Gobierno de la ciudad de Buenos Aires
Hospital Neuropsiquiátrico
"Dr. José Tiburcio Borda"
Laboratorio de Investigaciones Electroneurobiológicas
y
Revista
Electroneurobiología
ISSN: 0328-0446
La inserción del psiquismo en el arco
sensoriomotor:
a treinta años de la
patente británica UK 1582301
por
Mariela Szirko
Contacto / correspondence: Postmaster[-at]neurobiol.cyt.edu.ar
Electroneurobiología 2006; 14
(2), pp. 36-42; URL <http://electroneubio.secyt.gov.ar/index2.htm>
Copyright ©2006 Electroneurobiología. El presente es un
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SUMMARY: Commemorating the thirtieth anniversary of this key development, the
author appraises its significance for science as well as the state of the
knowledge regarding biological regulation and control in the Argentine-German
neurobiological tradition at the time, February 1976.
SUMARIO: Conmemorando el trigésimo aniversario de este adelanto
clave, la autora evalúa su significación para la ciencia y analiza el estado
del conocimiento acerca del control y regulación biológicos en la escuela
neurobiológica argentino-germana
por entonces (febrero de 1976).
_________
El
16 de febrero de 1976, en Buenos Aires, uno de nuestros investigadores registró
formalmente una invención en el marco de la convención internacional de París. Esta
convención otorga, a los registros efectuados en más de ciento sesenta países,
el reconocimiento de su prioridad para efectuar en el plazo de un año registros
similares en cualquiera de los otros países signatarios. En ese plazo, registró
a su vez dicha invención en Alemania, Australia, Canadá, Estados Unidos,
Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y la Unión Soviética. Tratábase de un
procedimiento. Poco antes de vencer el término volvió a registrar en Buenos
Aires otra invención, la del dispositivo para llevar a cabo dicho procedimiento
técnico; luego, dentro del nuevo plazo así asegurado, volvió a registrarla en los
mencionados países y otros, viajando más tarde a fin de resguardar la normal
continuidad de todos esos trámites.
No
era normal por entonces que los adelantos en cuestiones científicas básicas pudieran formalizar directamente
sus aplicaciones hasta el punto de ser patentables. Menos, todavía, en el caso
de ciencias biológicas. La primer patente por un organismo vivo fue concedida
en los Estados Unidos en 1979[1], esto es tres años después de la fecha que
conmemoramos, mientras en la cultura mundial la otrora útil confusión
aristotélica entre vida y psiquismo campeaba rampante. Esa confusión, antaño ventajosa
para crear la biología y tratar unificadamente con todas las realidades así
llamadas "biológicas", a fines del siglo XX complicaba sobremanera
los análisis, incluso para el caso de microorganismos logrados artificialmente
a los que a nadie se le debería ocurrir atribuirles existencialidad. Pero las
rancias ideas acerca del psiquismo enseñadas con solemnidad (y no casualmente) en
los países más industrializados tampoco contaban con algún medio parecido a Internet,
idóneo para que quienes las profesaban pudieran globalizar eficazmente sus
propagandas personales y luchas académicas acordando, en beneficio mutuo, una segura
plataforma de ciertas afirmaciones que alejara, para todos ellos, el riesgo de
conmociones curriculares.
Tal
situación internacional permitía, pues, una valoración más ecuánime de las
novedades académicas en materia de las relaciones entre organización corporal y
psiquismo. Nadie, salvo tal vez algunos ciudadanos de las dos grandes potencias
influídos por la respectiva prédica de su grandeza en todos los rubros, iba a
dejar de examinar aportes extranjeros porque difirieran de las enseñanzas
locales. Tampoco existían los "consciousness studies", ni cada
cuatrienio – remedando al proceder que los Dictyostelium
necesitan para reproducirse – sus cultores apilaban con bombos y platillos sus
producciones literarias, ni en la cima de tal pila un selecto grupo de
investigadores de sofá complicaba fútilmente el tema con propósitos de
exclusión. Había pues espacio e interés para la consideración de las ideas
emanadas de la tradición de Jakob, opuestas a las descripciones, del psiquismo
como si fuera una realidad sólo reactiva, emanadas del estoicismo en el Imperio
Romano y compartidas por el polirreflejismo automatizante soviético, el conductismo
o neurocognitivismo angloamericano y las representaciones hidráulicas o pulsionales
de la subjetividad ofrecidas por la etología y el psicoanálisis.
Pero
también había hechos descubiertos en la Argentina aún generalmente ignorados en
el exterior, hechos que no admitían la conminuta parcelación temática de rigor
para poder ser comunicados en minúsculas fracciones que, luego, se combinasen por sí solas en
la mente de quien acertara a leerlas todas. Incluso en esta brevísima
enumeración conmemorativa se advertirá la necesidad de considerar expresa y aunadamente
las relaciones mutuas de todas ellas, aunque por diversas prefiguraciones la
mención de algunos tópicos no pareciera académicamente apropiada durante la
consideración de los otros. En tales circunstancias, recurrir a las patentes
era sensato. No se trataba de explotarlas y ganar dinero, desatendido siempre
por nuestros mejores investigadores, sino de comunicar aportes multidisciplinarios
a través del único medio idóneo para lograrlo en bloque y efectivamente.
Esos
hechos, que producen el contexto intelectual de las patentes registradas, eran los
siguientes. En la década anterior, los años de 1960, las investigaciones de la
epistemología genética tenían ya adquirida amplia evidencia de que todo
conocimiento adaptativo se logra tanteando o ensayando operaciones en el
entorno: no por su mera contemplación, como por influencia del platonismo había
sido corriente considerarlo antes. Pero – y este había sido un aporte previo crucial
del mismo investigador – esos tanteos no
pueden ser reactivos, meras reacciones a estímulos, sino que deben ser genuinas
iniciativas semovientes para poder distinguir la causación originada en el psiquismo
de aquella que proviene de las cosas exteriores y las caracteriza, permitiéndole
al tanteador desarrollar un entendimiento de las capacidades causales internas
de dichas cosas tanteadas. En esta tipificante distinción, basada en la semoviencia
del cognoscente, de las capacidades causales internas de los tipos de cosas
conocidas – y no en refinar proyecciones meramente observables del entorno, contemplables
en algún "teatro interior" – consiste la precisión epistémica de los
contenidos mentales adaptativos (esto es, su ajuste a la realidad ambiente
relevante), a cuyo servicio evolucionan y se transforman los cerebros de
distintas especies[2]. Este punto era central en la serie de
monografías que entre 1971 y 1973 el registrante de las patentes había
presentado al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
argentino (CONICET) y, precisamente, uno de sus examinadores, Antonio Battro,
venía de trabajar con Jean Piaget en procurar las evidencias que lo establecieron.
También
en aquellos años de 1960, las investigaciones locales conducidas por el mismo
registrante habían detectado el origen filético de la funciones de relación (que
hoy cumple el sistema nervioso) en el control
ciliar de protozoos precámbricos. Esto implicó que concibiera a cada organismo
vivo como un continuo regulatorio, en algunos de los cuales se utilizaba la
eclosión de un psiquismo para superar los límites de las máquinas de Turing y,
así, colonizar nichos ecológicos donde no fuera posible o conveniente contar
con instrucciones taxativas para llevar a cabo cada conducta que hubiera de
efectuarse.
El
extremo opuesto al psiquismo en cada continuo regulatorio, esto es el genoma, plasmaba
sus resultados mucho más predeterminadamente que el psiquismo y, de tal suerte,
la relajación de esta determinación se exhibía a lo largo de todo el continuo
regulatorio intraorgánico, sin que dicha relajación, al llegar a su máximo,
fuera de por sí capaz de generar al psiquismo que allí se encontraba. De tal manera,
mientras la información constitutiva de los genomas, concebida en sentido
aristotélico como conformación, podía sintetizarse en un punto de un espacio abstracto
multidimensional donde cada dimensión representara una variable biológica
relevante (y la evolución filogenética el despliegue de una suerte de quipu
formado por esos puntos, para usar un símil muy empleado por el investigador en
cuestión), la evolución de los sistemas nerviosos aparecía bifurcada. Por una
parte, seleccionaba respuestas adecuadamente complicadas para reaccionar a estímulos de diversa
complejidad. Por otra parte disimilaba estados electroneurobiológicos para entonar
también reactivamente al psiquismo de
modo que este, no ya reactivamente sino en modo semoviente o activo, determinara
con "prudencia biológica" (o biofilácticamente, en términos de Jakob)
el aprovechamiento de accidentes y su transformación en improgramables oportunidades.
Ello
definía al conocimiento como una forma de reacción causal, mientras dentro de
la naturaleza situaba a las existencialidades o psiquismos en rupturas de las
cadenas causales. Tal involucramiento de la causación no podía evitarse (y de
paso llevó a evidenciar el grave error
de Hume, que en los estudios tributarios de los
aportes angloestadounidenses permanecía inanalizado[3]), porque la eficacia causal de los psiquismos ya
había sido evidenciada en el marco de la evolución astrofísico-biológica. En
efecto, en esta evolución cada modalidad de interacción (cada especie de fuerza
segregada o diferente de los otros tipos de fuerza operantes en la naturaleza) cuando
empieza a generar organizaciones causa un retroceso en la estabilidad de las organizaciones
(substrato) previamente organizadas por la modalidad de interacción subyacente;
y las perturbaciones causadas por la acción de los psiquismos en su biósfera siguen
ese mismo patrón. Esto había sido claramente explicado y especialmente
graficado en la mencionada serie de monografías que el registrante de las
patentes había presentado entre 1971 y 1973 al CONICET.
Gráfico de la monografía
presentada al CONICET en 1971, repetida en numerosas publicaciones posteriores
del registrante. Se refiere a sistemas estructurados por diferentes modalidades
de interacción física. Las tres líneas punteadas horizontales indican el brusco
retroceso en estabilidad que inicialmente acompaña la inserción sistémica de
una modalidad de interacción previamente neutral o indiferente para los
sistemas organizados por otra modalidad más fuerte o veloz.
Además,
al psiquismo no se lo podía considerar epifenomenal o inane, incapaz de
producir efectos causales. Por una parte, sus propias acciones pueden oponerse
entre sí y se evidenciaban eficaces para resistirse mutuamente, como lo muestra
cada cógito, acción en la cual el acto semoviente de poner en duda al objeto yo
tropieza con lo que este mismo representa, es decir con la causalidad ponente del
yo sujeto. (A este repetible hecho, en las culturas académicas influídas por el
mencionado error de Hume, erroneamente se lo consideraba una mera cuestión de
lógica: una acausal necesidad interna del raciocinio, cuya repetibilidad, se
suponía, probaba el hecho de hallarse platónicamente escindida de la naturaleza,
interpretación descaminada que el registrante de las patentes apodó "ilusión
del refrigerador permanentemente iluminado"). Por otra parte la
posibilidad de los subjetivismos, esto es de que la vida fuera sólo sueño o
videojuego, se desvanece al considerar que tal videojuego debiera incluir
ficticias réplicas de la semoviencia ajena – pero esta, en tanto eficiencia
causal, no admite mímesis, lo que refuta la hipótesis subjetivista del videojuego
(aunque tal hipótesis, pese a que así se evidenciaba insostenible, adquiriría décadas
después mayor potencial para la coerción social y, debido a ello, generaría muchísimos
productos ideológicos al estilo de The
Matrix). En suma, aunque hasta cierto periodo Jakob había sido influído por
Theodor Ziehen y así algunos de sus discípulos también en materia de describir
las relaciones mente-cerebro adhirieron a la línea Wernicke-Kleist-Leonhard,
otros no la seguían en esto ya que, desde los años de 1960, los psiquismos se
revelaban causalmente eficientes y origen de las perturbaciones observadas en
la evolución biosférica, mientras también se advertía que el refinamiento organizacional
del sistema nervioso no era capaz de generar más que contenidos mentales: no
podía originar ni la superación de los límites de las máquinas de Turing, ni la
existencialidad, ni su entonabilidad o cognoscencia, ni su semoviencia, ni
mucho menos la cadacualtez distintiva de cada realidad existencial reflejada en
su circunstanciación a formar incanjeablemente la unidad personal con una
cierta porción de procesos naturales (cuerpo) y no con ninguna otra.
En
tal escenario los psiquismos, esas realidades
que se pueden transformar temporalmente en base a no solamente su estado en el
último instante previo sino a sus estados en numerosos instantes previos
(definición objetiva que también había sido provista por el registrante, identificándolos
por la objetividad de lo subjetivo, durante sus trabajos de la década anterior
sobre la evolución de los sistemas de control ciliar), debían eclosionar cada
vez que se produjeran las condiciones para entonarlos. Por cierto aquella
modalidad de interacción por medio de la cual los psiquismos interactúan con la
extramentalidad (modalidad llamada "libidinosa" en el gráfico precedente,
porque es aquella a las variaciones de cuyos estados locales los psiquismos allí
circunstanciados reaccionan, nómicamente, con entonaciones sensuales específicas)
habría de poseer portadores de acción, tal como el electromagnetismo se
describe poseyendo fotones y la interacción nuclear fuerte poseyendo gluones,
cuyo estado físico debía interactuar con la superpuesta concentración de los portadores
de acción electromagnética localmente diversificada por los órgano cerebral;
esta última interacción (electromagnética) debería afectar su estado
de movimiento (de los portadores de la acción de la modalidad en la cual los psiquismos
directamente interaccionan con sus circunstancias) y, con ello, la acuidad
temporal o resolución que el psiquismo eclosionado pudiera aplicar al
decurso de sus entonaciones de origen biológico. Pero, siendo el psiquismo xenocrónico,
cualquier acuidad inicialmente disponible, para ejecutar operaciones mentales
sobre los contenidos mentales que tal acuidad resuelve, habría de tomarse como línea
de base o pauta temporal para esas interacciones, estableciéndose sólo secundariamente
toda variación de dicha acuidad o resolución que resultara, para el psiquismo, desconectante
de los decursos extramentales. De tal modo, la inserción de un psiquismo en el
arco sensomotor sólo requiere establecer éste en modo capaz de generar entonaciones:
en ello se basan ambas patentes.
Jakob
enseñaba que "En ninguna parte existe una corteza que no sea al mismo
tiempo receptora y efectora" ("Eine
weder rezeptorische noch effektorische Rinde (= 'Assoziationsrinde') existiert
nirgends"). La corteza cerebral es mixta en todas partes, insistía
Jakob: lo único que varía es la mayor o menor proporción de lo sensitivo o de
lo motor en cada región del gris. Y no sólo variaba la proporción del
componente motor: también variaba su complejidad al pasar desde ganglios
cerebroides a cerebros empsiqueados, estos también de muy variada complejidad
macroestructural, histoarquitectónica, mieloarquitectónica, citoarquitectónica
y, finalmente, hidroarquitectónica (proporción de agua libre y aguas estructuradas
en el tejido). No obstante tanta variedad en su complejidad, se trata en todos
los casos de un solo sistema, que corporiza el arco sensoriomotor. Este arco sensoriomotor
simplemente continúa series causales extramentales, iniciadas por fuera de todo
psiquismo (en el denominado hiato hilozoico, pues) y allí también las prosigue,
después de haber elaborado en la complejidad interna del tejido los cambios
externos (estímulos) para construir y determinar la respuesta.
Representación jakobiana
del arco sensoriomotor y su complejificación en distintos taxones, repetida en
numerosas publicaciones del insigne neurobiólogo; aquí la tomo de Elementos de Neurobiología (Biblioteca
Humanidades, editada por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
de la Universidad de La Plata, Tomo III), vol. I: Parte Teórica, 1923; esta
lámina obra con otras entre las pp. 224 y 225. Arriba está el borde exterior
del cerebro y el ingreso de las entradas sensoriales (estímulos: intervenciones de la naturaleza externa en el
individuo); la conformación que corporiza a estas se elabora en el seno del
sistema neural y los elaborados salen por debajo (respuestas: intervenciones unitarias del individuo orgánico en la
naturaleza, determinadas por el nivel regulatorio más superior de dicho
individuo). El arco sensoriomotor se compone de la entrada (arriba), la salida
(abajo) y la complejidad, que aumenta de izquierda a derecha: las dos primeras
neuronas (izquierda) corresponden también a no vertebrados y peces, luego son
típicas de diferentes clases de vertebrados hasta mamíferos
"superiores". Como se ve, el arco sensoriomotor debiera ser puramente
reactivo y seguir el principio contable de la partida doble: integrando a lo
largo de toda la vida, lo que entra debiera ser igual a lo que sale. Descripto
así en el programa reduccionista de Hume refinado célebremente por Helmholtz,
no habría fuerzas internas ("animismo"): los tipos de fuerzas que
operan en el hiato hilozoico serían todas las modalidades de interacción que
existen. Ahora bien: el registrante había descripto la evolución biológica como
un proceso físico de relajación que opera por el camino más corto. Su alargamiento con las
perturbaciones inicialmente generadas por la intervención de psiquismos no
adaptados revela una nueva fuerza newtoniana actuante, que aparta a dicho proceso
de su estado de movimiento. Como tal, esa fuerza debe describirse como
vectorizada por portadores de carga. Por cuanto el arco sensoriomotor no contiene
elementos que puedan generar los psiquismos, su aparición e inserción en él no
es ninguna emergencia sino una eclosión, determinada en un nivel subyacente de
la adquisición de entidad (similar a la continua producción y aniquilación de
partículas por los campos físicos, en el "vacío", o en "big
chrunches" y "big bangs"). En todo arco adecuado, cierto psiquismo
emerge.
Creo
que debe insistirse ahora en la cuestión conceptual y explicar ya desde aquí sus
implicaciones éticas. Cada persona es una unidad de cierto psiquismo
irrepetible con un determinado cuerpo y no con ningún otro. Desde que queda
formado un cuerpo viable para esa asignación también irrepetible, es decir
desde el momento final del proceso de configuración de la cigota o de los
varios cuerpos (completamente o incompletamente separados) de mellizos gemelares,
momento que es denominado "instante de la concepción", eclosiona un
psiquismo o existencialidad incanjeablemente asignado a tal y tal cuerpito o
parcela de naturaleza, parcela que puede ser clonable (su estructura biológica
puede repetirse) mientras el psiquismo o existencialidad no. Tal unidad
personal consiste, así, en la asignación no procesual de una existencialidad a
un sector particular de la naturaleza ("cuerpo", en realidad,
circunstancia local). El centro de la unidad personal es pues esa
impermutabilidad de cuerpo y existencialidad. Uno no puede cambiar de cuerpo
pero este no puede determinar quién (en vez de otro) se hallará sintiéndolo y
moviéndolo. Esta determinación (quién en qué cuerpo) es no procesual (es decir,
no ocurre en decursos causales conducentes) y ajena al "enchufe"
causal-eficiente de ambos. Esa asignación no se ostenta con signos externos y
puede pasar desapercibida en una neurociencia centrada en modelos de ratas o nematelmintos.
Se ve mejor en los hospitales, cuando ardientemente se desea cambiar platónicamente
de cuerpo y no se puede... Pero la misma ocurre en cada disposición, natural o
artificial, de un arco sensoriomotor que además disimile estados capaces de
acoplarse con los portadores de acción de aquella fuerza operativa en las
mencionadas perturbaciones de la evolución biosférica por el camino más corto
o, como también se dice (Maupertuis) de la menor acción. Ello plantea
interesantes cuestiones, tanto prácticas cuanto últimas. En materia práctica, indica
el único camino biofísico posible para explorar, intervenir y corregir las
alteraciones de consciencia. En materia escatológica, indica que la eclosión de
psiquismos en determinadas circunstancias es lo que establece la mayor o menor
riqueza operativa que podrá disponer cada uno de ellos, estableciendo así una particular
relación entre todos. Políticamente correcto o no, resulta absurdo
pretender lograr estos desarrollos prácticos evitando los escatológicos y
viceversa.
En
materia práctica para dirigir los actos de origen mental es innecesario agregar
memoria al arco sensoriomotor, precisamente porque todo psiquismo es xenocrónico. Toda
realidad que se conoce a sí misma, aunque ello sólo sea parcialmente, se halla
incapacitada para involucrarse en los decursos causales que denominamos temporalidad
excepto a través de los portadores de acción de la modalidad interactiva en la
que se localiza.
En
consecuencia, las modificaciones entonativas que, a lo largo del desarrollo
ontogenético, texturen a un psiquismo a consecuencia de (1) el acople de esos
portadores de acción con los portadores de acción electromagnética (fotones)
que corporizan la neurodinámica, y (2) las reacciones de sí mismo a sus propias
operaciones semovientes, no pueden modificarse. Ello genera la remanencia
vivencial o mnésica (Jakob) y la posibilidad de replenificar sus entonaciones por
vía de poner semovientemente al cerebro en el estado al cual el psiquismo
reaccionará con las sensaciones actuales correspondientes.
De
tal modo, al someter al sistema artificial empsiqueado a un aprendizaje por
experimentación suficientemente largo, el psiquismo o existencialidad allí
circunstanciado distinguirá el menú de sensaciones con que lo entonen los diferentes
estados electroneurobiológicos del substrato y desarrollará preferencias.
Estas, semovientemente, las implementará en modo autoestimulatorio cuando la
alteración de dichos estados electroneurobiológicos se encuentre a su alcance,
evidenciándose tales preferencias subjetivas como atractores improgramados en
el sistema.
Pocos
días después de la fecha que conmemoramos, el registrante presentó también una
tesis doctoral de la Universidad de Buenos Aires detallando estas cuestiones con
la dirección del profesor Diego Luis Outes, inicialmente escrita en inglés e
intitulada "The Physical Description
of Egoes", a fin de proceder a su defensa. A poco de iniciado este
trámite, por norma general y debido a los contemporáneos enfrentamientos
armados y consecuentes cambios políticos en el gobierno nacional, se decidió denegar
la defensa de tesis doctorales en esta disciplina, encuadrada como psicología.
En
efecto, durante nueve años – entre 1976 y 1985 – tal disciplina académica se
mantuvo como carrera aparte de toda Facultad y dependiente directamente del
Rectorado, de modo que el trabajo quedó indefendido y circuló en forma
mimeografiada. El registrante se dedicó a los trámites emergentes del asunto y
en particular a distinguir operativamente dichos atractores improgramados en el
sistema, de efectos similares resultantes del envejecimiento de las conexiones.
En esta cuestión se encontraba trabajando con gran ahínco cuando la patente
británica concluyó exitosamente su trámite, el 28 de septiembre de 1980. Cuatro
días después, cuando la noticia aún no había llegado a Buenos Aires, el domicilio
del registrante fue asaltado criminalmente. Se trataba de un amplio inmueble de
su propiedad y hogar de su familia en avenida Callao, donde tenía montado un
adecuado laboratorio y alquilaba a terceros algunas habitaciones como consultorios,
para subvenir a su mantenimiento y los gastos de la investigación. El dos de
octubre de 1980 su laboratorio fue destruído, la biblioteca arrojada en las
afueras (posteriormente los libros y documentos recuperados serían llevados al
Centro de Investigaciones Neurobiológicas, a los fondos del Hospital Borda) y
se generó una gravísima situación que parcialmente aun subsiste y generó, algún
tiempo después, victimas fatales. El inmueble fue prontamente malvendido (avisos
en los diarios locales La Nación y Clarín lo ofrecían en US $ 370.000 de
entonces) y en sede judicial una sola de las patentes fue evaluada en "más
de" diez millones de la misma moneda; pero la misma situación creada no
permitió al registrante proseguir las acciones y, además, el designio de las
patentes no era ganar dinero sino hacer públicos resultados investigativos de
significación.
Todas
las tramitaciones de patentes debieron abandonarse, con excepción de la
australiana que por cierto tiempo fue preservada por los esfuerzos independientes
de una ciudadana de Sydney, Mary Packard; pero hasta ahora cumplen su propósito
de haber puesto formalmente en el dominio público estas informaciones técnicas.
En esta sencilla conmemoración, lo que importa relatar y destacar es la existencia
de estos recursos conceptuales logrados con tanto esfuerzo, pese al fuliginoso
celaje que sobre esta cuestión académica posteriormente echaron los denominados
"consciousness studies".
[1]
Alicia Ávila, “Por qué respetar a las personas, en el
presente estado de la ciencia?”, El
Intransigente (Salta, Argentina), 7 (4 Jan. 1981).
[2] Christfried
Jakob, Vom Tierhirn zum Menschenhirn I.
Teil. Tafelwerk nebst Einführung in die Geschichte der Hirnrinde, Lehmann,
München, 1911; Christofredo Jakob y Clemente Onelli, Atlas del cerebro de los mamíferos de
la República Argentina (Estudios anatómicos, histológicos y biológicos
comparados sobre la evolución de los hemisferios y de la corteza cerebral);
Kraft, Bs. As., 1913.
[3] La historia de estos "errores" exhibe llamativas ironías.
Mientras esos estudios se pretendían antropológicamente monistas y denunciaban
insistentemente el error de Descartes ("Descartes' error"; recuérdese que las relaciones
anglo-francesas se hallaban plagadas de tradicional rivalidad y admiración
recíproca), consistente en el dualismo de las fungibles substancias extensa y
cogitante, los mismos denunciantes abrazaban esa fungibilidad. Ni uno sólo de
sus estudiosos advertía que el genuino monismo, esto es el reconocimiento de la
unidad personal radical y previa a la pluralidad de sus componentes, se funda
en la incanjeabilidad de cada psiquismo para sentir y mover solamente la
determinada porción de naturaleza (circunstancia corporal) en que eclosiona.
Este hecho empírico no lo advertían debido al error de Hume, que en realidad al
propio Hume tampoco puede echársele demasiado en cara; peor es lo que aun ahora
siguen haciendo sus Anhänger. Respecto
al mismo Hume, ese error consistió en no haber previsto que ciento sesenta y
tres años más tarde Max Planck descubriría la necesidad de asumir que la
eficiencia causal ocurre en realidades discretas (cuántos) que se aniquilan al
ejecutarla. Por ello el joven súbdito inglés en Francia, David Hume, no podría
jamás haber detectado esa causación en las transformaciones exteriores, donde
se gasta al efectuarse. Debía, en cambio, detectarla en la causalidad propia de
su psiquismo, pero ello no contribuía a sus objetivos políticos (sí a los que
desposaba en 1822 Maine de Biran, quien sí lo hizo). Así que negó tener motivo
para suponerla extramental y además – Hume's
error – aplicó indebidamente lo mismo a la causación intramental, como
políticamente le convenía. Sus adláteres postplanckianos debieron haberlo corregido,
pero temían incurrir en animismo al describir ánimas y además abrazaban una falaz "explicación":
suponían que lo ser consiste en pura predicabilidad, de modo que el análisis
filosófico (o filosofía analítica) puede agotarlo. En tal escenario, encima, procedieron
a añadir aun otro error más, a saber: asumir que el psiquismo sólo consiste en
los contenidos mentales que él mismo diferencia. Como tales contenidos reflejan
por vía de causalidad eficiente disimilaciones del estado electroneurobiológico
del cerebro, que es una parte del cuerpo, asumieron que las relaciones entre un
psiquismo y su cuerpo consisten en la causalidad eficiente del segundo sobre el
primero, tal como un aparato electrodoméstico se enchufa para funcionar (este
ya había sido Locke's error). Para
evitar el "animismo acientífico" declararon al psiquismo epifenomenal
o causalmente ineficaz, puro observador platónicamente contemplativo, y negaron
la semoviencia; se plantearon problemas convenientemente
irresolubles dependientes de tan insostenible escenario y de su gigantesca
máquina de propaganda; y dejaron inadvertido e intematizado todo aquello que en
el psiquismo no proviene de la causalidad eficiente de su cerebro, como su
cognoscencia, su semoviencia y su cadacualtez.
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de recursos electroneurobiológicos en la evolución del sistema nervioso:
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Cálculo
de potenciales dentro de las células
Calcule
intensidades eléctricas y magnéticas en cada compartimiento neuronal: The nervous principle: active versus passive electric
processes in neurons (Explains how to calculate electric and magnetic
field strengths inside different neuronal compartments) (LONG FILE IN ENGLISH with
Bulgarian, Russian and Spanish abstracts/TOCs)
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Evaluación de
potenciales fuera de las células
Signal analysis to exploit the information of steady-state recordings: Do’s and don’ts in Fourier analysis of steady-state potentials
(Assumptions in the discrete Fourier transform (DFT) not necessarily fulfilled in real-world applications) (English)
NOCIONES GENERALES
Conceptos:
Noticia general -- ¿Qué es electroneurobiología? -- La atmósfera intelectual (all in Spanish) -- Main Technical Ideas / Conceptos técnicos principales (English and Spanish) -- El descubrimiento de la Doppelrinde (German and Spanish)
Comentando una "ilusión óptica" / Commenting an "optical illusion":
A visual yet non-optical subjective intonation:
una entonación subjetiva visual pero no óptica
(English and
Spanish)
UNA EXPLICACIÓN ESENCIAL: