para no pocos en la mencionada masa de pacientes- para que el
norteamericano Harvey Cushing sintetizara experimentalmente una deshilvanada
serie de tímidas intentonas posteriores a Alberti (historiadas en 1897 en
Burdeos por Lucien Lamacq: "Les centres moteurs corticaux du cerveau
humain déterminés d'aprés les effets de l'excitation faradique des hémisphères
cérébraux de l'homme", Arch. Clin. Bordeaux 6, 11-13, nov. 1897) y,
creyendo innovar, recuperara la información perdida.
¿Cómo perpetró Llobet su crimen? Alberti, justamente
satisfecho con sus resultados y plenamente consciente de su enorme importancia
mundial, había terminado el 31 de julio de 1884 la Memoria para
comunicarlos . . . corriendo, porque se le vencía el término para presentarla
en Buenos Aires ante la sociedad elegida. "Creemos que nuestro caso
narrado" -escribe el apurado sabio- "sea uno de los más importantes
que se conocen; pues no sólo disipa muchas de las obscuridades existentes en la
fisiología cerebraI, sino que tiene también una importante aplicación clínica y
es de una grandísima utilidad práctica". Como otros grandes aquí, confió
en su patria de adopción; y tal como Christofredo Jakob, en el siglo XX, vería
ignorarse en el mundo valiosísimos descubrimientos suyos por haberlos publicado
en Buenos Aires y en castellano, igualmente Alberti decidió confiar su Memoria
al "Gran Concurso" convocado por el Círculo Médico Argentino
donde Sudnik había profesado su Cátedra "paralela" a la Facultad
y . . . donde el joven Llobet era el influyente encargado del
Museo.
Sacó Alberti el décimo y último "premio"
-un diploma, que terminó en exposición en el Museo nicoleño, como si hubiera
podido enorgullecerle-, muy por detrás de Llobet. Éste obtuvo el séptimo premio
por aportar a la humanidad un insuflador, un globo para echar -¿qué?: nada
menos que aire en los pulmones, por medio del original expediente de estrujarlo
con los dedos. Pero Alberti fue premiado, y con ello –he aquí la madraza del
borrego- le correspondía publicar su Memoria en los Anales del Círculo
Médico. Esto se comprueba ya que, por error, esa Memoria conservó,
cuando fue publicada finalmente a costa del autor, algunas de las reveladoras
leyendas de cabeza de página -"headers", en microsofés- sobre algunas
de las figuras posteriores, mientras que se las sacó de las iniciales. Pero, en
síntesis, Llobet impidió que fuera publicada por el Círculo. La copió, y fraguó
así una ilegal tesis doctoral con la que obtuvo un doctorado de la Universidad
de Buenos Aires en la Facultad de Medicina, nulo de nulidad absoluta por
basarse en delito. Tocando el cielo con las manos, pero confiando en contactos
masónicos muy vinculados al Círculo y en el modernismo de su contenido, la
tradujo y envió como propia para deslumbrar a Jules Simon, presidente de la
Academia francesa de Medicina. El que no le prestó más que una cortés
contestación, sin análisis; Llobet había confundido una autoridad sectorial
política con una autoridad sectorial científica.
Clínico absorbido por sus pacientes, esposo y padre
tierno y delicado, no por ello carecía Alberti de la fierezza personale
necesaria para allanar el imprescindible avance de la ciencia y de paso para
vengar el plagio. Imprimió a su costo una exigua tirada de la Memoria,
utilizando para ello la composición en plomo ya preparada para los Anales
del Círculo Médico y que jamás le iban a publicar, pero que evidentemente no
pudieron negarle porque el trabajo era suyo. Pero la conexión de los Llobet con
la dueña del Asilo "San Felipe" -donde ahora Alberti había llegado a
ser un Director - le ató manos y lengua. La noble viuda, que vivía en la
Capital y con quien el italianito no tenía acceso ni menos privanza, puso, como
condición para transferir a la municipalidad nicoleña su "Asilo San
Felipe", que el Director del mismo Asilo -el plagiado- entregara el
Hospital: al cabildo, en manos del Intendente, y al pueblo nicoleño, en manos
de . . . la madre del plagiario.
Amargadísimo, Alberti guardó su silencio. No podía
frustrar la transferencia tan anhelada por la población de San Nicolás. Viajó a
Italia -donde nació su hija Laurita, cuya devoción preservó la documentación
necesaria para redescubrir la hazaña de su padre-, gozó de la amistad de Lombroso.
Pero su esposa nicoleña -Isabel Sánchez Cernadas- añoraba demasiado su gente,
su familia descendiente de españoles, nuestros compatriotas, los que tan
vilmente nos habíamos portado.
Volvió. Fue Alberti médico "primario" y así
por azar efímero Director del primitivo Hospital Italiano en Buenos Aires,
donde renunció tras otro grave disgusto personal, y se retiró a su casa en la
avenida Rivadavia, justo frente al ruidoso obrador donde el tren subterráneo de
la línea "A" haría emerger en Primera Junta su flamante orgullo.
Espiritualmente reseco, desatendió una afección renal que, entre el barullo de
esos primeros convoyes subterráneos -los que inútilmente procuró evitar
viajando a su campo en Santa Fe- le llevó a la muerte en 1913.
En cambio, Richard Sudnik fue un sabio que eligió el
ambito académico para expresarse. "Era una figura inconfundible. Alto,
recio y fuerte con su larga barba que acariciaba coquetamente siempre; caminaba
lenta y cadenciosamente, con una gravedad solemne apoyado en su bastón grueso y
tosco, adminículo que le era indispensable para la marcha por llevar una
secuela trófica y paralítica en una pierna (habIa sido herido en la
insurrección por la que se le desterró de Polonia); llamaba así la atención de
cualquiera. Hablaba muy poco y sentenciosamente siempre; era parco en el reir y
expresábase con dificultad en una mezcla de polaco, francés y español que le
era peculiar, provocando comentarios risueños y a hurtadillas de los que le
escuchaban", recuerda uno de sus queridos discípulos, Mariano Alurralde en
El Cocobacilo (5, 58, primavera de 1924). Salvo esos queridos discípulos
(ver notas al final), y pese a ser Sudnik catedrático titular por décadas de la
más acreditada Universidad argentina, su diálogo debió articularse
primordialmente con el extranjero. Publicó allí -especialmente, en Francia-
decenas de experimentaciones electroneurobiológicas del mismo primer nivel
internacional con que había brindado sus cursos del Círculo Médico al regresar
del "Desierto". Pero la academicidad no vino sin sinsabores. Es
conmovedora la carta dirigida por su esposa francesa al Decano de la Facultad
de Medicina en 1915, pidiéndole costear aunque fuera un ataúd, ya que falleció
en la más supina inopia tras sentar su hogar por décadas en un cuartucho de la calle
Victoria. Sólo lo recordaron aquellos discípulos suyos y, ya en la actualidad,
el Laboratorio de Investigaciones Electroneurobiológicas del Hospital "Dr.
José Tiburcio Borda"; desde 1988 también el Centro de Investigaciones
Neurobiológicas deI Ministerio de Salud y Acción Social de la Nación bautizó en
su memoria una de dos aulas, recuperadas físicamente con enorme esfuerzo y
sacrificios personales. Una de ambas aulas hoy se denomina "Richard
Sudnik"; la otra, "Alberto Alberti".
Mientras tanto, el plagiario Llobet -formalmente no
debe llamársele médico- tenía alcanzado el que parece haber sido su objetivo
dominante: proyectar su ego en el entorno. Quien rechazara reconocer admirado
su excelencia no contaba: transpapeló la vida en el curriculum. Según las
publicaciones de la época, carecía de toda modestia: "Su tono es
dogmático, magistral: magister dixit. Aconseja a los especialistas,
corrige a los médicos, recomendando paternalmente a los colegas mayores,
cuidados en las atenciones profesionales . . . hace elogio de sus propias
observaciones, de sus brillantes resultados, de su espíritu innovador y
progresista y expresa sus opiniones con mucha libertad, como de gran altura,
apoyado en once años de práctica quirúrgica." Repitiendo su gesto de juventud,
de cuando se había erigido en Presidente de la comunidad, maguer parva, de
estudiantes nicoleños en la Facultad de Medicina porteña, en 1902 se hizo
elegir Intendente Municipal del partido de Almirante Brown, donde vivía. Se
aprestaba a alcanzar una cuota considerable de poder político nacional; casi
abandonó sus publicaciones profesionales. Podía ser diputado. Inesperadamente,
comenzó a padecer extraños síntomas neurológicos. Quedó privado del habla y de
otros movimientos y acciones, pero la neurobiología, privada de los
descubrimientos de Alberti, no había podido reprogresar lo imprescindible para
identificar a tiempo donde estaba la localización central de la lesión o tumor
cerebral que generaba tales síntomas. Su plagio había retrasado la ciencia que
ahora necesitaba.
Desesperado, viajó mudo al fin a París, donde el
célebre "radiologue" Henri Béclere le diagnosticó -por medio de los
rayos Roentgen- una ubicación en el lóbulo temporal -lateral e inferior-
izquierdo que a esa altura del desarrollo ya era inextirpable. "En su
silencio", comentamos, "el progreso de su enfermedad le habrá
revelado, a no dudar, elementos de la constitución humana que su ciencia le
mostró extramentalmente, ahora observados desde otra objetividad, la de lo subjetivo;
y su vida de luchador, que ya vimos cómo sabía tomarse ventajas, quizás haya
quedado suspensa de la pregunta por la transcendencia de la acción".
Sudnik y Alberti fueron sepultados en el olvido, y
Llobet, muerto así en 1907, es meramente recordado como neurocirujano: el
consabido bronce estatuario municipal hoy honra al falso doctor en la entrada
al ex-Hospital Rawson. Curiosamente, la placa bajo su exaltada escultura es
pulida con diligencia todas las semanas, régimen harto infrecuente para la
administración de nuestra imaginería. Pero en 1899, por impulso de Domingo
Cabred y Amancio Alcorta había llegado a esta tierra el fundador de la Escuela
Neurobiológica Argentino-Germana, Christofredo Jakob.
Pese a trabajar a menos de dos cuadras de donde lo
hacía Llobet, a los fondos del hoy Asilo "Prof. Dr. Guillermo
Rawson", Jakob, ubicado en el Centro de Investigaciones Neurobiológicas
(actual Avda. Amancio Alcorta 1602, a los fondos del Hospital Borda) ignoró a
Llobet. Ello no podría haber sido así, si a Llobet se lo hubiera reputado
verdadero autor de su propia, importante tesis. En efecto, aunque socialmente
era imposible osar la denuncia, por supuesto Sudnik, Alurralde, Frank Soler y
muchos otros científicos conocían la verdad; vivía también el silenciado
Alberti, y ello explica que Jakob nada haya querido saber de Llobet. Éste no
tenía disposición para congratular a otros investigadores por sus aportes, y a
más debió percibir la radicación de Jakob como una amenaza; no en la cirugía
que profesaba, sino en la neurobiología, donde si necesitó copiar su tesis es
porque su verdadero nivel se lo requirió; cada quien sabe lo que hace.
"Nadie más sagaz que los sabios de cartón para columbrar peligros con la
proximidad de un estudioso sincero", dijimos al comunicar los hechos;
"nadie más estólido que ellos para convencerse de que pueden
ocultarlo." El profesor Dr. Christofredo Jakob trabajó cincuenta y siete
años en la Argentina y bajo su égida de mentor y referente esta tradición se
desarrolló proficua, desde su tradicional edificio actualmente en trámite de
declaratoria como monumento histórico. Entre centenares de aportes, venció la
problemática de la topografía cráneoencefálica, propuso desde 1906 los
mecanismos corticales básicos del funcionamiento del cerebro que actualmente adoptamos
(como órgano interneuronal y no neuronal; y que desde 1965 conocemos como
modelos de inteferencia holográficos y holofónicos), aplicó la neuroanatomía a
la identificación de vertebrados fósiles, y descubrió que la materia gris tiene
siempre doble función (sensitiva y motriz) porque en la prehistoria se originó
a partir de dos capas de función separada. Propuso en 1910 la homologación
funcional de la convexidad de la corteza a la médula dorsal y su concavidad a
la médula ventral, descubrió y publicó en 1911 el aparato neurovisceral
conocido desde 1937 como "circuito de Papez" por el redescubrimiento
ejecutado ese año por el norteamericano de ese apellido, realizó una gigantesca
labor sistemática en patología, psicofisiología, anatomía comparada y del desarrollo
y biología teórica. Abrigó esta tradición una explosiva tensión interna
motorizante, en su concepto del tiempo físico, dejando en herencia a más de
cinco mil intelectuales aquí formados una fecunda contradicción conceptual en
este tema. Esa contradicción conceptual, a los quince años de la muerte de
Jakob, condujo, en el seno de la Escuela, al reconocimiento de la eficiencia
física y la plena objetividad de los fenómenos subjetivos (eficiencia y
objetividad que Jakob por largo tiempo denegara, al igual que Th. Ziehen por
quien bebió en las fuentes del paralelismo psicofísico tal como Karl Kleist lo
hizo a través de DuBois Reymond). Así integró esta tradición la formación
médica, biológica y en Filosofía y Letras por más de noventa años; desde 1969 un
sector de la misma viró desde un paralelismo psicofísico al reconocimiento
mencionado de la eficiencia causal de los fenómenos físicos unitestigo,
antiemergentista, y demostró la homología filética entre los mecanismos
corticales neuroeléctricos y los mecanismos de control ciliar en Infusorios
precámbricos, y hacia 1970 elucidó la anatomía de la comisura anterior en el
hombre y propuso importantísimos modelos de la producción del lenguaje,
emociones y la desinhibición instintiva. Durante la década de 1970 alcanzó un
nivel enteramente novedoso en el entendimiento de qué es un organismo vivo y
una teoría conformacional, no estadística, de la información; obtuvo en Europa
la primera de las patentes por dispositivos experimentales para observar
externamente la acción de diferentes fenómenos subjetivos, analizó en detalle
el cuerpo estriado cerebral integrándolo en una explicación de las bases
biológicas de la funcion volitiva, logró la descripción física de la
autorreferenciación objetal ("yoizar", o formación de un objeto
mental que funcione como un Yo), y con alta vocación histórica reconstruyó la
problemática científica del área desde sus orígenes; adquirió importantes
conocimientos morfoanatómicos sobre la histología de la lateralidad y los
efectos dentro de la corteza de ablaciones zonales en humanos y, ya en la
década de 1980, descubrió los episodios históricos silenciados del origen de la
neurobiología y psicofísica en la Argentina, que aquí nos ocupan, y logró
desmenuzar analíticamente, desde sus motivos protohistóricos, el bloqueo
cultural de la investigación física experimental de la subjetividad normal y
patológica.
Empero no es bueno pretender ignorar que la
investigación auténtica se realiza penosamente entre las bajezas y grandezas de
la condición humana. También reptó en esta tradición alguna figura excéntrica y
perversa, formó corte y se desvivió por graduar opas mancebas (para que el
erario se las mantenga con cargos de investigación); se llegó al crimen y a la
maniobra política para encubrirlo; desgraciadamente es lo esperable y sólo en
ese sentido (porque nunca se repite en otro) es la Historia magistra vitæ.
De ese sector emergieron los últimos loores a Llobet, como no podía ser de otra
manera. Pero la ciencia es mucho más vulnerable a las bajezas que impulsable
por las grandezas humanas y de ahí el valor de señalar ambas. Los trufadores,
que la lunfardía moteja "chantas", son, maguer su aspecto simpaticón
y hasta inocente, los de más peligro. Al igual que, diz, los vampiros de
lejanas supersticiones, parecen humanos pero en realidad no lo son. Así como
los primeros no darían imagen en los espejos, los barbianes y trufadores
también parecen externamente humanos, pero se diferencian secreta y
relevantemente en que emiten unas feromonas o perfumes, imperceptibles para
quienes se comprometen auténticamente; perfumes que ellos detectan para
reconocerse desde increíbles distancias. Y, así, se congregan silenciosos, con
sonrisa mentecata, siempre dispuestos a ayudarse, porque usarse mutuamente es
su necesidad fundamental. Y odian a quien es capaz de crear por sí mismo; y guay!
si a éste le falta ayuda solidaria, porque le victiman irremisiblemente. Por
éso es menester recuperar esta historia, para que la frágil ciencia encuentre
en la sociedad la defensa que tanto necesita.-
Notas:
En dos extensos e importantes estudios posteriores
del área, tanto Mariano Alurralde ("Trabajos de Fisiología
Experimental y Clínica (1896 -1901)", Buenos Aires, Spinelli, 1901; 159
pp.) como Frank L. Soler ("Localizaciones cerebrales", Fac. Cs.
Médicas, Lab. de Fisiología - Director: Prof. H. G. Pinero-, Bs. Aires,
Librería Las Ciencias, 1912; 107 pp.) omiten mencionar una serie experimental
conducida por Llobet, lo que indica, atento a la inmediatez de estos autores al
ambiente y a los hechos relatados, que ya a poco de "su" Tesis a
Llobet no se le concedía crédito. Conociendo la influencia de Llobet (que era
creciente a la aparición del libro de Alurralde y cinco años tras su muerte
para el libro de Soler) ello manifiesta además motivo para evitar comentarios
sobre Alberti, o sobre el episodio que nos ocupa, en vida del relacionado
Llobet o ante la subsistencia de su imagen social. El agraviante efecto de
tales compromisos fue sumir la obra de Alberti en el silencio.
Christofredo JAKOB
Elementos de Neurobiología
(texto completo de la Introducción y los dos primeros capítulos)
Primera
parte
NEUROBIOLOGÍA
GENERAL
Folia Neurobiológica Argentina 1
(1941), 1-213 (Introd., Cap. y Cap. 2: pp. 1-40)
Las secciones en color se encuentran más abajo en ESTA misma
página
Prefacio
Índice
de Materias de los Atlas I, II y III [y de los volúmenes posteriores de la
Folia hasta 1996]
Introducción
1. Historia
del Desarrollo de los Problemas Neurobiológicos
2. Orígenes
del Dinamismo Neurovital
3. Evolución y
Filoontogenia de las Funciones Neurodinámicas
4. Integración
Neuropsicodinámica
5. La Organización
de las Funciones Conmemorativas
6. Filogenia de las
Kinesias
7. Introducción a
la Función Psicogenética de la Corteza Cerebral
8. El Problema de
las Entonaciones Psicodinámicas hacia su Intelectualización
9. El Problema de
la Herencia Neuropsicodinámica
10.
Elementos de Neuropsicopatología
Obras del Autor
de Índole Neurobiológica
Registro
Alfabético
Registro de
Abreviaturas
PREFACIO
Después de haber presentado la primera parte de nuestra
documentación neurobiológica en los tres atlas publicados que contienen, el
primero la morfología sistemática y la anatomía topográfica del cerebro humano,
el segundo su anatomía patológica en relación con la clínica y el tercero la
filogenia y ontogenia cerebral animal y humana, podemos entrar a tratar, ahora,
en este primer tomo de texto de la Folia, los principios generales de la
Neurobiología, utilizando el extenso material, de elaboración original,
reproducido objetivamente en aquellos atlas.
Basándonos en nuestras investigaciones personales,
realizadas durante mas de cuarenta años en varios institutos científicos
argentinos, acompañados de amigos y discípulos, hemos llevado a efecto nuestra
obra con un riquísimo material, normal y patológico, humano y animal procedente
casi exclusivamente de clínicas neuropsiquiátricos y laboratorios biológicos
argentinos, especialmente de Buenos Aires y La Plata, ante todo en el
Laboratorio del Hospital Nacional de Alienadas de la Capital. Por eso, ha sido
desde un principio nuestra intención utilizar también, precisamente, en
vastísima escala, la fauna argentina para la documentación filogenética, por lo
que creemos justificado debidamente el título elegido para nuestra Folia.
Si en los atlas se imponía la reproducción fotográfica por
su valor e interés científico, en los textos se han de utilizar esquemas, de
innegable valor didáctico cuando han sido construidos -pues ese carácter
siempre tienen- con sobriedad, sobre hechos reales y no con la fantasía de
autores insuficientemente informados.
Este primer tomo
representa, en el fondo, la segunda edición de "Elementos de
Neurobiología" -La Plata, 1923-, agotado hace tiempo y que, sintetizando
mi curso de neurobiología en la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires, aparece ahora perfeccionado y transformado, como
publicación del Instituto de Biología de la misma, según los necesidades de
esta obra. Su contenido está dedicado a la enseñanza universitaria de la
medicina humana y veterinaria, como igualmente de la psicología, pedagogía y
filosofía. Estas son ramas científicas donde la neurobiología moderna forma la
base de la enseñanza de "humanidades" en su sentido más vasto,
aspirando así a una enseñanza objetiva y natural respecto de la productividad
del cerebro humano y animal, en estado normal y patológico, en el niño y en el
adulto, libre de todo doctrinarismo sectario, como una fuente primordial de la
cultura humana y del bienestar futuro del hombre.
La neurobiología, interpretando debidamente los hechos
estructuro-funcionales averiguados hasta ahora por los métodos de investigación
científica, sostiene la siguiente posición heurística:
1o Afirma que no existe en realidad ni fenómeno
sensitivo, ni motor aislado alguno, sino siempre reacciones totales
sensomotoras con entonaciones variables según su jerarquía, desde lo
inconsciente hasta lo consciente: base para una futura psicología orgánica.
2 o Rechaza tanta el dominio excesivo del politropismo e hiperpragmatismo mecanista de la escuela norteamericana como el polirreflejismo de la escuela rusa, afirmando, en contra, la posibilidad de producciones neurovitales superiores individualizantes y libres dentro de ciertos límites en las funciones corticales: base para una ética orgánica futura.
3 o Sostiene el carácter autónomo del
neurodinamismo general basado en la energética creadora del neuropsiquismo
humano en correlación natural con la energética cósmica: base para una
filosofía futura orgánica.
4 o Guiada por esas premisas, enfoca la
neurobiología una futura solución del problema biopsíquico en forma
filoontofisiogenética como resultado de una maduración neuropsicodinámica
natural, aspirando así a poder interpretar finalmente el dualismo entre cosmos
y bios por un lado, y bios y psique por otro, como sólo aparente.
5 o La encauzación de tal proceso
fisiogenético evolutivo, la busca nuestra neurobiología, en primer lugar, en
factores endógenos germinativos latentes (principio del "exceso
orgánico"), pues los factores exógenos: "función adaptativa" y
"selección", son impotentes sin tal "preformación"
potencial.
A continuación seguirá el índice de materias tratadas en los
tres tomos de Atlas de la FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA, presentando la documentación
objetiva para el primer tomo de texto de la NEUROBIOLOGÍA GENERAL.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Atlas I - El cerebro humano.
Su anatomía sistemática y
topográfica
(Con 154 láminas y 175 figuras de
texto)
Índice de materias:
Introducción.
Generalidades.
Configuración morfológica.
Nervios cerebrales.
Los hemisferios
Radiaciones hemisféricas
Ganglios basales y diencefálicos
Mesencéfalo. Rhomboencéfalo.
Circulación
Sistemas de conducción.
Sistemas de asociación.
Topografía cerebrocraneana
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Atlas II - El cerebro humano.
Su anatomía patológica en relación
con la clínica.
(Con 174 láminas y 350 figuras de
texto)
Índice de materias:
A. Parte general.
Introducción
Autopsia del cerebro
Clasificación.
Patogenia
Localización
Hemorragias
Parásitos
Meningoencefalitis
Reblandecimientos
Encefalitis
primitivas
Sindromes
focales anatomopatológicos
Sindromes
focales fisiopatológicos
B. Parte especial
Disgenesias.
Neoplasias.
Traumatismos.
Alteraciones vasculares
C. Historia de la anatomía
patológica del cerebro.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Atlas III - El cerebro humano.
Su ontogenia y filogenia
(Con 154 láminas y 501 figuras de
texto)
Índice
de materias:
Prefacio
Filogenia
comparada
A.
Neurobiología comparada general
Avertebrados.
Vertebrados.
Anfioxus.
Ciclóstomos.
Selacios.
Teleósteos.
Dipnoicos.
Batracios.
Reptiles.
Aves.
Mamíferos.
B.
Filogenia sistemática
Sistemas
espinales.
Sistemas
bulbares.
Sistemas
cerebelosos.
Sistemas
mesencefálicos.
Sistemas
diencefálicos.
Sistemas
hemisféricos cerebrales.
Sistematización
neuronal.
C.
Ontogenia cerebral
a)
Parte general.
Histogénesis
b)
Parte especial.
Bulbo.
Cerebelo.
Protuberancia.
Mesencéfalo.
Diencéfalo.
Telencéfalo.
c) Historia resumida de la
filoontogenia cerebral.
Nota:
durante las décadas de 1960 y 1970 las investigaciones de esta tradición
neurobiológica se publicaron en modo ocasional, como separatas o libros de
pequeña tirada, o en las revistas Neuropsiquiatría, La Semana Médica y
otras. Falta aun reunirlas para ofrecer un panorama más completo de sus
contribuciones, incluyendo además los aportes a la psicofísica y neurobiología
de Braulio Moyano, José T. Borda, José Ingenieros, Alicia Moreau, Raúl
Garabelli, Mariano Celaya, Fernando Orioli, Diego Outes, J. C. Goldar y otros.
Una sinopsis se halla en los Volúmenes IX y X.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen I – Jakob, Elementos de Neurobiología (1923) - Segunda edición, Neurobiología general (1941), 213 pp y 140
figuras. [El texto del prólogo y los dos capítulos iniciales se ofrece en esta página de red .]
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen II – Jakob, El Pichiciego:
estudios neurobiológicos de un mamífero misterioso de la Argentina (1943), 105
pp y 130 figuras.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen III – Jakob, El Lóbulo
Frontal y el origen del Neocórtex (1944) y 115 figuras
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen IV – Jakob, El Yacaré (Caiman
latirostris) y el Origen del Neocórtex (1945), 132 pp. y 124 figuras.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen V - Jakob, Documenta
Biofilosófica: Biología y Filosofía; (1) aspectos de sus divergencias y
concomitancias (1946), 56 pp y 24 figuras; (2) Ensayo de Psicogenia
Orgánica (inédito)
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen VI - Crocco, Struggling
Against Time, y Apéndices: “El nuevo concepto del órgano cerebral” y
“Comment l’hylozoïsme scientifique contemporain aborde-t-il la sélection
naturelle du parenchyme neurocognitif?” (1988), 120 pp. y 10 figuras.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen VII - Crocco, Futuro de
aportes olvidados: prioridades mundiales ignoradas de la neuronatomía
rioplatense marcan el rumbo de la ciencia del órgano cerebral; e Identidad
personal y otros trabajos; Garabelli (bajo la dirección de Chr. Jakob:
primera edición 1946), Bases biológicas de la función volitiva (1989),
609 pp. y 98 figuras.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen VIII - Crocco, ¿Cómo el
tejido neurocognitivo genera fenómenos psicológicos? (1984, segunda edición
1990), 273 pp. y 28 figuras.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen IX - Ávila and Crocco, Disponer: la adjudicación de aptitudes neurobiológicas
a existencialidades en la naturaleza (1991), 465 pp.
FOLIA NEUROBIOLÓGICA ARGENTINA
Volumen X - Ávila and Crocco, Sensing:
A New Fundamental Action of Nature
(1996), 982 pp. y 6 figuras.
Introducción
Así como la biología moderna no
es, en absoluto, una simple reunión de zoología y botánica con capítulos separados
de anatomía o fisiología, sino que estudia, en la íntima reunión de aquellos,
la correlación morfofuncional como base para la deducción de las leyes
generales vitales, donde formas y funciones son una inseparable unidad como
causa y efecto recíproco, tampoco la neurobiología -bien definida- no es sólo
anatomía y fisiología nerviosas, sino que representa, por encima de esas ramas
analíticas y descriptivas, un contenido sintetizante de estructuras y
funciones, macro y microscópicas, normales y patológicas, en estado de
desarrollo y de maduración.
Y por los mismos conceptos no se
pueden separar en su estudio, tampoco, procesos fisiológicos y psicológicos,
porque ambos son de una naturaleza biológicamente inseparable, resultando así
imposible establecer límites entre ellos, si es que observamos los fenómenos
neuropsíquicos con criterio objetivo y no preocupados por teorías metafísicas.
Estimamos que, precisamente, la separación dualista en las dos esferas
divergentes ha sido el más grande error de los siglos pasados y afirmamos para
nuestro siglo el de las tendencias monísticas, que establecen las reales
condiciones correlativas y naturales, válidas para ambos "mundos",
sintetizándolos en uno solo realmente valedero.
La tendencia de la neurobiología
tendrá que ser, entonces, la de mostrar cómo, del dinamismo vital elemental,
por diferenciación evolutiva nació el proceso regulador neurovital y como éste,
sucesivamente, ha sido perfeccionado en etapas ascendentes de dinamización uni-
hasta multi-condicionada, desde las más sencillas organizaciones plasmáticas
hasta las más complejas elaboraciones cerebrales. Deberá, entonces, la
neurobiología establecer el contacto entre la "plasmopsique"
de los unicelulares con la "organopsique" de los
pluricelulares, así como entre la "arquipsique" culmina en la
"psique noetikeé" humana, como ya lo enunciaba hace más de
2.000 años el gran estagirita.
No escapará a nadie que tal obra
en la actualidad se puede elaborar sólo en forma fragmentaria, pero también un
"torso" ya debe mostrar los relieves de la obra artística perfecta
cuya realización progresiva recién esperamos del futuro. Hacemos nuestra la
célebre pregunta kantiana -¿quién intentará poner límites al intelecto humano?-
cuyo órgano, el cerebro, nos ha sido entregado y encargado precisamente para
esa misión por la naturaleza divina de la creación.
CAPITULO I
Historia del desarrollo de los problemas
neurobiológicos
(Figs. 1 -
16)
Los conceptos neurobiológicos actuales
nacieron, naturalmente, de nociones biológicas primitivas del hombre. Podemos
aceptar que el hombre prehistórico se separó definitivamente de las demás
especies de organismos, recién cuando se libró intelectualmente de la
esclavitud instintiva, obligatoria, para todos los animales según su
organización genérica. Y éso se pudo manifestar recién cuando su vida social le
permitió crear, en su lenguaje, el medio de comunicación que forjaba su
pensamiento, reforzando su poder activo y personal, progresivo, de orientación
e intervención; a tal grado, que llegó a estar capacitado para comprenderse
superior en existencia y derechos a los demás animales, más o menos semejantes
o diferentes de él. Recién entonces, sintiéndose diferente, superior a
aquellos, le podía nacer la idea de buscar la causa de aquella diferencia que
no podía hallar en el exterior, dada su gran semejanza de la organización
física externa con los mamíferos superiores, sino más bien en esos
"poderes centrales" que, como el "ánima" o el "soplo
divino”, sentía en su interior y que en todas las nociones mitológicas y
religiones primitivas aparece expresando la superioridad del hombre.
Sin renunciar por esto a la
ingenua noción del parentesco con los animales (piénsese en su vida
comunicativa con el perro y el caballo, en sus creencias totemísticas, en la
trasmigración de las almas en la India, en las momias humanas y animales en
Egipto, etc.) debía encontrar la diferencia esencial en sus "fuerzas
dirigentes intelectuales", y si su imaginación debía dotar a todo el mundo
orgánico con un principio vital común que manejaba lo exterior, como un
"organismo interior" (organomorfismo primitivo), en su propia alma se
lo imaginaba antropomórficamente como un principio superior, sublimación natural
del otro, primitivo vital.
Esto lo vemos manifestarse
claramente en la historia de la filosofía griega, pues los hilozoístas
atribuían hasta a lo anorgánico principios iguales, dado que, todo estaría
formado por la misma substancia "hyle" (monismo primitivo). Las
escuelas posteriores ya separaban lo anorgánico, de lo orgánico (Empédocles,
Demócrito).
Figura 1
En la física platónica se
distinguen dos principios del alma: lo irracional y lo racional, aquél es
mortal y común a todos los seres vivos; éste es inmortal, y reservado al hombre
(concepto dualista). Recién en la filosofía aristotélica llegamos a un concepto
más claro y duradero y también más científico; lo anorgánico, según ella, sólo
posee "entelequia exterior", en lo orgánico en cambio actúa una
"entelequia interna" (= psique) y ésta se perfecciona
gradualmente desde una nutritiva, que es la de planta, a una sensomotora de los
animales, a la cual se agrega la "razonante" en el hombre (el
"nous").
Se reconoce, entonces, un
parentesco íntimo entre todos los organismos sin excluir la posibilidad de una
evolución dinámica en forma de un principio superior genético (monismo
energético), si bien la idea genética no se pudo concebir en la antigüedad sino
en la forma antropomórfica divina.
Figura 2
Ningún otro concepto filosófico ha
podido agregar ideas nuevas respecto a la interpretación de los fenómenos
vitales. Todos los sistemas posteriores, hasta nuestros tiempos, se mueven
dentro del monismo y del dualismo; es que ningún "pensar puro" es
capaz de resolver esos problemas y sólo los métodos científicos, empíricamente
orientados sobre la observación, la descripción, la experimentación y la
interpretación progresivamente purificada, se podrán acercar al problema. Es
así que desde la edad antigua se viene estudiando primero la morfología
exterior del sistema nervioso sin poder reconocer todavía su estructura y muy
poco de sus funciones.
Alcmeón (400 a. C.) es el primero
que, metódicamente, examina el cerebro humano; Herófilo y Erasístrato (200 a.
C.) reconocen sus circunvoluciones (¡dícese que en esclavos vivos! ... pero por
lo mismo que describen sabemos que ello no ha sido así); Galeno (120 p. C.)
reúne descriptivamente y sin mayor critica todo lo conocido, también con todos
sus errores, pero recién en la edad media con A. Vesalio (1543) comienza el
estudio macroscópico del trayecto de los haces blancos centrales y Fr. Sylvius
(1641) vislumbra la posibilidad de que en la substancia gris se "filtrasen
las espíritus" de la sangre (teoría de la función glandular cortical) para
pasar a través de las fibras hacia la periferia. (*)
---------------------
(*) Véase los detalles históricos
de la anatomía cerebral en la "Folia Neurobiológica Argentina" Atlas
1, pág. 316.
---------------------
Figura 3
Willis, Vieussens y Burdach
completan la morfología interior, pero no les era posible un concepto realmente
biológico funcional, por faltar totalmente el conocimiento estructural
verdadero. A ese período "macroscópico" sigue, pues, el microscópico
iniciado en el siglo pasado, que recién ha de preparar un análisis
neurobiológico verdadero.
Con Leeuwenhoeck empiezan las
técnicas microscópicas que evidencian células y fibras nerviosas, elementos
estudiados por Ehrenberg, Remak, Deiters, Meynert, etc. Estas noticias fueron
perfeccionadas con las técnicas modernas por Gerlach, Golgi, Kölliker, Nissl y
Ramón y Cajal y sus escuelas, hasta fin del siglo pasado.
Poco a poco se pasó también del
estudio de la organización morfológica y estructural, a la funcional.
Figura 4
Si bien ya en los tiempos de
Galeno se distinguían nervios periféricos sensitivos y motores (*),
---------------------
(*) Al principio se confundían todavía tendones y nervios (neurón)
por su semejanza macroscópica.
---------------------
recién en la edad media se
reconoció claramente la función motora de la contracción muscular y sus nervios
excitantes [Steno (1644) y Borelli], y recién A. v. Haller (1753) definió más
claramente los dos fenómenos fundamentales plasmáticos, de irritabilidad contráctil
y sensibilidad estimulante, como dos procesos separados, si bien consecutivos,
ambos derivados de la "fuerza vital". Pero en cuanto a las funciones
del órgano central, cerebromedular, persistía la más completa ignorancia.
Recién en los albores del siglo
pasado tuvieron lugar los experimentos de Ch. Bell (1825), muy discutidos al
principio, pero más tarde confirmados por Magendie (1840), que abrieron los
horizontes con la demostración de que las raíces posteriores espinales eran de
función sensitiva y las anteriores de función motora. De esa comprobación parte
la fisiología de la médula espinal y así, ya en 1830, M. Hall creaba la primera
teoría de los reflejos. En el bulbo de animales encontraron Flourens (1824) el
centro respiratorio y Cl. Bernard (1849) la "picadura diabética".
Pero la substancia gris cortical resultó inaccesible para los experimentadores
de entonces, que se valían de estímulos mecánicos,
Figura 5
quienes por eso la consideraban
como insensible e inexcitable (argumentos de Aristóteles). Esto cambió cuando
se utilizó la corriente galvánica que, como ya su descubridor Galvani (1789)
había demostrado, producía contracciones al ser aplicada a los músculos de la
rana.
Fue Duchenne (1850) el creador de
la experimentación electrorreactiva en músculos y nervios del hombre
("anatomía viva" llamaba él a sus estudios fundamentales para el
futuro electrodiagnóstico).
Al mismo tiempo se iniciaban
investigaciones sistemáticas en la fisiología de la visión, con F. Müller desde
1830, su discípulo Hering sobre los movimientos oculares y E. Weber sobre el
sentido de la localización táctil (1860). Dubois Reymond (1850) estudió las
leyes de la corriente neuromuscular; Pflüger (1859) se ocupó del
"electrotono muscular" y completó las "leyes del reflejo".
Helmholtz (1851) inventó el "espejo ocular" y estableció la velocidad
de la corriente nerviosa en 33,9 m por segundo (*)
---------------------
(*) Hoy sabemos que en los
mamíferos y en el hombre ella llega a 120-140 msg.
---------------------
y Goltz encontró en esos tiempos
la función estática del equilibrio en los canalículos semicirculares del
laberinto. El estudio del sistema simpático se inició con Bidder (1860).
Figura 6
Así como la fisiología
experimental, en la primera mitad del siglo pasado, creaba la neurofísica para
los órganos de los sentidos, hacia la función del sistema central penetró,
inauguralmente, la patología humana: así, observaciones clínicas y
anatomopatológicas combinadas fueron las llamadas para el avance definitivo
hacia el conocimiento de las funciones cerebrales superiores y supremas.
Llegamos de esta manera al período de las "localizaciones cerebrales, cuyo
estudio dominaba en neurobiología en la segunda mitad del siglo XIX, utilizando
el "método fisiopatológico" al que debemos el avance más importante
en la neuropsicología orgánica humana.
Figura 7
Como neuropsicología
orgánica designamos las investigaciones de los fenómenos nerviosos y
psíquicos a la vez, como ciencia natural, en su correlación con los órganos
centrales cerebroespinales en contra de la antigua psicología
"clásica" puramente descriptiva; aquélla empieza con los estudios
experimentales de Herbart y Wundt, como fisiología psicométrica, y avanza,
guiada por la "psicopatología", hacia las funciones cerebrales y su
integración progresiva.
Hay que agregar, sin
embargo, que ya antes de los resultados anatomoclínicos, otro método, el de la
morfología "comparada", es decir, el estudio del desarrollo progresivo
cerebral en comparación con el de las funciones superiores mentales en la serie
de los animales desde los roedores a los ungulados, carnívoros y monos, había
adelantado ya la noción de que ese desarrollo estaba esencialmente ligado a la
organización creciente de los hemisferios cerebrales y especialmente al de sus
circunvoluciones (asiento de la "corteza cerebral"), que como
"sustancia gris" ya desde Willis se consideraba por adelantado como
órgano productor de “energías”, o capacidades, neuropsíquicas. Guiado por ese
método, expresó Gall, a principios del siglo pasado, la clara formulación de
una localización de las funciones intelectuales en esa corteza gris
hemisférica, si bien, respecto a la precisa localización, en su
"frenología" llegó a especulaciones insostenibles (Figura. 7). Sus
ideas, presentadas a la Academia Francesa, encontraron fuerte oposición, por
razones políticas (Napoleón las clasificó de "rêveries germaniques",
que había que combatir) y, en Viena, por razones religiosas del clero
hiperortodoxo de entonces (*).
---------------------
(*)La estúpida intolerancia
política o religiosa sólo logró pasajeramente dominar las ideas de la libre
investigación científica del espíritu humano, el que, a la larga, siempre se
impuso victoriosamente en su derecho de buscar la verdad por el mismo camino
legal. Es interesante leer lo que al respecto decía Gall (Fonctions du
cerveau, 1805): "Si Napoleón --escribía
Gall-- quisiera destruir la inclinación
al realismo científico, debería emplear trescientas mil bayonetas y otros
tantos cañones para hacer a las funciones del alma absolutamente independientes
del organismo". Y más adelante agregaba: "Pero la sangre circula a
pesar de la “sabia” oposición de Gassendi, la tierra gira a pesar del anatema
del Papa; los animales no son más solamente autómatas a pesar de las decisiones
de Descartes de la Sorbona; y, al igual, la anatomía y la fisiología del
cerebro del doctor alemán (Gall) subsisten y subsistirán a pesar de los
esfuerzos de Napoleón y de sus imitadores en su numerosa tropa auxiliar".
(No le faltó el coraje de la
convicción a nuestro ilustre colega)
---------------------
A continuación el fisiólogo
Flourens (1824), por el método experimental de la ablación sucesiva de la
corteza, intentó demostrar la inexistencia de tales localizaciones detalladas,
sin llegar por supuesto a la relación entre corteza y su intelecto en
totalidad. Él demostró que esas facultades se perdían en forma progresiva,
paralelamente al total de las pérdidas corticales. Pero hoy sabemos que
Flourens se equivocó, principalmente por haber experimentado en mamíferos
inferiores (roedores, carnívoros) donde, a pesar de no faltar, la
diferenciación localizadora estructuro‑funcional es menos marcada.
La primera comprobación de una
localización determinada de funciones psíquicas, salió, por eso, recién de la
patología humana.
Ya en los tiempos de Flourens, los
clínicos (Bouillaud, 1830; M. Dax, 1836 y otros) observaron que lesiones de la
región frontal del cerebro humano, especialmente del lado izquierdo, alteraban
la producción del lenguaje; pero recién en 1863 pudo brindar P. Broca la
primera comprobación aproximada del hecho, mostrando la relación de la porción
posterior de la tercera circunvolución frontal izquierda con esa función mental.
Empezó a continuación un período fecundo de análogos hallazgos. Wernicke
demostró anátomoclínicamente, en 1881, que nuestro lenguaje presentaba dos
aspectos esenciales, uno de comprensión auditiva (fase sensitiva gnósica) y
otra de producción articulada (fase motora práxica). La primera función residía
en la porción posterior temporal (I y II temporal izquierda); en cambio, el
"centro de Broca" estaba junto a la zona vecina central (opercular),
relacionado con el "lenguaje motor" (praxis verbal).
Figura 10
Entre tanto, se presentaban
también hechos conducentes a admitir localizaciones motoras y sensoriales en
otras zonas. H. Jackson había creado en 1861 el concepto de la "epilepsia
parcial", como producto de excitación patológica de ciertas regiones centrales
de los hemisferios del hombre; y, en 1870, Fritsch y Hitzig localizaron
experimentalmente ese sitio en animales, en la corteza motora del perro
(central anterior del hombre). Goltz, en forma análoga, localizó
definitivamente (1876) el "centro de la visión" en el lóbulo
occipital y Munk (1877) el de la audición en el temporal.
Con esas conquistas
psicofisiológicas, en lo esencial exactas aunque, naturalmente, deficientes
todavía en múltiples aspectos, quedó establecida en forma definitiva la
diferencia funcional regional de la corteza para determinadas elaboraciones
individualmente adquiridas, sensomotoras, conmemorativas y, por consiguiente,
psíquicas.
Figura 11
Sin embargo, era necesario un
largo camino para comprobar la analogía entre la fisiopatología animal y
humana, dadas las particularidades biológicas en la organización ascendente
desde los mamíferos inferiores hasta los primates y el hombre. Desde entonces
se evidenciaron también en el encéfalo humano, las distintas "zonas"
encargadas de elaborar y re-imaginar los "recuerdos" ligados a la
orientación en función de nuestros sentidos y la intervención, en función de
nuestra musculatura, de la experiencia creciente del individuo en cuanto al
ambiente y al introyente (captación de los propios estados y disposiciones),
que hoy conocemos como gnosias (orientación) y praxias (intervención)
corticales y a las cuales, en el hombre, se agregaron como tercera función
cortical la elaboración comunicativa, las "simbolias".
La neurobiología moderna substituye
así, con realidades funcionales sensomotoras, los antiguos conceptos dualistas
de la fisiología (*) que separaba "sensibilidad y motilidad" como dos
funciones distintas, lo que en realidad no es admisible sino en teoría, pero no
de hecho.
---------------------
(*) Veremos más adelante que en el
fondo cada elemento nervioso inferior o superior ejerce a la vez ambas
funciones: recibe y emite estímulos, es "sensomotor" por
consiguiente.
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Figura 12
Esas conquistas de la
neurobiología tenían que influir finalmente en las doctrinas psicológicas. Así
Fechner (de la escuela de Weber) estableció en 1860 un primer ensayo en su
"psicofísica" y Wundt creó, en 1875, el primer instituto de
psicología experimental, publicando su "Análisis elemental de la
psique" donde aplicó principios orgánicos también para los complejos
fenómenos psíquicos.
Ziehen propuso en 1898 una
"psicología asociativa", edición modernizada de los pasados períodos
filosóficos en Inglaterra y Francia. Preyer analizó la psicogénesis natural
infantil y Köhler llegó, con su teoría de la "configuración" (en
alemán Gestalt), a una creciente armonía en los postulados actuales
histofisiológicos con respecto a la real función cortical (*), creadora de
nuestros contenidos psíquicos, si bien el problema
"focalización-totalización" está lejos de ser aclarado en todos sus
aspectos.
------------------------------
Ver: Chr. Jakob. - La psicología
de Descartes. Anales de la Facultad de Humanidades de La Plata, 1938.
------------------------------
En el fondo, en todos esos
esfuerzos, se trata sólo de ensayos más o menos felices, porque el
reconocimiento de la realidad psicogenética y psicodinámica, orgánicamente
interpretada, es muchísimo más complicado de lo que antes y actualmente podemos
imaginarnos.
Los siguientes capítulos nos
orientarán sobre los principios esenciales neurobiológicos así como los
problemas técnicos de investigación que se nos presentan actualmente respecto
de la posibilidad de una futura solución, siempre más satisfactoria.
CAPITULO II
Orígenes del dinamismo neurovital
(Figs. 17 -- 23)
Si hoy aceptarnos una plasmogonía
natural -ninguna otra hipótesis es para nosotros científicamente posible-,
queda determinada, también, la del origen natural del neuroplasma, diferenciación
superior del protoplasma.
[Nuestra tradición, especialmente en el período
posterior al fallecimiento del Prof. Jakob, viene enfatizando que la funcionalización
evolutiva de los psiquismos --para entropizar al máximo el albedo planetario:
esa maximización es la que impulsa la plasmogonía, la que al instrumentar la
producción diferencial de contenidos mentales, algunos de ellos impulsantes y
alicientes (= emociones, cuya presencia actualiza tendencias conductuales generales),
logra superar los límites de las máquinas de Turing y, así, colonizar nichos que
exigen de los animales un comportamiento improgramable de antemano-- es acorde con la funcionalización de esa evolución astrofísico-biológica
para maximizar méritos y deméritos, los que no tienen otro modo de insertarse
en la naturaleza ya que la libertad, en tanto causación, no es simulable y, en
consecuencia, la valoración de valores sólo puede obtenerse en finitudes libres
asumiendo el riesgo de la incoerción de éstas, es decir bajo un desarrollo nómico
(“leyes naturales” generales) que admita fracasos axiológicos. Nota de M. S.]
Ambos elementos se deben haber
originado al mismo tiempo, puesto que sin "poder regulador" no era
estable ningún protoplasma y el neuroplasma llena precisamente esa función que,
en frente del cambio continuo del ambiente, asegura el "equilibrio"
del organismo.
Eso ya nos lo enseña la fisiología
de los unicelulares, donde la función trófica elemental del protoplasma es
constantemente vigilada y controlada en todas sus fases y situaciones, según
los estímulos ambientes e introyentes, por un principio regulador, inherente al
mismo protoplasma; tales "estímulos" son en el fondo sólo
"intercambios de contestaciones" entre el mundo exterior e interior
de determinada intensidad: sin tales "intercambios", no se
necesitaría la función reguladora del "neuroplasma".
Si para el estudio científico
aceptamos un "mecanismo" protoplasmático, este "modelo
heurístico" es sólo una ficción, lícita cuando somos conscientes de su
"naturaleza abstracta" pues, en realidad, la función reguladora
neuroplasmática lo transforma, acto seguido, en "dinamismo", o sea en
un mecanismo con poder de autorregulación, por supuesto dentro de cierta
amplitud.
Como sin este requisito ningún ser protoplasmático
podría subsistir, se deduce que desde un principio la existencia de cualquier
organismo unicelular debía encerrar un sistema regulador, o sea un aparato
neuroplasmático elemental. La cuestión sobre las fases anteriores de tal
"creación natural” pertenece a la metabiología, de la que nos ocuparemos
en el último tomo de esa obra. Podemos en cambio emitir opiniones referentes a
su organización, que también vemos en los actuales unicelulares. Estos reciben
estímulos y elaboran reacciones; por consiguiente, estímulos transformados en
reacciones regulan aquí las funciones vegetativas: en las formas más
elementales de la vida vegetoanimal. En efecto, también en el mundo vegetal
existen idénticas regulaciones de nutrición, respiración, metabolismo,
crecimiento, reproducción, locomoción, protección mecánica, etc, que conocemos
como "plasmopsiquismo", en forma de tropismos, taxismos, vacuolas
contráctiles y circulatorias, etc.
Existe, entonces, en los unicelulares más inferiores
(amibas y algas) la función plasmorreguladora, en análoga forma, es decir como
poder del plasma común, tal como ocurre en el óvulo fecundado de cualquier
organismo pluricelular, el que sólo "virtualmente" encierra su futuro
"neuroplasma", regulando entonces sus primeras fases de vida
evolutiva (segmentación, gastrulación, etc.), sin intervención neurorreguladora
(*).
Si aquí trofoplasma y neuroplasma forman un solo
sistema, por el contrario, en los unicelulares superiores (infusorios,
flagelados, etc.) ya se nota un principio de diferenciación intraplasmática;
aparecen en el "ectoplasma" formaciones fibrilares y ciliares que, en
el interior, se insertan en corpúsculos basales (centríolos) y de los cuales se
extiende un intercambio regulador con el "endoplasma" celular.
Esta característica organización, ya deja prever el
sistema neurofibrilar futuro que observamos como aparato neuroplasmático
esencial en toda la evolución del sistema nervioso superior.
[Estas indicaciones, sobre las que el autor venía
insistiendo desde 1896, dieron su fruto en un largo trabajo investigativo
desarrollado tras su fallecimiento, durante los años 1964 a 1972, por sus
sucesores en esta tradición neurobiológica. Esa investigación permitió,
finalmente, descubrir la homología filética entre sistemas nerviosos y de
control ciliar; fue retrospectivamente sintetizada en el Volumen X de la Folia
Neurobiológica Argentina (1996), de cuya exposición copio aquí el segmento pertinente
del índice y números de página.
M. S.
Chapter
3. 2: Whereof Did Brain Functions Physically Come?....................... 849
3.2.1: Which Physiological Features
Ought Homology-Candidate Primitive Processes to Display?.................. 856
Note
on Systematics........................................................................................ 860
3.2.2: Ten General Stages Conserving Referencing by Interference Transients in the
Evolution of Integrative Functions
(Outer-Membrane Ciliation, Ciliated Syncitium, and Ciliated Epithelization,
Before
Subepithelization, Fibrilarization, Plexusification, Ganglionarization,
Neuropilarization, Corticalization And Neocorticalization)....................... 862
3.2.3: Mechanisms for Ciliary Control — Their Pressure Selection..................... 868
3.2.4: Mechanisms for Ciliary Control — Operation of Ciliary Sensomotricity.... 872
3.2.5: The Ciliary Stage in the Phylogeny of Intelligence
(Ciliary Devices as Effectors and as Object Configurators)...................... 876
3.2.5.1: Theoretical Framework....................................................................... 877
3.2.5.2:
Physical and Phyletic Priority of Ephapses over Synapses................... 884]
Desde los plexos neurofibrilares de los celenterados
hasta las redes neurofibrilares de las células piramidales de nuestra corteza
cerebral se extiende el dominio creciente del "plexo
neurofilamentoso" cuya característica parece consistir en una seriación
longitudinal "neuroplasmomolatar", o "neuroplasmo-molar",
en ordenación polarizada y a través de la cual, formando una cadena de cargas y
descargas sucesivas, se puede comunicar el estado de excitación periférica
hacia el interior y viceversa, porque, "carga y descarga" formarán,
después, en correlación, una "reacción nerviosa", una regulación del
equilibrio plasmocelular.
Sobre la intimidad de tales
procesos elementales neurofibrilares no estamos orientados todavía; sólo
hipotéticamente se podrá suponer que, como en todo proceso vital. se trata
esencialmente de un juego fermentativo encadenado y en el cual el efecto
analiticosintético, seriado, es acompañado de fases alternantes hidroelectrónicas
seriadas (enhidrólisis y exhidrótesis), en las cuales intervienen en forma
reactiva, si bien ignoramos los detalles bioquímicos, algunos cuerpos orgánicos
con cadenas aminoácidas que parecen actuar en ciertas fases.
Tal "corriente
neurovital" no es, entonces, de naturaleza eléctrica, pero sí está
acompañada, como todo proceso vital, de fenómenos electrotónicos.
Figura 17
Su velocidad en avertebrados es de
30 m. por segundo o poco más, alcanzando en mamíferos y en el hombre hasta
cerca de 150 m. Al problema de la organización intrafibrilar se agrega el no
menos importante "interfibrilar", o sea el del contacto central, o
fuera de sus unidades estructurales, con los elementos de otra (sinapsis), como
ocurre en los pluricelulares.
Aquí, en primer lugar, interesa
una cuestión: qué relación funcional existe entre las neurofibrillas que desde
las ramificaciones protoplasmáticas aferentes penetran a las células nerviosas
y las que formando el axón salen de ésta; como el número de las entrantes
parece muchísimo mayor que el de las salientes, debe ocurrir en el citoplasma
un proceso de transformación neurocoloidal que ignoramos todavía.
Si las neurofibrillas
endocelulares están aisladas entre sí o no, se ignora; dado su lecho común
citoplasmático, que las envuelve, sería perfectamente posible un contacto por
irradiación o inducción y lo mismo ha de pasar con las redes difusas que se
aceptan extracelularmente en los invertebrados; mientras que en los
vertebrados, desde los ciclóstomos, empieza este proceder orgánico-técnico
verdaderamente genial: el aislamiento sistemático de las vías de carga o descarga
ascendente o descendente, por la mielinización progresiva de los axones de los
sistemas somáticos, persistiendo las condiciones primitivas para los de los
simpáticos, hasta el hombre inclusive.
Figura 18
Es así posible una localización
exacta en los sistemas somáticos, mientras que la falta de aislamiento permite
la difusión, por contactos inter-axonales, en los víscerosimpáticos, donde una
excitación rigurosamente local no es útil.
La aparición filética, recién en
los vertebrados, de la mielinización axonal explica también la mielinogonia
tardía en la ontogénesis, que empieza hacia la segunda mitad del período fetal
para continuar, posiblemente durante toda la fase activa del organismo, en los
sistemas neoneuronales.
Pero en el sitio de la sinapsis,
donde un sistema termina y otro nace, es donde el impulso nervioso atraviesa un
"hiatus". Sobre esa zona de "contacto interneuronal"
existen varias opiniones (figs. 14 - 16).
La primera y más antigua es la de
una continuación directa de las neurofibrillas de un sistema neuronal al otro
acoplado, opinión que sólo se podrá sostener todavía para los plexos nerviosos
de los invertebrados (teoría de Golgi, Gerlach y Bethe); la otra, que sólo
admite una contigüidad entre terminaciones neurofibrillares, un contacto pasajero
entre esas últimas ramificaciones (teoría de Forel, Cajal, Waldeyer), es, según
parece, en la actualidad, la mejor fundada para los vertebrados, como también
para el hombre.
Figura 19
Pero sobre el proceso íntimo de
tal contacto que facilita la "sinapsis", es decir, el pasaje de la
excitación o sea de la corriente de un elemento al otro, no hay todavía
seguridad; porque tanto sobre la estructura de los últimos "aparatos
terminales" (plaquetas, botones, cestas, etc.), como sobre el modo de
actuar que podría existir entre plexo terminal y cuerpo celular, o entre dos
plexos (uno axonal y otro celular), o entre dos ramificaciones axonales
(veremos más adelante que los tres modos son posibles), en algunos casos no hay
posibilidad de dictaminar, por falta de técnicas suficientemente finas al
respecto.
Figura 20
Hay que agregar que el análisis
del proceso íntimo neuromolecular, si bien es seguramente de naturaleza
biofísicoquímica, igualmente escapa, todavía, a los métodos conocidos. Se
acepta para el pasaje de la excitación sináptica la intervención de substancias
químicas específicas, cuya liberación facilitaría tal pasaje (neurocolina,
adrenalina, etc.), así como se acepta también para el nervio motor y el músculo
excitado o entre célula epiteliosensorial y nervio sensitivo. Una analogía la
encontramos en la "sustancia visual" (púrpura, blanca) cuya
alteración, por los rayos luminosos, procede encauzando la excitación de los
neuroepitelios retinianos. El hecho de la sinapsis está asegurado, pero su dinámica
aún permanece como uno de los tantos problemas sin resolver (*).
---------------------
(*) Las hipótesis de contracciones
y elongaciones de los últimos aparatos del contacto (Duval), u otras, con
intervención de movimientos moleculares, de la neuroglía, se han rechazado hace
ya tiempo, como veremos más adelante.
---------------------
Figura 21
En favor del hecho señalado de un
proceso de "transformación neuroenergética" en los sitios de
contacto, ya sea extra- o intracelular, hablan, también, los estudios emprendidos
desde fines del siglo pasado respecto del "tiempo de reacción" en los
centros reflejos (arquineuronales) y superreflejos (especialmente
neoneuronales).
Se ha comprobado que el tiempo
para el primero, o sea para una "arquikinesia", varía aproximadamente
0,02 - 0,03 segundos (término medio, entonces, 0,025 segundos), ahora bien, el
camino recorrido exigiría, sin demorarse en los sitios de la sinapsis
fibrillo-celular, sólo 0,01 segundo. Así que la "reacción
transformadora" ocupa para sí, allí, 0,015 segundos; eso, en las
reacciones reflejas arquineuronales tomadas en general, pues existen
variaciones según la ubicación y, probablemente, la importancia biológica de
las diferentes reacciones.
Figura 22
Si ahora pasamos a reacciones
centrales, o sea a neokinesias corticales volitivas, observamos en primer lugar
que se alarga naturalmente la distancia, pero en mucho mayor grado el tiempo de
transformación sináptica. Frente a los 0,025 segundos de la arquikinesia
encontramos cifras que varían de 0,200 hasta 0,300 segundos (término medio
entonces: 0,250 segundos). Descontando la distancia mayor, se puede establecer,
para la transformación central o volitiva neokinésica, el tiempo de reacción de
0,110 a 0,120 segundos (término medio: 0,115 segundos).
Figura 23
De esto resultaría que la
operación neokinésica exige casi ocho veces más tiempo que la arquikinesia; he
aquí algo así como la "cuarta dimensión del pensamiento". El hecho de
que la realización "refleja" sea ocho veces más rápida que la del
"pensamiento" (*) se explica, naturalmente, por el mayor número de
"sinapsis intercalares" en este último, una vez eliminadas las
diferencias del recorrido.
---------------------
(*) Esta relación disminuye
progresivamente hasta la mitad de su importe a medida que la acción consciente
se transforma, secundariamente, en hábito automatizado.
---------------------
Pero existe otra pregunta todavía.
¿Qué es lo que se excita o lo que transita entre dos sistemas funcionalmente
acoplados? Para su discusión, hay que recordar que lo que el estimulo, ya sea
exterior o interior, evoca en los sistemas nerviosos periféricos aferentes
(sensitivos) no es absolutamente igual en su calidad intrínseca; pues, ya sea
un estímulo físico, ya uno químico, la corriente nerviosa provocada es invariablemente
una "reacción neurovital" sui generis, pero, eso sí, siempre
es la misma, "específica", para cada clase de estímulos.
En esta correlación
"constante" tiene el organismo la posibilidad de poder distinguir y
clasificar los estímulos por sus líneas entrantes así “etiquetadas”, y por
consiguiente reaccionar adecuadamente; más todavía, las condiciones especiales
y cronológicas, que notamos en la ubicación y seriación de los estímulos,
coinciden regularmente con esa organización neurovital, ya que debemos admitir
que, tanto objeto como sujeto, están sometidos a idénticas condiciones
naturales, espacio-temporales (*).
---------------
(*) Se trata aquí de un problema
metafísico, del que recién más adelante nos hemos de ocupar (volumen III).
---------------------
Se comprueba, entonces, una
"correspondencia ordenada" entre ambas series periféricas, sin la
cual el mundo, y nosotros mismos como parte de él resultaríamos un
"enjambre caótico" de reacciones sin sentido. Establecido ese orden
en nuestros sistemas periféricos, hay que preguntarse ahora, en qué forma se
propaga ese proceso en los sistemas acoplados superiores; porque sabemos que a
nuestros centros superiores no llega directamente ningún elemento neuronal,
sino eso sucede en enlaces cadenarios, a veces muy complicados.
Generalmente se admite, sin
reflexionar mayormente, que la "corriente" engendrada en la periferia
por el primer "choque estimulante" llegaría en igual forma a los
centros superiores. Esto no está absolutamente demostrado. Sin ser posible
rechazar de lleno esta opinión, es a priori mucho más probable que dicha
corriente nerviosa sufra, en cada "transmisión" a sistemas de segundo
y tercer orden, nuevas transformaciones como consecuencia de la organización
histológica.
[Las siguientes
consideraciones, bocetadas por el Prof. Jakob, forman el contexto que sostuvo,
tras su fallecimiento en 1956, la identificación, de la modalidad de
interacción provista por las entonaciones psicodinámicas entre contenidos
mentales, como una nueva acción fundamental de la naturaleza en el rango
biológico de los procesos de transferencia de momento; manifestante para
observadores finitos sin que, por ello, hubiere de abandonar su
extramentalidad, por cierto nómica o regular y no semoviente. Las propagación
característica de sus partículas vectoras brindó solución al problema de la
retención mnésica de episodios biográficos, lo que no hubiera sido posible si
dichas partículas hubieran sido los fotones que median al campo
electromagnético de substrato; dichos substratos neurales comenzaron, en el
Proterozoico superior, a diferenciar contenidos entonativos como un proceso
colateral de la funcionalidad puramente electromagnética de los ganglios,
evidenciando esta heterogeneidad de lo que el Prof. Jakob, empleando el léxico
de su época, aludía como las “energías” propias de los diferentes segmentos del
“arco” sensocogitomotórico. Mal interpretadas fuera de nuestra tradición como
si hubieran sido un “vitalismo” jakobiano, sobre todo por los entusiastas repetidores
de modas foráneas, al fin terminaron revelándose como una modalidad
independiente de acople físico, o “energías” (como decía el Prof. Jakob) con
características segregadas en el rango de transferencia de momento propio de
los procesos biosféricos. Nota de M. S. ]
Se podría oponer que, dada la
uniformidad de sistema conductor neurofibrillar, sería improbable una
diferencia funcional; pero, recordemos que esos conductores neuroplasmáticos
son productos de la diferenciación de sus células de origen y que esas células
son ya evidentemente distintas, porque la célula ganglionar del primer neurón
sensitivo periférico, ubicado en los ganglios intervertebrales, es bien
distinta de los elementos del sistema de segundo orden en médula y bulbo y
éstos, a su vez, se diferencian de las del tercer sistema, ubicadas en el
tálamo, las que también se diferencian de las receptoras piramidales situadas
en la corteza. (Hemos tomado como ejemplo demostrativo la vía sensitiva, pero
lo mismo vale, igualmente, para los sistemas motores, cerebelosos, etc.).
De todo esto resulta probable que
la "corriente" engendrada en la periferia y que va hacia el centro, o
viceversa, no sea un sólo proceso igual en todo, sino que cada segmento de la
vía tenga, conforme con sus particularidades histoestructurales, también las
suyas funcionales específicas. Así lo que llega, finalmente, hasta su destino,
podrá ser bien distinto del alud inicial.
Es así que sostenemos la gran
probabilidad de una "transformación neurogenética" sucesiva en la conducción
ascendente o descendente, si bien la naturaleza íntima de ella se nos escapa
todavía.
De todas maneras, lo que llega a
la corteza cerebelosa o cerebral, a los ganglios subcorticales o núcleos
motores, es algo notablemente distinto de lo que produjo la primera
estimulación.
Agreguemos, además, que como en
todo ese proceso se trata de "energías provocadas" en sistemas
cargados, ya por su desarrollo ontogenético, hereditariamente, con la
"tensión neurovital", variable según organización y destino, debemos
aceptar aquí una serie continua de tales "provocaciones", cuya última
podría ser tan diferente de la primera como el juego del gatillo con el tiro de
la escopeta, que representa también "sistemas acoplados" de efecto
provocador (Ausloesungsvorgaenge) sobre energías "latentemente" ya
preformadas y cargadas (neurotono).
Consideraciones análogas sugieren
también los arcos reflejos, donde la corriente cargante sensitiva provoca la
descarga motora. Para ambas deben, dentro de toda semejanza, existir condiciones
determinadas de corriente adaptadas a sus diferentes órganos de efecto
terminal. Al discutir las funciones corticales de acumulación neuroenergética
tendremos que volver sobre numerosos hechos que apoyan esta teoría de la
"especificidad funcional" de cada sistema (*).
---------------------
(*) Se suele deducir del hecho de
la trasplantación exitosa de nervios periféricos sensitivos en la vía motora,
la indiferencia funcional de ambos sistemas, pero se olvida, que el transplante
generalmente sólo sirve de puente conductor para los axones regenerados del
sistema inicialmente funcionante. Otros detalles al respecto, más delante.
---------------------
Este concepto se corrobora más aún si nos dirigimos
a la discusión del último punto de este capítulo. La pregunta es: ¿cuáles son
las reales "unidades biológicas" que actúan en la organización
nerviosa?
Generalmente se interpretan los diferentes sistemas
neuronales, como tales, aceptando en este sentido los distintos sistemas
periféricos o centrales sensitivos, por un lado, y los motores, también
centrales o periféricos, por otro. Tal concepto podrá ser posible,
provisoriamente, para la enseñanza de la fisiología o la histología aisladas;
pero no en neurobiología, donde es completamente inadmisible, para no decir
imposible.
Para ella no se trata nunca de
elementos sensitivos o motores en sí, sino exclusivamente de su correlación
funcional; o sea, con otras palabras: el proceso sensitivo o motor por separado
no interesa para nada aquí, pero sí la inseparable reacción sensomotora
completa, la que según las circunstancias, resuelve la situación del momento en
bien de la biofilaxia reguladora, porque es ésta la misión neuroplasmática que
la naturaleza persigue. Así como en los unicelulares recepción y reacción forman
la unidad real, en los pluricelulares inferiores es el juego completo del arco
reflejo el verdadero y único proceso neuronal; un juego combinado, entonces,
entre la neurona aferente y eferente, al cual, en formas superiores, se agrega
como inherente el sistema intercalar y en los vertebrados, en forma ascendente
a aquellos, los "arcos" cerebelosos, cuadrigeminales, estriados hasta
los corticales, encerrando todos, sin excepción, en su arco funcional
totalizante los respectivos sistemas aferentes‑eferentes. El verdadero
concepto científico posible no es la separación "abstracta" en
excitaciones sensitivas o motoras, sino la combinación realizadora
estructurofuncional de un juego completo, donde sólo la reacción adecuada
decide sobre su valor y existencia.
Todas las unidades neurobiológicas
realmente válidas son de naturaleza sensomotora –si no, no tendrían sentido
ninguno para los organismos vivos. Ahora vemos nuevamente la enorme importancia
de la "sinapsis" entre neurofibrillas aferentes y eferentes. En la
intimidad de tal "transformación" del estímulo "sensitivo"
en otro "motor", o sea en la "reacción" que tiene que ser
su resultante, reposa el valor vital del proceso que, recién así, se transforma
en "neurodinamismo".
Es sumamente importante tal
concepto “unicista" de la función sensomotora para todo proceso nervioso,
pues, si no, persistiríamos en los viejos errores de la anatomía y fisiología
"clásicas", que son incapaces de resolver problemas neurobiológicos
(*). Todo lo que pasa, entonces, en los centros inferiores o superiores es
invariablemente de naturaleza sensomotora a priori, y tales "arcos
funcionales" forman los verdaderos elementos de la evolución
neuroplasmática que en los capítulos siguientes pasaremos en revista.
---------------------
(*) Agregamos que también en la
filo- y ontogenia se expresan los mismos hechos en cuanto al origen común de
los elementos sensomotores acoplados (ver Atlas III y tomo II de texto)
---------------------
(Fin del Capítulo 2)
Una síntesis de
resultados investigativos alcanzados en nuestro país:
7.
Table of Contents of
Alicia Ávila and M.
Crocco
"Sensing:
A New Fundamental Action of Nature"
(Folia
Neurobiológica Argentina vol. X:
Inst. for Advanced Study, Buenos Aires, 1996):
Partial
- It is reproduced complete
in the next sub-page
[Esta
maciza sinopsis, 500.000 palabras de texto más un millar de referencias y
densas notas, presenta los resultados de nuestras investigaciones. Ya durante
su etapa de discusión recibió diversas distinciones; al desconocerse en el
extranjero casi un siglo de trabajos locales, lógicamente resulta muy
innovadora. Los breves textos de muestra en esta página de la Red, en conjunto,
brindan contexto a la lectura de este Índice y sentido a la
transdisciplinariedad mencionada arriba en "Main Technical Ideas /Conceptos
técnicos principales" y destacada por el Presidente de la Academia de
Ciencias de Berlín en su artículo en Electroneurobiología , "Der
Zweikulturenwahn" ("La ilusión de las dos culturas") que
reproduzco y traduzco más abajo. MS]
Plan of the monograph:
Part 1
(Introductory Overview)
Part 2
(History of Ideas)
Part 3
(Physics of the One-Witness Characterizations)
Outline of chapters and
sections:
Part One (Introductory Overview):
FORMULATION OF THE
PROBLEMATIC SITUATION
Chapter
1. 1: Introducing the Feelings-making Tissue and its Problems [The sample text, in § 4 above in this WWW Page, was taken
FROM HERE]
1.1.1: AMIDST WHICH PHYSICAL
PROCESSES DID SENTIENCE EVOLVE?
1.1.2: WHAT EVOLVED AS
SENTIENCE?
1.1.2.1: A REMARK (ON THINGS)
AND A CAVEAT (ON PERSONS)
1.1.2.2: "Should one not
move also sodium ions in the soup at the table, or in the brain of the
next-door-neighbour?"
1.1.2.3: Separation of the
psychisms: the hylozoic hiatus
1.1.2.4: THE CIRCUMSTANCED
SEMOVIENT SENSING AS CONSTITUTIVE FINDING (OR: THE BRAIN ORGANON AS
NOT MERELY INSTRUMENTAL)
Brains by no means are merely
instrumental
Sensing and knowing
Brains by no means are just
representational devices
1.1.3: COMMON FEATURES OF
BRAIN MODELS
1.1.3.1: THE STUFF-ORIENTED EQUATIONS
The contrast
"matter-immateriality" puts mindfulness to necessarily emerge out of
perfect anorganicity
Translocative but not
alterative transferability for the "commerce in qualities"
An identity account of
cognition
A terrible blow was a major
protecting surgery
All conscious observer
inevitably ought to contemplate a phantasm . . .
. . . to avoid
desincarnate ideas and chimerity
The axiological and ontic
priority of form over matter
How could anything like to an
"impression" be possible?
1.1.4: NEED OF RETAINING A
CLASSICAL DESCRIPTIVE FRAMEWORK
Outline of quantum approaches
to the brain-mind question
That ostensions of duration
require awareness of change not entails that, without changing, experience has
no ontic existence
Relinquishing Kant’s
unplanned ægis
Mismatches amongst the
constitution of apprehended contents and of extramentality
The
"neo-monopsychist" or "neo-panpsychist" scenario not stages
psychisms, nor even "psychical stuff", but a commiscuum of
structural types
Quantum theory cannot
describe nor even make reference to individual psychisms
1.1.4.1: SCIENCE OF ASSEMBLIES,
SCIENCE OF CONGLOMERATES, SCIENCE OF ECLOSIONS
Three ways to handle and
conceive of a universe of pluralities
Characteristics of the
description of nature by classical mechanics
A primary commonality:
How the entities, which the different physical approaches deal respectively
with, do eventuate in time.
The extramentalities-denying
heritage
Isolability allows to observe
a plurality of reciprocally external observers, yet neglecting their internal
couplings
How to complete classical and
quantum descriptions?
1.1.5: OVERVIEW OF WHAT
IMMEDIATELY FOLLOWS
Classical physics finds
conative apprehension in nature
Natural selection of a non-Turing
functioning is incompatible with any selective evolution of an engrammation of
episodes
Photograph I: Severa Velo
This
table of contents (English only) is completed in the next page of this Site,
jointly with the related paper "Comment l'hylozoïsme scientifique
contemporain aborde-t-il la sélection naturelle du parenchyme
neurocognitif?"
2006 – CINCUENTENARIO DE LA MUERTE DE CHRISTOFREDO JAKOB – 2006
2006 – CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE BRAULIO MOYANO – 2006
2006 – Año de homenaje al Dr. Ramón Carrillo – 2006
en el quincuagésimo aniversario
de su deceso y el centenario de su nacimiento.
Decreto 1558/2005 de la Presidencia de la Nación
Ver debajo las publicaciones
concernientes al mismo
2006 – A TREINTA AÑOS DE LA PATENTE BRITÁNICA 1.582.301 – 2006
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SOCIOLOGÍA DE LAS NEUROCIENCIAS
Pour comprendre
l'enjeu : L’anthropologie ganglionnaire, un psychovirus démasqué (français)
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L'aliénisme en
Argentine : Diego Alcorta (1827) : Dissertation sur la manie... aiguë?
(français)
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o .DOC (320 kB).
Metaphors at odds in conceiving organismal-societal government: The Political Structure of the Brain: Cerebral Localization in Bismarckian Germany
(English)
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o .DOC (175 kB).
ELECTRONEUROBIOLOGÍA
Efectos
relativísticos en biofísica cerebral:
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SUMARIO Y
PÁRRAFOS INICIALES EN CASTELLANO
Diversificación
de recursos electroneurobiológicos en la evolución del sistema nervioso:
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auch als .PDF (285 kB) oder .DOC (161 kB)
Puede leer, imprimir o guardar en su disco duro esta investigación
en versión .PDF (354 kB:
recomendada) o .DOC (236 kB).
Cálculo
de potenciales dentro de las células
Calcule
intensidades eléctricas y magnéticas en cada compartimiento neuronal: The nervous principle: active versus passive electric
processes in neurons (Explains how to calculate electric and magnetic
field strengths inside different neuronal compartments) (LONG FILE IN ENGLISH with
Bulgarian, Russian and Spanish abstracts/TOCs)
Podrá leer, imprimir o guardar en su disco duro esta investigación en versión .PDF (2 Mb): recomendada) o .DOC (1,5 Mb). También como .html comprimido (compressed .HTML folder: 0,5 Mb) .ZIP.
Evaluación de
potenciales fuera de las células
Signal analysis to exploit the information of steady-state recordings: Do’s and don’ts in Fourier analysis of steady-state potentials
(Assumptions in the discrete Fourier transform (DFT) not necessarily fulfilled in real-world applications) (English)
NOCIONES GENERALES
Conceptos:
Noticia general -- ¿Qué es electroneurobiología? -- La atmósfera intelectual (all in Spanish) -- Main Technical Ideas / Conceptos técnicos principales (English and Spanish) -- El descubrimiento de la Doppelrinde (German and Spanish)
Comentando una "ilusión óptica" / Commenting an "optical illusion":
A visual yet non-optical subjective intonation:
una entonación subjetiva visual pero no óptica
(English and
Spanish)
UNA EXPLICACIÓN ESENCIAL: