Gobierno de la ciudad de Buenos Aires
Hospital Neuropsiquiátrico
"Dr. José Tiburcio Borda"
Laboratorio de Investigaciones Electroneurobiológicas
y
Revista
Electroneurobiología
ISSN: ONLINE 1850-1826 - PRINT 0328-0446
Los taxones mayores de la vida orgánica
y la nomenclatura de la vida en Marte:
primera clasificación biológica de un
organismo marciano
(ubicación de
los agentes activos de la Misión Vikingo de 1976 en la taxonomía y sistemática
biológica)
por
Mario Crocco
Director, Centro de Investigaciones
Neurobiológicas, Ministerio de Salud, República Argentina, y Jefe de,
Laboratorio de Investigaciones
Electroneurobiológicas, Hospital "Dr. J. T. Borda", Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires
Ave. Amancio Alcorta 1602, 1283 Buenos Aires, Argentina; tel./fax (54)
11 4306 7314, mcrocco[at]electroneubio.com.ar
Electroneurobiología 2007; 15 (2), pp. 1-34; URL <http://electroneubio.secyt.gov.ar/index2.htm>
Publication date / fecha de publicación: 14 de abril, 2007
seguido de una
Corrección: primera clasificación biológica de un organismo marciano,
género Gillevinia (no Levinia)
Correction note: first biological
classification of a Martian organism, genus Gillevinia
(not Levinia)
Electroneurobiología 2007; 15 (2), pp. 35-37; URL
<http://electroneubio.secyt.gov.ar/index2.htm>
Publication date / fecha de publicación: 28 de abril, 2007
Copyright © April 2007 Electroneurobiología. Este texto es un artículo de
acceso público; su copia exacta y redistribución por cualquier medio están
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La acción
nomenclatural objeto de la presente comunicación fue ejecutada el 20 de
diciembre de 2006. El presente artículo fue consecuentemente preparado en inglés
para su comunicación en el exterior. Traducción de Mariela Szirko. Publicado el
14 de abril de 2007.
œ
SUMARIO – Contexto: Debido
a su carácter rudimentario, el presente estado de los conocimientos acerca de
los procesos de vida en Marte es propicio para establecer las principales
líneas racionales destinadas a clasificar los dominios mayores de la vida
orgánica. Bajo las convenciones taxonómicas, una apropiada iniciativa
clasificatoria en esta etapa podrá después prevenir complicaciones extracientíficas
que afecten el análisis científico de cualquier eventual variedad de formas
vivientes extraterrestres. Con ello como propósito, los especímenes activos en
los experimentos de detección de vida de la Mision Vikingo son nomenclados.
Método: Como precondición para este y cualquier propósito
similar, los dominios biológicos (o super-reinos) son agrupados en biósferas,
cuya denominación formal – para establecerla sin alejarse del lenguaje natural
– se elige como la del cuerpo celeste continuo en que la agrupación se
distribuye: biósfera terrestre, biósfera marciana, etc. Los nombres de las
biósferas se formarán, pues, sobre el genitivo del nombre del pertinente cuerpo
continuo, planetario o satelital. Pero aun los nombres de las biósferas no
emergen como el último nivel nomenclatural requerido para una extensión consistente
de la ciencia biológica. Mientras que no existe necesidad absoluta de que todos
los cuerpos celestes biosfereados de hecho integren un sistema estelar, hay consenso
respecto a que la mayoría de ellos lo hacen. Como, concebiblemente, las
agrupaciones de biósferas pueden compartir características relacionadas a su
estrella o ceñido par binario central, el nombre de la estrella (el nombre tradicional
en la cultura del designador prioritario, quien elegirá el convencional de un
catálogo estelar mayor cuando no se dispusiera de nombre tradicional para la
estrella o estrellas) puede ser práctico para identificar los más grandes
sistemas de la vida orgánica. De tal modo, la agrupación de las biósferas que
hubiera en nuestro sistema solar forma el sistema de vida orgánica Solaria.
Conclusión: El agente activo caracterizado por su
oportunamente comunicado comportamiento como responsable de los resultados del
experimento de liberación marcada en la Misión Vikingo de 1976 formalmente
constituye, para la biología sistemática, la siguiente entrada taxonómica:
sistema de vida orgánica, Solaria; biósfera, Marciana; reino, Jakobia; genus et
species, Gillevinia* straata, todos ellos nova taxa.
* Nuevo nombre
de género, en substitución de Levinia;
ver páginas 35-37
Palabras
clave: organismo vivo,
definición; vida orgánica, definición; ecología; exobiología; organismos extraterrestres;
taxonomía y sistemática; biósfera de Marte; Gillevinia
straata
œ
Abstract
Background: The current state of knowledge about life
processes in Mars, because of its rudimentariness, is propitious for setting up
the main rational lines aimed to classify organic life's major domains. Under
taxonomical conventions, a proper classificatory move at this time may later
prevent extrascientific complications in the scientific analysis of any
eventual variety of extraterrestrial life forms. With this in view, the active
specimens of the Viking Mission's Labeled Release life detection experiments
are nomenclated.
Method: As a precondition to this and any akin purpose,
biological domains (or superkingdoms) are clustered into biospheres, whose
formal name – so as to establish it without departing from natural language –
is chosen as that of the continuous astronomical body in which the cluster
distributes: terrestrial biosphere, martian biosphere, etc. Biosphere names are
thus formed upon the genitive of the pertinent planetary or satellital
continuous body's name. Still, they do not appear as the latest nomenclatural
level required for a consistent extension of biological science. While there is
no absolute need that all of the biosphered astronomical bodies actually belong
with a stellar system, there is by now a consensus that most of them do. As
clusters of biospheres might conceivably share features related to their central
star or tight binary pair, the name of the star (the traditional one within the
culture of the priority namer, who is to choose one from a major consensus
stellar catalog if no traditional name is available for the star or stars) may
become practical to identify life's grandest systems. Any cluster of biospheres
in our solar system thus form the organic life system Solaria.
Conclusion: The active agent characterized by its
reported behavior as responsible of the results of the 1976 Viking Mission's
Labeled Release experiment formally features, for systematic biology, the
following taxonomical entry: organic life system, Solaria; biosphere, Marciana;
kingdom, Jakobia; genus et species, Gillevinia
straata, all of them nova taxa as reported below.
Key words: living organism, definition; organic life, definition; ecology;
exobiology; extraterrestrial organisms; extraterrestrial taxa; taxonomy &
systematics; Mars biosphere; Gillevinia
straata
œ
Introducción
El
presente estado del conocimiento humano sobre formas de vida extraterrestre es
inicial y por cierto desbalanceado. Comprende gran riqueza de datos teóricos
provenientes de extrapolaciones de la biología terrestre, ni una veintena de
resultados experimentales de sondeos metabólicos realizados sobre el planeta
Marte, y el conocido debate sobre restos microbianos en meteoritos provenientes
de ese planeta. Por ahora, eso es todo. El difícil acceso a otros cuerpos planetarios
torna lento, e inconexo, todo esfuerzo de espigar hechos referidos a otras
biosferas. Esa colección inconexa y lenta ya fue observada antes, porque
también ocurrió en los comienzos de otras ciencias como la arqueología moderna,
el diagnóstico por neuroimágenes, y algunas ramas de la física muy dependientes
de los desarrollos tecnológicos. En la mayor parte de aquellos casos, el nuevo
territorio académico comienza a delinearse como figuras atípicas, bastante difíciles
de interpretar. Gradualmente se hacen más claras y más fáciles para obtener:
cabe pensar en las tempranas imágenes de difracción de compuestos orgánicos, o
sobre las nacientes ecografias y ventriculografias. A medida que los
principales elementos nuevos se hacen identificables, las etapas iniciales resultan
una oportunidad única para establecer la nomenclatura básica – lo que también
transporta ideas básicas o conceptos. Esto es uno de los puntos principales del
presente artículo: algunas de tales ideas o conceptos facilitan y otras estorban
el progreso en el nuevo campo.
Uno de
estos conceptos básicos es la homogeneidad del dominio: las reservas sobre la
naturaleza homogénea de un proceso o fenómeno pueden disuadir la colaboración
plena, conteniendo el progreso, en base a escrúpulos no científicos no raras
veces. Esto parece de especial importancia en el caso de extender la biología
fuera de la Tierra – una tarea que se ha puesto en marcha durante nuestra vida.
Algunos
casos históricos
La
nomenclatura es para esto un instrumento de valor. Lejos de ser sólo materia de
catalogación, la nomenclatura pone las fronteras así como las articulaciones
ontológicas en el interior de un dominio académico. Un caso histórico que
merece mencionarse es la substitución por Benjamín Franklin de "electricidades"
más y menos en el lugar de las "electricidades" vítreas (positivas) y resinosas (negativas) de Carlos de
Cisternay Du Fay. Mientras en su tiempo la substitución de Franklin no importó
ningún avance observacional e incluso, cabe decir, ningún desarrollo conceptual,
y así durante un siglo y más allá operó para la mayor parte de los investigadores
como un mero cambio de nombres, la implicada homogeneidad "de los dos flúidos"
contribuyó a presentar la electricidad como un solo bloque de fenómenos,
localizado ante un diferente bloque – presumiblemente también único, pues – de
fenómenos magnéticos, simplificando y estimulando la búsqueda de sus relaciones
recíprocas, sobre las cuales se basa toda nuestra civilización tecnológica.
Otro
caso histórico pertinente, menos afortunado, es la unificación por Aristóteles
de todas las entidades de interés biológico bajo la noción genérica de una
vida, zooeé, sostenida en todos los
casos por un alma o psycheé que puede
incluir experiencia o excluirla – y su vigente herencia de rompecabezas a menudo
verbales, legada a la psicología y los consciousness
studies. Antes que Aristóteles creara la biología, no se disponía de ningún
tratamiento conceptual unificado para todos los organismos vivos conocidos. La
creación de la biología significó el descubrimiento de un único hilo conceptual
para toda su variedad, lo que podría haberse alcanzado declarando que todos los
organismos vivos en cuanto vivos debieran estar dotados de experiencia, o bien
que en cuanto tan sólo vivos debieran carecer de ella. Pero, como viene siendo
materia de creciente atención en Historia de Ideas, Aristóteles tenía serios motivos
para no distinguir entre la experiencia y el comportamiento no experienciado. A
causa de ello Aristóteles debió escoger otro factor de unificación: escogió un
modelo trófico del conocimiento (información) y confusionó ambas categorías,
las entidades experienciadoras y las no experimentantes, como organismos
vivientes basados en su conformación dinámica, aportando así serias incertidumbres
a la ontología del psiquismo. Uno se siente tentado a establecer un paralelo
con los experimentos de detección de vida de los informes publicados de la
Misión Vikingo, todavía presentados como sólo preliminares, y sus datos brutos
(Levin 2006a, p. 22: "los datos de la … Vikingo no han sido aún [escribía
el 19 de noviembre de 2006] objetivamente revisados respecto a la evidencia de
vida"; p. 25, "un informe definitivo de los hallazgos y la conclusión
debería emitirse. A la fecha [el 19 de noviembre de 2006], no ha habido aún ninguna
formal revisión de pares sobre este experimento y sus datos
relacionados"); y no puede menos de interrogarse si tal análisis incompleto
de los datos colectados también hubiera ocurrido en caso que los experimentos
se hubiesen referido a algún otro rincón inaccesible, pero terrestre.
Ampliación
de los criterios de barrera biogeográfica
a las distancias
interplanetarias
¿Cuáles
son pues, en cuanto a la nomenclatura biológica, los dominios principales de la
vida orgánica? El criterio de la sistemática filogenética, a saber la posición
filética más o menos remota de un presunto antepasado común, es prácticamente
inaplicable y probablemente sea inadecuado para muchos dominios mayores de vida,
o para la mayor parte de pares de ellos. La cladística requiere una riqueza de
datos que no está disponible durante las etapas iniciales de esta extensión
disciplinaria de la biología más allá de la Tierra. Sin embargo, aunque de
ninguna manera el 'aislamiento' planetario sea absoluto, la dificultad misma en
el acceso, con la que nos topamos para cosechar conocimientos sobre la vida
extraterrestre, parece señalar a la condición biogeográfica – la evolución
discontinua de la vida sobre una pluralidad de cuerpos astronómicos continuos –
como el criterio más conveniente para distinguir esos dominios mayores de la vida
orgánica.
Las
biósferas, tanto si se las hallare florecientes en plena diversidad o en cambio
iniciales y rudimentarias al máximo, pueden reconocerse por la observación de
un solo evento de la actividad propia de los organismos vivos, ya que cada uno
de estos eventos indica un linaje natural. Y debido a que, para cada dos
procesos biosféricos planetariamente aislados, se estima prácticamente
imposible la repetición razonablemente similar de etapas excepto las más
iniciales, la extensión de la biología más allá de la Tierra parece bien
servida por la extensión, a distancias interplanetarias, de los criterios de
barrera biogeográfica. Esto sitúa a las biósferas
como los dominios principales de la vida para la nomenclatura biológica, y al
verbo biosferear como conveniente denominación
para un curso posible de la evolución físicoquímica planetaria o satelital.
Esto, a más, establece una clara barrera sistemática, incluso si pudiere
determinarse que algunas formas de vida iniciales o prebióticas comparten niveles
supraquímicos de organización entre cuerpos
planetarios o satelitales.
Ser
dominios sistemáticos principales de la vida no es lo mismo, sin embargo, que
ser sus taxones más amplios. Las biósferas no lo son. La misma extensión de
aquel criterio taxonómico, de proveniencia biogeográfica, cuyo empleo primario
es distinguir poblaciones hasta el nivel de biosferas, encuentra además un ensanchamiento
bastante natural en el sistema estelar
al que pertenece cualquier cuerpo astronómico continuo que sostenga biósfera.
Esa referencia a una estrella central o prieto sistema binario exige, sin
embargo, una discusión breve, ya que en algunos casos tal referencia podría
quedar vacía.
En la
historia de cualquier cuerpo astronómico apropiado, sostener biósfera no puede
ser más que una condición transitoria. Y de seguro es concebible que una
pequeña proporción de planetas, o de cuerpos que antes fueran satelitales,
podrían mantenerse todavía biosfereados aun algún tiempo después de haber sido
expulsados de su sistema estelar por algún acontecimiento astronómico. En imaginables
circunstancias, orbitar alrededor de una estrella o prieto sistema binario
particular puede no ser necesario para conservar la biósfera. Por lo tanto, la
denominación de los taxones más amplios de vida orgánica – a saber, de los sistemas de vida orgánica – en base a la
estrella, o prieto sistema binario estelar, que sostenga un planeta biosfereado
particular al que tal vez debieran añadirse otros más, en casos posiblemente excepcionales
habría de hacer lugar para permanecer vacía. Sin embargo, pienso que el
criterio debería ser conservado. Una razón es que, salvo tales excepciones
teóricas, los cuerpos planetarios o satelitales demasiado alejados de la
radiación estelar o ciclos de deformación gravitatoria no parecen capaces de
sostener los flujos de energía necesarios para desarrollar una biósfera o para
mantenerla residualmente. Otra razón es que, al conectar formalmente los
taxones biológicos más amplios al desarrollo de cuerpos estelares, esto es a la
evolución de biósferas separadas o racimos biosféricos desarrollados alrededor
de esos cuerpos, por intuición y conceptualmente se liga la biología con la
evolución astrofísica, en una secuencia única de procesos de curso temporal: la
evolución astrofísico-biológica.
Circunstancias
de la presente acción nomenclatural
El
presente trabajo sobre la biología sistemática de sistemas autoorganizativos es
ocasional en una tradición investigativa neurobiológica, de modo que resulta
apropiado perfilar las circunstancias en que surge. Desde 1914 nuestros
principales científicos dedicaron especiales esfuerzos de investigación a conceptuar
la vida, desde luego sin quitar el ojo – por tratarse de neurobiólogos – de la
distinción entre vida y psiquismo: tema este interesante (véase, por ejemplo,
Crocco 2007), seguramente ajeno al presente artículo. En los tempranos años sesenta
me tocó el turno de ofrecer algunas definiciones, adoptadas a su debido tiempo,
y para fines de 2006 una revista técnica de esta repartición oficial [se trata
de Electroneurobiología. N. d. T.],
revista dedicada a nuestros temas de investigación y sobre la que tengo responsabilidad
administrativa, decidió recopilar en una selección especial varios artículos antiguos
y recientes que estudian el concepto de vida. En noviembre de 2006 la directora
ejecutiva de la revista me trajo una remisión del Experimentador de los
experimentos de detección de vida de la Misión Vikingo, Gilberto V. Levin. La
misma fue publicada el 30 de noviembre, hallándose disponible en versiones
inglesa (Levin 2006a) y castellana (Levin 2006b).
Notablemente,
tanto la cuestión sobre la que el trabajo informaba (un problema epistemológico
que afecta a los sondeos de vida que apunten a descubrir componentes biológicos
separados en vez de metabolismo) cuanto la noción de vida que manejaba eran
compatibles con el concepto de vida en nuestra tradición investigativa. Por
donde tres semanas más tarde, en una alocución que formó parte del memorial por
el semicentenario del deceso de uno de nuestros científicos (y Ministro de
Salud de la Nación), Ramón Carrillo, quien en 1949 también trató la cuestión de
la definición científica de la vida, expuse el punto epistemológico de Levin,
evalué según lo mejor de nuestro conocimiento como metabólica la evidencia
colectada en 1976, subrayé como elemento nuevo el corriente foco
sobre simbiosis y dinámica endocitobiológica – propio de la biología actual de
los organismos multicelulares – y el consiguiente encogimiento biológico, hoy corriente,
de las diferencias sistémicas entre organismos compuestos de endosimbiontes y,
por otra parte, biotas (como las que podrían haber sido representadas en el
ensayo de las muestras de suelo marciano para sondear metabolismo), señalé los
para entonces muy recientes informes sobre el hielo subsuperficial y el flujo
observado en las regueros
o arroyuelos en Marte (de
haber estado hablando después de febrero, hubiera debido agregar los
indicadores de metano como un signo de actividad posible biológica y comentar
los escasos requerimientos de reparación biológica planteados según las nuevas
evaluaciones de rayos cósmicos en la superficie), y proporcioné al agente
activo en el suelo de Marte (bien sea semejante a una "especie"
bacterial terrestre – analizada en Cohan 2002 – o compuesto de especies como los hongos
liquenizantes, o bien a una muestra de
biota aun más diversificada) el
nombre científico de Levinia
straata.
En las
semanas anteriores, la lectura acostumbrada de los resultados de Vikingo como
abióticos se había recontextualizado rápido, pasando Marte a ser más y más
reinterpretado como biosfereado. En octubre último, evaluando experimentalmente
la sensibilidad insuficiente de uno de los experimentos de los módulos de aterrizaje
para encontrar materia orgánica en el suelo, Navarro González et al. 2006 había agregado mucho al
conjunto de pruebas que dejaron los resultados de Vikingo cada vez más abiertos
a lecturas biogénicas. En noviembre y diciembre últimos salieron a luz las
observaciones de los flujos recientes de las regueros o arroyuelos (de un flúido aún no identificado) y los
volúmenes enormes del hielo subsuperficial [cuyo volumen derretido cubriría todo
el planeta con una profundidad de once metros. N. d. T.]. El 30 de enero de
2007, la primera versión de Houtkooper y Schulze-Makuch 2007 intentó dar cuenta
de los resultados de la misión Vikingo suponiéndoles un posible origen
biogénico, como se comenta más abajo. Después de esto en Buenos Aires, el dos
de febrero, la directora ejecutiva de nuestra revista publicó un sumario
editorial en castellano (Szirko 2007), en el que comentó que, en vez de
intentar descubrir organismos vivos, las misiones futuras a Marte todavía están
siendo planeadas para descubrir sólo biomarcadores. El trabajo continuaba indicando
cuán correcto es afirmar que la navaja de Ockham previene atribuir a organismos
vivos el hallazgo de cualquiera de sus componentes separados, creando así una
situación de tensión conceptual que constituye una seria cuestión epistemológica
para la investigación de toda eventual biósfera marciana.
Consideraciones
breves
basadas en
la definición de vida
En
cuanto al mencionado concepto de vida adoptado en nuestra tradición, el punto aquí
relevante consiste en que encontramos el límite, entre procesos de vida y
procesos no vivientes, en su referencia a una entidad externa – no en la composición
interior; y que definimos la vida orgánica como la convergencia de subprogramas que sostiene sistemas estocásticos
multivariados, esto es, como el
conjunto de procesos eficientemente causales dependientes de la organización de
dichos sistemas que, en ciertos escenarios o ambientes, le permiten a esa
organización continuar existiendo. Esto esclarece la fuerza de la objeción
epistemológica de Levin, la que – pienso – puede ser resumida advirtiendo, como
Szirko lo hace, que la navaja de Ockham previene atribuir a organismos vivos
todo descubrimiento de cualquiera de sus componentes separados.
De
donde resulta que la detección confiable de vida no tiene nada que ver con las
concentraciones de compuestos orgánicos, perceptibles o no como marcaciones
moleculares con la sensitividad de algún instrumento, o por medio de la
separación de aminoácidos de imagen especular uno del otro (estereoisómeros).
Consideremos un poco más aquellos conceptos, para así contextualizar más abajo
los argumentos acerca de la detección de vida orgánica en la superficie de
Marte. Con ese mismo objetivo, saltaré aquí sobre el contraste entre la convergencia
y la divergencia de los subprogramas interiores de las entidades biológicas,
contraste que opone los niveles sucesivos de integración sistémica (los que
pueden incluir una biocenosis o ecosistema, comunidad ecológica, o asociaciones
de tipo liquenizante; luego, cualquier organismo endocitobiologicamente
compuesto que resida allí; luego sus simbiontes, y sus reacciones bioquímicas –
cada uno con su propio nivel de interacciones horizontales y verticales y de
selección natural), porque este contraste, aunque fundamental, sin embargo no
se relaciona de inmediato con nuestro tema presente.
Que el
límite, entre procesos orgánicos vivientes y no vivientes, yazga en verdad en
su referencia a una entidad externa más bien que en la composición interior, se
hace manifiesto, por ejemplo, al pensar en virus cristalizados o tardígrados o
rotíferos crioconservados, cuya composición no varía al recuperar la plenitud
de su actividad o "animación". Tardigrados y bacterias congelados y
desecados, que son organismos, y así también partes de organismos como la piel
de mamíferos, células de la córnea y hasta esperma liofilizado que todavía
puede usarse para fertilizar óvulos de mamífero cuando se lo reconstituye,
consisten en su totalidad de materia no quiral no viviente mientras están
congelados.
Sin
embargo, tras recuperar su solvente interno (agua en esos casos) y energía
termal, pueden comenzar de nuevo un conjunto
de procesos eficientemente causales dependientes de su propia organización que,
en ciertos escenarios o ambientes, le permiten a esa organización
continuar existiendo. El metabolismo
del hospedador para el virus, y las condiciones de temperatura y humedad para
los más autónomos tardígrados, componen los escenarios ambientales que permiten
a su organización (molecular en el primer caso; cito- e histológica también, en
el segundo) continuar existiendo.
Respecto
al criterio de que la homoquiralidad, o cualquier predominio numérico de los estereoisómeros
con quiralidad levo o dextro sobre los de la otra, sería la prueba
"absoluta" de vida porque la evolución habría encontrado demasiado complicado
el manejo de mezclas racémicas (un criterio quizás tomado prestado de la idea
de que, en organismos complejos, se desarrollaron dos sexos más bien que más de
ellos debido a la supuestamente excesiva complejidad recombinacional de tres o
más sexos, número que no obstante se encuentra y se supera largamente en
protozoos bastante complejos), tal criterio no puede distinguir "vida
fósil" (semejante al combustible fósil terrestre) de la vida existente.
Así, lejos de constituir ninguna prueba "absoluta" o siquiera
"robusta" de vida, el criterio de la homoquiralidad se muestra por sí
mismo del todo débil e incompleto, cayendo bajo las objeciones de principio
contra cualquier tentativa de descubrir la vida mediante el descubrimiento de
sus componentes separados. Ese criterio necesita así complementarse con
escenarios ambientales específicos para cada especie.
La
vida orgánica real, a saber la convergencia
de subprogramas que sostiene sistemas estocásticos multivariados, esto es, el conjunto de procesos eficientemente
causales dependientes de la organización de dichos sistemas que, en ciertos escenarios
o ambientes, le permiten a esa organización continuar existiendo, asume tales
escenarios ambientales específicos para cada especie y puede retraerse a materia
no viva cuando sus condiciones no son realizadas. Pero la vida orgánica es definida
como procesos: no puede ser no dinámica, y esa es la razón por la cual cualquier
observación de sus componentes característicos no basta para averiguar que haya
vida. «La vida no se puede definir mecánicamente: podrá representar un mecanismo
en su construcción estática, pero nunca en su proceso evolutivo dinámico», observaba
Jakob (1948).
Dicho
con brevedad, la sola presencia de componentes de vida no hace y no puede
demostrar la existencia de vida. Ni la formación no biológica o inorgánica y
los intercambios físicos de los componentes que en la Tierra operan como biomarcadores,
ni la acreción deposicional similar a la degradación o fosilización de antiguos
organismos vivientes que en la Tierra ocurre en los combustibles fósiles, pueden
ser excluídos sin más. Por lo tanto, en base a razones epistemológicas, ningún
sofisticado examen destinado a identificar moléculas claves asociadas con la
vida puede brindar evidencia ninguna de vida genuina que sea, por principio,
algo más que tan sólo entusiasmante, hasta sugerente: nunca podría ser
científicamente concluyente.
Un sumario
de los experimentos de detección de vida en la Misión Vikingo
Como
es sabido, los módulos de descenso de la Misión Vikingo llevaron varios
experimentos diseñados no sólo para descubrir materiales orgánicos, sino
también la existencia de organismos metabolizantes en la superficie marciana.
Un procedimiento confiable de detección apuntado expresamente a este objetivo
no afronta ninguna objeción epistemológica, o de principio, en cuanto a su
capacidad de atribuir a organismos vivos sus resultados eventuales.
Mientras
un experimento no descubrió, en el suelo, compuesto orgánico ninguno, otro
grupo de nueve ensayos realizados, llamados en conjunto el experimento de
Liberación Marcada (Labeled Release,
LR), encontró resultados positivos. El LR fue diseñado para dejar caer una
solución nutritiva marcada con 14C en una pequeña muestra tomada del
suelo de Marte, monitoreando luego la evolución de gas radiactivo: a saber, si
los microorganismos estaban metabolizando cualquiera de las sustancias nutritivas
que se les había dado. Cuando el experimento fue conducido en ambos módulos de
descenso Vikingo, esto dio resultados positivos casi inmediatamente.
Algunos
científicos llegaron a la conclusión de que los resultados positivos eran
atribuibles a óxidos en el suelo, que generaban una reacción química abiótica
(es decir, no biológica) cuando la solución nutritiva fue mezclada con los
óxidos. Sin embargo, el diseñador del LR e investigador principal, Gilberto V.
Levin, estaba y siguió estando convencido de que su experimento descubrió vida.
En los términos de la susodicha definición adoptada por mi tradición neurobiológica,
esto significa que Levin afirma que la reacción química con la solución
nutritiva es una parte del conjunto de
procesos eficientemente causales dependientes de su propia organización que, en
ciertos escenarios o ambientes, le permiten a esa organización continuar
existiendo. Levin también dice que el otro experimento, aquel que no
encontró materiales orgánicos en el suelo, ni buscaba la detección de vida activa
ni era bastante sensible para revelar materiales orgánicos en pequeñas
cantidades, aserción que no fue controvertida y hoy por hoy refleja el acuerdo
general corriente.
Levin
2006 retrata así la situación reciente: "El 30 de julio de 2006 se cumplió
el trigésimo aniversario del primer experimento de liberación marcada para la detección
de vida en Marte, llevado a cabo por la misión Viking. La potente respuesta
obtenida, junto a resultados concordantes de otros ocho ensayos adicionales de
liberación marcada sobre suelo marciano, estableció la presencia de un agente
activo que resultaba inhibido por el calentamiento. Los datos satisficieron los
criterios previos a la misión para la detección de microorganismos vivientes.
Sin embargo, la comunidad científica reaccionó con reserva, concluyendo en
general que la actividad constatada en el suelo tuvo causa química o física. En
estas tres décadas la investigación de Marte progresó mucho. … Empero, esa
vasta colecta de nueva información astrobiológica está aún por integrarse a una
evaluación científica objetiva de los resultados de la liberación marcada en
Marte y de las posibilidades de vida allí. En realidad, en parte debido a
impropias interpretaciones de los nuevos hallazgos, algunos mitos han venido a
incrustarse en la literatura científica sobre Marte. Tomando a esos mitos como
ingredientes clave, se ha desarrollado un equívoco 'modelo tradicional' del
potencial de vida marciano. Lo aceptó buena parte de la comunidad astrobiológica
y, por vía de su endoso, también el ancho mundo. Este artículo procura
presentar juntos los hechos sostenibles, buscando una revisión de ese consenso
actual concerniente a la vida en Marte. Recomienda asimismo acciones para facilitar
el cambio de modelo."
En
tales circunstancias, a fortiori
reexaminadas con los datos traídos al foco del escrutinio en los cuatro meses
que van desde mediados de octubre de 2006 a mediados de febrero de 2007, un
biólogo sistemático podría preguntarse cómo tratar correctamente las nueve
respuestas positivas, en dos grupos separados por aproximadamente 6000
kilómetros sobre la superficie de Marte, obtenidas por experimentos para la
detección de vida realizados por ambos módulos de descenso de la Misión
Vikingo. Pienso que las dificultades conceptuales encontradas para manejar las
observaciones en términos taxonómicos podrían haber jugado un papel en la atribución,
que el científico responsable del experimento señala como injustificada, de
aquellos resultados a reacciones abióticas, esto es, sólo físicas o químicas.
En los párrafos siguientes
relataré datos conocidos y las observaciones mismas, como recientemente fueran
resumidas por el mencionado científico y reproduciéndolas aquí con la debida
autorización, en beneficio de lectores transdisciplinarios que vinieren de
otros campos; los lectores bien informados al respecto podrían más bien saltear
esta sección. La demostración de metabolismo activo era el objetivo y con ello
la estructura conceptual del experimento de detección de vida de liberación
marcada. Un diagrama simple de este experimento se muestra en la Figura 1.
FIGURA 1.
Esquema del experimento Viking de liberación marcada en atmósfera
marciana, presurizada con helio hasta 85 mb, en la oscuridad y 7 ºC a 10 ºC. Test cell, cámara de prueba; soil, muestra recogida de suelo. Tomado
de Levin 2006a, b.
El
experimentador (Levin 2006a, b) expresa: "Todos los nutrientes, o substratos,
fueron compuestos moleculares simples, como los empleados en experimentos del
tipo Miller-Urey. Se los estima de temprana formación en la Tierra primitiva y,
por eso, verosimilmente incorporados en las primigenias formas de vida, y probablemente
retenidos a lo largo de su proceso evolutivo. Cada nutriente candidato fue
uniformemente marcado con 14C. Esos nutrientes tienen isómeros
ópticos, por lo que fueron incluídos en forma de mezclas racémicas a fin de que
cualquiera de sus dos estereoisómeros estuviera disponible para incorporarse a
la potencial vida marciana. Los nutrientes fueron empleados en concentraciones
mínimas en solución de agua pura, para impedir alguna posible toxicidad como
sucede, a veces, cuando a los microorganismos se les proporciona liberalmente
materias orgánicas o inorgánicas. La Tabla 1 presenta los nutrientes de liberación
marcada, sus concentraciones y sus actividades."
TABLE 1. Nutrientes de liberación marcada
|
Estructura y
posición de |
|
|
Actividad
específica |
14C-glicina |
NH3·*CH2·*COOH |
2.5 × 10-4M |
4 |
16 |
● Total = 34 μCi, que proporciona 6.8 × 107
dpm ml-1
"Miles
de ensayos fueron realizados con especies microbianas, cubriendo todo tipo
disponible: cultivo puro, cultivos mezclados y suelos; y numerosos ensayos de
campo con suelos fueron conducidos en un amplio rango de ambientes, durante los
veinte años de desarrollo del experimento de liberación marcada. … Nunca se obtuvieron
falsos positivos a partir de muestras esterilizadas. La certidumbre de que la
respuesta proviene de organismos vivientes, la sensitividad (Levin y Straat
1979) (a apenas ~30 individuos o células/g), y la rapidez de la respuesta brindaron
alto nivel de confianza en el experimento."
En
cuanto a la historia del experimento
de liberación marcada, su autor relata que "Una propuesta no solicitada
para desarrollar el experimento de liberación marcada (originalmente,
'Gulliver') fue sometida a la NASA en 1958. Tras puntillosa revista, la
propuesta obtuvo fondos en 1959. El experimento de inmediato se reveló prometedor,
lo que fue detallado en informes trimestrales y anuales sometidos a la NASA.
A fin de lograr su continuidad, una
nueva propuesta debía someterse anualmente a la NASA para su revisión. Hubo así
constante interacción con la NASA durante todo el desarrollo. El proyecto Viking
fue formado en 1969 y entonces la NASA convocó a una competición para experimentos
destinados a la detección de vida. Muchas propuestas fueron presentadas, entre
ellas la de la liberación marcada, que por otra vez atravesó el proceso de
evaluación. El experimento de liberación marcada fue seleccionado por los
cuatro comités de revisión establecidos por la NASA, cuyos miembros incluían personal
de la misma NASA, la National Science Foundation (NSF), los Institutos
Nacionales de la Salud (NIH) y las universidades. Todos ellos aceptaron los
criterios para detectar vida de la propuesta de liberación marcada, a saber:
evolución de gas marcado con 14C, seguida de un control tratado con calor
que produjese poco o nada de gas. Revisiones intensivas de la liberación marcada,
programadas y de sorpresa, fueron llevadas frecuentemente a cabo por los comités
de la NASA y del Proyecto Viking así como por 'tiger teams' (equipos especiales
para inspección y evaluación independiente) durante los últimos diez años de
desarrollo, todo lo cual aumentó más aun el alto nivel de confianza que tenían
sus numerosos revisores en el experimento de LR."
El
experimentador resume la ejecución
así. "Tras
posarse de modo impecable, Viking 1 llevó a cabo el primer experimento de liberación
marcada el 30 de julio de 1976. El suelo que se sometía a ensayo había sido recogido
de la superficie por el brazo muestreador hasta una profundidad de unos cuatro
centímetros, ubicado en la caja de distribución y dispensado para la liberación
marcada. De inmediato tras la inyección de nutriente empezó un despliegue de
gas marcado con 14C. Después de unos tres días de acumularse, el
incremento de volumen de dicho gas se aproximó a una meseta, o plateau, aunque continuó mostrando un
aumento muy leve. Al final del ensayo del Ciclo 1 de ocho días marcianos o
soles, una segunda inyección de nutriente fue efectuada. Se verificó una neta
disminución del gas en el headspace o
espacio cabecera hasta que alrededor del 20% de dicho gas fue nuevamente
absorbido por la muestra, tras de lo cual una lenta re-evolución del gas a lo
largo del Ciclo 2 de ocho soles restauró la amplitud completa del Ciclo 1. El
protocolo requería control en caso de respuesta positiva. Acordemente, una
muestra duplicada de suelo fue insertada en una nueva celda, calentada por tres
horas a 160 oC para esterilizarla (el procedimiento establecido de
control para todos los experimentos Viking en biología), se la dejó enfriar y
finalmente fue ensayada. La muestra duplicada virtualmente no produjo respuesta,
de modo que completó los criterios pre-misión para la detección de vida
microbiana. … Más aun, aislada la muestra en la oscuridad
y mantenida en la caja de distribución a ~10 oC, los ensayos de
liberación marcada mostraron que en un período de dos o tres meses el suelo
perdía su actividad. Pero se obtuvieron respuestas positivas de muestras de suelo
que, antes de la inyección de nutriente, habían sido almacenadas en esas mismas
condiciones durante varios días. Todos los resultados de liberación marcada del
Viking Lander 1 (VL1), como muestra la Figura [2], sustentan la presencia de
microorganismos vivientes o son consistentes con ella."
Figura 2. Todos los ciclos del VL 1. En la abscisa, soles desde la inyección. La leyenda reza: Comparación de la radioactividad desarrollada tras la primera inyección de nutrientes radioactivos a cada ciclo de análisis del VL1. Una nueva muestra fue empleada para las secuencias activas de los ciclos 1 y 3 mientras la muestra utilizada para el ciclo activo 4 fue almacenada durante aproximadamente 141 soles a 10-26 ºC antes de usarla. Para el ciclo 2, una porción almacenada de la misma muestra empleada para el ciclo 1 fue calentada durante tres horas a 160 ºC antes de la inyección de nutrientes. Todos los datos fueron ajustados según los conteos de fondo observados antes de la inyección. De Levin 2006a, b.
Figura 3. Todos los ciclos del VL 2. La leyenda reza: Comparación de la radioactividad desarrollada tras la primera inyección de nutrientes radiactivos a cada ciclo de análisis de VL 2. Una muestra nueva, fresca, fue empleada en cada ciclo, excepto el ciclo 5 que utilizó una muestra almacenada antes de la inyección durante aproximademente 84 soles a 7 ºC. La muestra usada en el ciclo 3 fue obtenida de abajo de una roca. Los ciclos 1, 3 y 5 fueron secuencias activas, en tanto que los ciclos 2 y 4 fueron secuencias de control en los cuales las muestras furon calentadas por tres horas a ~ 61,5 ºC y ~46 ºC, respectivamente, antes de la inyección de nutrientes. Los volúmenes de las muestras fueron de 0,5 cm3 excepto en el ciclo 5, que contenía 2,2 cm3. Todos los datos fueron ajustados para los conteos de fondo observados antes de la inyección. De Levin 2006a, b.
"A seis mil kilómetros de
distancia se posaba la sonda Viking 2. Sus resultados en materia de liberación
marcada fueron muy similares a los de la VL1. En base al conocimiento adquirido
con los resultados de liberación marcada de la sonda Viking 1, se ejecutaron controles
aun más definitorios para discriminar suplementariamente la naturaleza del agente activo. Estos controles incluyeron mover una
roca para permitir tomar una muestra de suelo que no hubiera estado expuesta a
la radiación UV durante intervalos geológicos. Su activa respuesta refutó una
hipótesis inicialmente prevalente, que sostenía que la respuesta de liberación
marcada era causada por la activación UV del suelo. Aun otro ensayo demostró que un calentamiento incluso modesto del suelo deprimía
significantemente su respuesta. El agente activo en el suelo,
inicialmente respondiente a 10 oC, fue inhibido mucho o inactivado
por calentamiento a 46 oC o a 51 oC, tal como lo es una
variedad de microorganismos terrestres cuando se los sujeta a similar diferenciación
termal (por ejemplo, E. coli v. otros
coliformes). Tal como en VL1, el almacenamiento del suelo durante meses en la
caja de distribución inactivó al agente. Todos los resultados de la liberación
marcada de VL2 se muestran en la Figura [3].
Como en VL1, todos los resultados sostienen la presencia de microorganismos vivientes
o son consistentes con esa presencia."
En
este punto Levin, sin usar los modelos que concluyen que dentro de varios
metros a contar desde la superficie las esporas carentes de mecanismos para reparar
los daños producidos por la radiación penetrante podrían empero sobrevivir durante
4,5 x 105 años (cálculo publicado el 30 de enero de 2007 por Dartnell et al. 2007; ver también más abajo) comenta los
óbices puestos contra la aceptación de los datos LR como prueba de vida, y los
problemas con cada uno, como sigue:
"a. Falla en
detectar materia orgánica. El instrumento de análisis orgánico de la misión Viking, un recortado
cromatógrafo de gases y espectrómetro de masa (GCMS, acrónimo de gas chromatograph-mass spectrometer)
diseñado para identificar el material orgánico que muchos presumían habría de
hallarse presente en Marte, no encontró moléculas orgánicas (Biemann et al., 1977). Con base en este resultado, el firme consenso
de la comunidad de ciencias del espacio fue que las respuestas positivas de la
liberación marcada fueron de origen no biológico. Empero, el Experimentador
GCMS excluyó su instrumento como detector de vida, manifestando que para
obtener resultados hubiera sido requerida la cantidad de materia orgánica de 1000 millones de células
bacterianas (Biemann 1976). Ulteriormente, se informó (Levin, Kuznetz and Lafleur, 2000) que varios problemas con el tipo de
instrumento GCMS del vuelo disiparon adicionalmente su sensitividad. Tras anunciarse
la detección de materia orgánica en el meteorito marciano ALH4001, un funcionario
de la NASA explicó que el GCMS de la Viking no había sido suficientemente sensitivo
para detectar el nivel de substancia orgánica encontrado por el instrumento
GCMS de escala completa con el cual se había analizado el meteorite marciano.
Ha sido también mostrado (Benner 2000) que la temperatura
aplicada en el GCMS de la misión Viking no alcanzaba la magnitud necesaria para
vaporizar algunas moléculas orgánicas estables a ese calor en células vivientes,
lo cual, se ha afirmado, podría explicar el resultado negativo del GCMS de la
misión Viking en detectar materia orgánica. A los instrumentos GCMS de las
sondas planetarias subsecuentemente diseñadas se les han incorporado correcciones,
diseñadas para reparar ese problema y así proveerles una sensitividad muy incrementada.
Es interesante notar que la misión Viking, por sí misma, produjo evidencia de
que constantemente se está formando materia orgánica en Marte; y de que la
misma no es destruída por algún oxidante enérgico. En efecto, los Experimentadores
de la liberación pirolítica (PR, Pyrolytic
Release) informaron (Horowitz, Hobby, and Hubbard,
1977): 'Los datos
muestran que una fijación de carbono atmosférico tiene lugar en el material de
superficie de Marte bajo condiciones que se approximan a las marcianas.' En el
experimento, suelo marciano fue expuesto a atmósfera marciana simulada conteniendo
CO2 y CO marcados. Tras 120 horas, cualquier gas carbónico no fijado
fue apartado por medio de calor. Luego, tras calentar dicho suelo a temperatura
de pirólisis, se vaporizó en el espacio de cabecera cualquier carbono que
hubiera sido fijado. Cantidades estadisticamente significativas de gas
carbónico marcado fueron desarrollándose a partir del material de suelo
marciano, proveyendo evidencia de que fijación había ocurrido (pero en cantidad
insuficiente para sostener la pretensión de que se trata de biología). Esta
formación de materia orgánica y su persistencia todo a lo largo del experimento
son evidencia contra la presencia del oxidante(s) o cualquier otra característica
del suelo que hubiese de destruir toda traza de materia orgánica. El
Experimentador de la liberación pirolítica había informado (Hubbard et al., 1973 que 'Nuestros hallazgos
sugieren que el UV que al presente alcanza la superficie marciana puede estar
produciendo materia orgánica . . . según lo encontrado, la cantidad de producto
podría ser considerable en intervalos geológicos.' "
"b. Oxidante enérgico. Cuando, como arriba se indicó, el muestreo del
suelo debajo de una roca en Marte demostró que la radiación UV no es
responsable de las aparentes ausencias de vida y de materia orgánica, en su
lugar se propuso la presencia de peróxido de hidrógeno u otro(s) oxidante(s)
enérgico(s) en el suelo. Tal hipótesis fue formulada pese a los hallazgos del
experimento de propiedades magnéticas de la misión (Figura 7 [no reproducida
aquí]),
de que el
material de la superficie de Marte contiene un abundante componente magnético,
lo que es evidencia contra cualquier condición altamente oxidada (Hargraves et al.
1977). Los autores
del trabajo sobre el experimento Viking de propiedades magnéticas llegaron a la
siguiente conclusión: 'Las posibilidades en cuanto a la naturaleza de las partículas magnéticas detectadas en Marte se resumen
aquí. Algunas o todas podrían ser (1) granos de mineral sin oxidar altamente
magnético (Fe metálico, magnetita, pirrotita) formando el núcleo, bajo un
revestimiento rojizo de limionita o hematita'; y siguieron añadiendo otras
varias posibilidades menores, ninguna de las cuales podría tornar altamente
oxidante el material de superficie. La evidencia contra un oxidante provista
por el PR, que antes acabábamos de revisar, también fue despreciada por los
teorizadores pro-oxidante. Después de la misión Viking, dos observaciones infrarrojas
(IR) con base en la Tierra, efectuadas por el orbitador ESA (Kerr 2004), y aun más recientemente datos del explorador robótico Opportunity
(Figura 8 [no
reproducida aquí]), han
mostrado que el hierro en la superficie de Marte no está oxidado por completo
(forma férrica), sino que ocurre mayormente en forma ferrosa. Por ende es arduo
defender la existencia de algún ubicuo oxidante enérgico que destruya toda
materia orgánica en la superficie de Marte, o la sola presencia de dicho oxidante
enérgico en ambos sitios de descenso de las sondas Viking, obligando a explicar
no biológicamente los resultados positivos en los ensayos de liberación
marcada."
Figura 3. Comparación de las respuestas activas terrestres y marcianas a la LR. De Levin 2006a, b.
"c. 'Demasiado, y demasiado pronto.' Se ha objetado que las respuestas positivas
a la liberación marcada, así como la cinética de la reacción, corresponden a
una reacción de primer orden, sin la demora o fases exponenciales que se observan
en las clásicas curvas de crecimiento microbiano – todo lo cual hablaría de una
simple reacción química. Empero, la Figura [3, arriba] muestra experimentos terrestres
de liberación marcada en una variedad de suelos, que produjeron tasas de
respuesta con la cinética y el rango de amplitudes de las liberaciones marcadas
en Marte. d. Segunda Inyección. Las segundas inyecciones de
nutrientes no produjeron nuevo desarrollo de gas. Al contrario, prestamente
redujeron en alrededor del 20% la cantidad de gas acumulado desde la primera
inyección. Si bien la responsividad a las segundas inyecciones no formó parte
de los criterios para la detección de vida por medio de liberación marcada, la
ausencia de un nuevo surgimiento de gas al inyectar medio fresco fue
posteriormente citada como evidencia contra la biología. Empero, un ensayo de
suelo consolidado provisto por la NASA (Antarctic
soil No. 664), conteniendo menos de 10 células viables/g (Quam 1971), mostró este tipo de respuesta
a la 2da inyección,
como se observa en las Figures 10a y 10b [aquí Fig. 4a y
4b ]. … Así, pues,
el fracaso de la 2da inyección en elicitar una respuesta puede atribuirse
a que los organismos en la muestra activa hubiesen muerto en algún momento tras
la 1ra inyección, durante la última etapa del Ciclo 1. El efecto de
la 2da inyección fue humedecer el suelo, causando que el mismo absorba
gas del espacio de cabecera. El gradual resurgir, con el tiempo, de gas en
dicho espacio parece haber sucedido a medida que el sistema se puso en
equilibrio."
La sección
siguiente de Levin 2006a, b ha sido abreviada aquí, porque la disponibilidad de
cantidades importantes de agua helada subsuperficial ya dejó de ser contenciosa
y ello varió la plausibilidad de los escenarios de Levin: "e. 'No hay agua líquida, no hay vida.' Esta alegación es el argumento primario interpuesto
hoy por hoy por quien no acepte el descubrimiento de vida por la liberación
marcada de las Viking. Sin embargo, la misma misión Viking brindó firme evidencia (Moore et al. 1977) de la presencia de agua líquida cuando el aumento
de temperatura de su pie, respondiendo al levantarse del sol, se detuvo a 273 oK.
Se ve nieve o helada en las imágenes de la misión Viking del sitio de descenso
(Figura 11 [Viking Lander Imagen 21I093, no reproducida
aquí]). … Explicando la pegajosidad
del suelo, científicos del MER han dicho que 'puede contener pequeños glóbulos
de agua líquida', o 'puede contener fangos” (brine)'."
FIGURA
4a. Efecto de la 2da
inyección en suelo antártico. De Levin 2006a, b.
FIGURA
4b. Efecto de la 2da
inyección en suelo marciano. De Levin
2006a, b.
"Otras imágenes de Marte, … muestran
la actividad presente, aunque intermitente, de regueros o arroyuelos. … en los hielos del Polo Sur terrestre … y en
el permafrost del Ártico … aun en esos congelados sitios, existe agua líquida.
Películas muy delgadas de agua líquida existen en los intersticios del hielo y
minerales, y bastan para sostener una ecología de especies altamente
diferenciadas. Barniz del desierto. En 1979 se llamó la atención
del autor (Henry Moore
a Gilberto Levin, comunicación personal) sobre la posible presencia del denominado barniz del desierto en algunas de las
rocas marcianas. … [noticias recientes] … informan acerca de un reencendido interés en el
barniz del desierto como evidencia de la vida en Marte."
FIGURA
5. Curvas de
crecimiento microbiano tras aplicar la solución nutriente marcada a suelo del desierto
californiano y su control tratado por calor (arriba) y el resultado paralelo
del módulo de descenso Vikingo 1. En ambos casos las muestras de control
fueron calentada a 160 ºC por tres horas. Gentileza G.
V. Levin.
"Ritmo circadiano. El re-examen de la cinética de la
respuesta a la liberación marcada en Marte indicó otra posible componente
biológica. Se ha propuesto (Levin et al, 2004; Van Dongen et al., 2005) que
la cinética de evolución del gas marcado en los experimentos Viking de
liberación marcada podría atribuirse a un ritmo circadiano, un fenómeno
biológico casi universal en todo organismo vivo. Mientras que se detectaron indicaciones
de ritmo circadiano en los datos Viking de liberación marcada, en los dos
artículos citados las mismas no alcanzaron el nivel de firme significación
estadística. Empero otro artículo (Bianciardi
2004), utilizando una aproximación
no linear, concluyó así: 'Nuestros resultados apoyan con firmeza la hipótesis
de un origen biológico del gas colectado por el experimento de liberación
marcada a partir de suelo marciano.' Estudios adicionales al presente en progreso
se encaminan a verificar la significación estadística de esa conclusión. Indicadores atmosféricos. Sumándose a
la creciente marea de hechos que sostienen la detección de vida por los experimentos
Viking de liberación marcada, se encuentran los recientes hallazgos, en la atmósfera
marciana, de metano, formaldehído y posiblemente amoníaco … Estos gases con
frecuencia se implican en el metabolismo microbiano y son, en consecuencia, posibles
indicadores de vida. El metano, gas lábil ante el UV y de breve vida media,
ocurre en cantidades estimadas no adecuadas para su tasa de reemplazo, ya que
el catastro termal de todo el planeta no ha indicado ninguna actividad
volcánica, potencial fuente no-biológica de metano. En la atmósfera de la
Tierra, el metano se sostiene primariamente por el metabolismo biológico. A
más, el metano detectado en Marte estaba asociado con vapor de agua en la
atmósfera, lo que es consistente con la posible existencia de vida, si no indicativo
de la misma."
Consideraciones
de conjunto sobre los experimentos Vikingo
El 22
de marzo de 2007, un seminario aún impublicado sobre "La argumentación
acerca de la vida en Marte" en la Washington State University School of Earth and
Environmental Sciences reunió
entre otros a Levin y Schulze-Makuch. [Se prevee continuar con un nuevo seminario
en la Carnegie Institution de Washington,
el próximo 14 de mayo. N. d. T.] Estos nuevos análisis de los resultados de la
Misión Vikingo concluyeron afirmativamente sobre un Marte biosfereado, desplazándose
consiguientemente el foco del análisis a evaluar la plausibilidad de la
asunción de Houtkooper y Schulze-Makuch. Se trata de la hipótesis de vida
marciana en base al solvente H2O2-H2O, a saber
la hipótesis de que uno de los solventes internos de organismos vivientes en
Marte podría ser H2O2-H2O más bien que H2O.
Las proporciones que, a la fecha de redactar el presente trabajo, están siendo
consideradas como las más prometedoras para examinar, se centran en un 26 % H2O2
y un 74 % H2O, con el H2O2 en los límites del
17 % al 35 %. Los citados autores (Houtkooper y Schulze-Makuch 2007) argumentan
que las condiciones ambientales corrientes cerca de la superficie de Marte no
son incompatibles con la vida, asumen la existencia probable de organismos
vivos, y así proponen "una reinterpretación de los resultados de la Misión
Vikingo, basada en suponer que los microorganismos sobre Marte produzcan el peróxido
de hidrógeno y generen un solvente intracellular de H2O2-H2O
para los procesos bioquímicos seleccionados por el particular ambiente marciano
y adaptados al mismo."
La
hipótesis, de que los organismos marcianos utilizarían una mezcla H2O2-H2O
como líquido intracellular, da cuenta de los resultados del experimento de
liberación marcada asumiendo que los organismos vivos ya habían fallecido en el
momento de la segunda inyección nutritiva, debiéndose la absorción del CO2
antes desarrollado (un metabolito) a la alcalinidad
del suelo humedecido (J. Houtkooper, D. Schulze-Makuch, comunic. personal a
quien escribe).
Cierto
número de asuntos relacionados con esta asunción aún no han sido totalmente
resueltos ni calculados, como las coordinaciones hidrofílico-hidrofóbicas en la
formación de las membranas (que es un proceso continuo, de equilibrio), o el papel
(sugerido por quien escribe) en compartimentar volúmenes restringidos de cualquier
mezcla H2O2-H2O, que una vez supuesta tal
hipótesis pueden jugar capas de agua estructurada (probablemente también vítrea
más que disruptivamente cristalina a las temperaturas relevantes debajo de 0
ºC) adsorbida sobre análogos del citoesqueleto y organelas. Sin embargo, aquí lo
esencial de esa contribución de Houtkooper y Schulze-Makuch – y lo que refleja
los cambios recientes – es su asunción de vida marciana.
Respecto
a la alcalinidad hipotetizada para el suelo marciano, otro hecho nuevo de relevancia
es el señalamiento de que, si el color rojizo del suelo marciano ya no pudiera
atribuirse del todo a que la superficie esté mayormente oxidada, tal hecho del
color rojizo podría en cambio atribuirse a la reflexión de una profusa absorción
de otras bandas del espectro por microorganismos fotosintéticos.
FIGURA
6. Las curvas en
relación especular han sugerido a algunos que la clorofila evolucionó para explotar
bandas espectrales no utilizadas por el retinal, que podría haber sido general en
las bacterias previamente dominantes. Los lagos púrpura de Australia toman su color
de halobacterias que emplean retinal para capturar la luz solar.
Tal
señalamiento fue efectuado en el congreso de la European Geosciences Union en Viena por el geólogo ambiental y paleoclimatólogo
holandés Roland Paepe (2007), quien en la oportunidad resaltó que una "observación desde cerca de las
huellas de impacto en el sitio del módulo así como las reciente detección de
arcillas de filosilicatos en Marte, puede llevar a indicaciones firmes de
procesos pedogenéticos ... Ello abre nuevas posibilidades para el estudio del
desarrollo de suelos similares a los procesos de suelo terrestres … ahora que
los filosilicatos han sido detectados en Marte, el rol del agua en el proceso
climático de transformación de suelos arcillosos ha sido indudablemente probado.
Esto puede implicar además que no sólo el agua y la transformación climática o
pedogénesis se extienden sobre Marte, sino también una cubierta de [microorganismos].
La excesivamente general connotación de 'suelo' debe pues ser reformada dando
lugar al genuino concepto de suelo, que
envuelve agua y vegetación en su desarrollo. Por ello la relación entre desarrollos
de suelo y vida vegetal o bacteriana en la superficie de Marte abre nuevas y amplias
posibilidades para las investigaciones en astrobiología. Los suelos en el espacio
y su contenido cianobacterial asociado han de tornarse foco para investigar
evidencias de real desarrollo de suelos en el sistema solar, fuera de nuestro
planeta."
Uno de
los condicionantes de ese desarrollo es el flujo de radiación a través del
suelo. Como ya fue mencionado, Dartnell et al. 2007 consideran el flujo entrante tanto de
partículas de rayos cósmicos galácticos (GCR) como de protones solares
enérgicos (SEP) sobre una amplia gama de energías, sumando dosis de radiación.
Como resultado, concluyen, "encontramos que en 2 m de profundidad, que es
el alcance del taladro de ExoMars, una población de células radioresistentes
tendría que haberse reanimado dentro de cada 450.000 años para seguir siendo
todavía viable." Como comenta Levin (comunic. personal a M. Szirko), esto
significa que "ellos reconocen que la radiación incidente en la superficie
de Marte es realmente trivial para la supervivencia inmediata de mucha especies
de microorganismos [de tipo terrestre] – incluso sin necesidad de invocar a
Darwin para realzar su protección o tolerancia a lo largo de los
milenios", y "Todo parece conferir perspectivas muy buenas para la
supervivencia (como seguramente se demostró cuando la cámara del Surveyor fue traída
de vuelta de la Luna después de permanecer cuarenta meses en sus campos de
radiación, mucho más rigurosos que los de Marte, encontrándose que ¡aún
contenía microorganismos viables!)"
En
cuanto a una aserción de Dartnell et al. 2007 afirmando que el agua como líquido es inestable sobre
la superficie marciana, Levin advierte (íb.)
que a lo largo de sus seis años de operación, ningún módulo de descenso Vikingo
refirió una presión atmosférica de superficie por debajo del punto triple del
agua (6.1 mb), y que casi todo el vapor de agua sobre Marte está muy cerca del
suelo, suministrando diurnamente una atmósfera saturada sobre la mayor parte
del planeta. En tales circunstancias, como la evaluación por Dartnell et al. 2007
no consideró ningún mecanismo
de reparación fisiológica que funcione adaptativamente en el metabolismo
activo, su ejercicio independiente de modelismo puede ser leído como
significando que, no ya en profundidad sino hasta en la misma superficie de
Marte, la suma entrante de GCR más SEP no plantea biológicamente constreñimiento
serio ninguno a organismos vivos correctamente adaptados no-inactivos, o
reanimados a diario o hasta por estaciones del año.
FIGURA
7. Disposición de
los experimentos para detectar vida activa en los módulos de descenso de la
Misión Vikingo (NASA).
La acción
nomenclatural
Como lo
expresan Houtkooper y Schulze-Makuch (2007), "El argumento de que la misión
Vikingo descubrió reacciones químicas más bien que biología, basado en el hecho
de que no hay organismos terrestres que puedan reproducir todos los resultados
de Vikingo, está errado. De la misma manera lo está el argumento de que la misión
Vikingo descubrió biología conocida, porque en la Tierra no hay ninguna química
mineral o reactiva conocida análoga que produzca todos los resultados de
Vikingo. Cualquier explicación de los resultados de la misión Vikingo debe ser
intrínsecamente vinculada al ambiente marciano … " Esta situación, así
como las circunstancias de Historia de las Ideas y de sociología de la ciencia
mencionadas en la Introducción y sus secciones consiguientes, y las
reinterpretaciones significativas de los experimentos Vikingo en los seis meses
pasados bajo el nuevo conocimiento acumulado, tornan obsoleta la advertencia postulada
el seis de septiembre de 1976, por Klein et al. en su artículo de Science 'The Viking Biological Investigation: Preliminary Results' – donde prevenían que "Interpretaciones
alternativas, químicas y biológicas, son posibles para estos datos
preliminares. Los experimentos están todavía en proceso y sus resultados hasta
ahora no permiten una decisión en cuanto a la existencia de vida sobre el
planeta Marte" – y más bien requieren ampliar la biología fuera de la
Tierra, describiendo y emplazando sistemáticamente en la taxonomía biológica al
agente activo marciano responsable de los resultados del experimento de Liberación
Marcada de la Misión Vikingo de 1976.
Ello
así, por la presente vengo formalmente a proporcionar la siguiente entrada
taxonómica para el agente activo caracterizado por su comportamiento relatado
como responsable de los resultados del experimento de Liberación Marcada de la
Misión Vikingo de 1976:
• Sistema
de vida orgánica, Solaria, novum vitæ systema. Comprende todos los organismos vivientes
extintos y existentes en el Sistema Solar, organismos vivientes definidos en lo
que antecede como la convergencia de
subprogramas que sostiene sistemas estocásticos multivariados, entendidos como
el conjunto de procesos eficientemente causales dependientes de la organización
de dichos sistemas que, en ciertos escenarios o ambientes, le permiten a esa
organización continuar existiendo.
• Biósfera,
Marciana, nova biosphæra: todos los organismos vivientes extintos
y existentes cuyos linajes se desarrollaron sobre el planeta solar Marte. Su
taxón paralelo es Terrestria, también novum
nomen: todos los organismos vivientes extintos y existentes cuyos linajes
se desarrollaron sobre el planeta solar Tierra, L. Terra.
• Reino,
Jakobia, novum regnus: todos los organismos vivientes
integrantes de Marciana cuya anatomía y fisiología están adaptadas para vivir
habitualmente en las gamas de radiación ultravioleta y otras condiciones características
del suelo superior del Marte, incluso si fuesen también capaces de sobrevivir
en otro biotopos marcianos. El reino es así denominado para honrar a Christofredo
Jakob (Christfried Jakob, 1866-1956), neurobiólogo que dedicó su vida al
esfuerzo de entender y conceptuar la vida.
• Género
y especie Gillevinia straata, novum genus et species nova. [Gillevinia, nuevo nombre de género, substituye a Levinia; ver pp. 35-37]. Queda caracterizado por su relatado
comportamiento como responsable de los resultados del experimento de Liberación
Marcada de la Misión Vikingo de 1976, en experimentos sobre las muestras de
material marciano superficial ("suelo") conducido dentro de los módulos
de descenso Vikingo y resumido en Klein et al.
1976 por los rasgos siguientes: "En la
asimilación de carbono o experimento de liberación pirolítica, 14CO2 y 14CO
fueron expuestos al suelo
en presencia de luz. Se encontró una pequeña cantidad de gas convertida en
material orgánico. El tratamiento térmico de un duplicado de la muestra impidió
tal conversión. En el experimento de intercambio de gas, el suelo primero fue
humectado (expuesto a vapor de agua) durante 6 soles y luego rehumedecido con
una solución compleja acuosa de metabolitos. El gas encima del suelo fue monitoreado
por cromatografía gaseosa. Una cantidad sustancial de O2 fue detectada en el primer cromatograma tomado 2,8 horas después de la
humidificación. Análisis subsecuentes revelaron que también habían ocurrido aumentos
significativos de CO2 y sólo pequeños cambios en N2. En el experimento de liberación marcada, el suelo fue humedecido con
una solución que contiene varios compuestos orgánicos marcados con 14C. Un desarrollo sustancial de gas
radiactivo fue registrado, lo que no ocurrió con una muestra duplicada tratada
por calor." El género y la especie son así denominados para honrar a
Gilberto V. Levin, quien después de trabajar dieciocho años en desarrollar y
llevar a vuelo el experimento de Liberación Marcada de la misión Vikingo dedicó
otro esfuerzo de treinta años a adquirir los hechos científicos y conclusiones
analíticas que apoyan la plausibilidad de la interpretación biológica de este
comportamiento; y Patricia Ana Straat, co-experimentador del experimento de
Liberación Marcada de la misión Vikingo, cuyos esfuerzos fueron indispensables
para el desarrollo del experimento y su vuelo.
• Holotipo:
como portador modelo del nombre nuevo, los restos de los especímenes
originalmente ensayados se encuentran por ahora conservados naturalmente sobre
Marte (todavía dentro de los dos módulos de descenso Vikingo, que han sido
debidamente localizados y puestos en imagen por la cámara del Experimento Científico
en Adquisición de Imágenes de Alta Resolución del Orbitador de Reconocimiento
de Marte). La accesibilidad, como parece que habrá de ser típico para la
exobiología, será en particular limitada mientras se desarrollan medios
apropiados y seguros para traer especímenes biológicos a la Tierra. Aunque la
biomasa total de Marciana parezca considerablemente más pequeña que la de
Terrestria (dado que una biomasa a plena escala parece incompatible con la
condición próxima al equilibrio químico y termodinámico de la atmósfera actual
de Marte), como inferencia bayesiana cabe suponer que ejemplares vivientes se
hallan distribuidos en otra partes sobre similares suelos marcianos. Por consiguiente
epitipos, esto es tipos adicionales y clarificantes, podrían ser eventualmente
designados en lugar de los holotipos ensayados por la Misión Vikingo.
La
demarcación de Gillevinia straata,
como es habitual en la sistemática de bacterias en Terrestria, no ha sido
guiada según un concepto de especie basado teoricamente. Cohan 2002 señala que "una especie es un grupo
de organismos cuya divergencia es encapsulada por una fuerza de cohesión; la
divergencia entre especies diferentes es irreversible y diferentes especies son
ecologicamente distintas. En el caso de bacterias, estas propiedades
universales son sostenidas no por la denominada especie de la sistemática, sino
por ecotipos. Estos son poblaciones de organismos que ocupan el mismo nicho
ecológico, cuya divergencia es purgada recurrentemente por la selección natural.
Tales ecotipos pueden ser descubiertos por medio de varias aproximaciones basadas
en secuencias universales. Estos métodos moleculares sugieren que una típica
especie denominada contiene muchos ecotipos, cada uno con los atributos
universales de especie." Una situación similar, con ecotipos que modelen
sus nichos y regulen los gradientes ambientales de modo de competir en
diversificación, tornándose unidades de nivel superior para las presiones de
selección natural, también puede ser de esperar para todo el reino Jakobia.-
œ
Créditos
El autor está
profundamente agradecido a Jorge Telerman, Jefe de Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires, por haber proporcionado un apoyo crucial que permitió la producción
del presente artículo.
œ
Referencias
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revista
Electroneurobiología
ISSN: ONLINE 1850-1826 - PRINT 0328-0446
Corrección:
primera clasificación biológica de un organismo marciano, género Gillevinia (no Levinia)
Correction note: first biological classification of
a Martian organism, genus
Gillevinia
(not Levinia)
por / by
Mario
Crocco
Director, Centro de Investigaciones
Neurobiológicas, Ministerio de Salud, República Argentina, y Jefe de,
Laboratorio de Investigaciones
Electroneurobiológicas, Hospital "Dr. J. T. Borda", Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires
Ave. Amancio Alcorta 1602,
1283 Buenos Aires, Argentina; tel./fax (54) 11 4306 7314, mcrocco[at]electroneubio.com.ar
Electroneurobiología 2007; 15 (2), pp.
35-37; URL <http://electroneubio.secyt.gov.ar/index2.htm>
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Publication date / fecha de publicación: 28 de abril, 2007
Se ha hallado que Levinia, el nombre brindado
el 20 de diciembre de 2006 al género de especímenes activos encontrados en la biósfera Marciana por el experimento
de liberación marcada de la Misión Vikingo de 1976, cuyos detalles diagnósticos
(characteres naturales) fueron provistos
por Klein et al.
1976, ya estaba en uso para géneros de la biósfera Terrestria.
En efecto, en Trilobites se
emplea corrientemente (Jell y Adrain 2003) el nombre genérico Levinia, con el cual Rusconi (1950) nomencló en Mendoza, Argentina,
un género o subgénero trilobite de familia indeterminada. Entre los "coccidios",
o protozoos parásitos del suborden Eimeriorina en el phylum Apicomplexa, el
nombre genérico Levinia ha sido también
propuesto para las especies del género Isospora
que se hospedan en especies paraténicas (cf.
Dubey 1977). Entre las Enterobacteriaceae, Levinia es asimismo una variante de
escritura o bien sinónimo de un tardío género heterotípico (Levinea Young et al. 1971) a su vez sinonimial de
Citrobacter
Werkman y Gillen 1932 (cf. Farmer 1981, Brenner et al 1993). En
consecuencia, a fin de asegurar que los nombres de género sean únicos a
través de todos los taxones biológicos mayores, el nombre de género Levinia es reemplazado y el género que el mismo caracterizaba
en Marciana es por
la presente nomenclado Gillevinia, novum genus. Por
ende, el agente activo caracterizado
por su oportunamente comunicado comportamiento como responsable de los
resultados del experimento de liberación marcada en la Misión Vikingo de 1976 desde
ahora constituye formalmente, para la biología sistemática, la siguiente entrada
taxonómica: sistema de
vida orgánica, Solaria; biósfera, Marciana; reino, Jakobia; genus et species,
Gillevinia straata.
________
It was found that Levinia, the name given
on December 20, 2006 for the genus of the active specimens found in biosphere Marciana by the Viking Mission's Labeled Release life
detection experiments, whose detailed diagnoses (characteres
naturales) were provided by Klein et al. 1976, was
already in use for genera in biosphere
Terrestria. In Trilobites,
Levinia stands in fair use (Jell and
Adrain 2003) since Rusconi (1950) thus nomenclated a trilobite genus or
subgenus of indeterminate family from Mendoza, Argentina. Among
"coccidia", or protozoan parasites of the suborder Eimeriorina in
phylum Apicomplexa, the generic name Levinia
have been already proposed for the Isospora
species that utilize paratenic hosts species (cf. Dubey, 1977). Among Enterobacteriaceae,
Levinia
is also a mispelling/synonym of a later heterotypic
genus (Levinea Young
et al. 1971) synonym for
Citrobacter
Werkman and Gillen 1932 (cf. Farmer 1981, Brenner et al 1993).
Therefore, in order to ensure that generic names are unique across all
biological major taxa, the genus' name Levinia
is replaced and the genus that it formerly characterized in Marciana is hereby nomenclated
Gillevinia, novum genus. As a
consequence, the active
agent characterized by its reported behavior as responsible of the results of
the 1976 Viking Mission's Labeled Release experiment from now on formally
features, for systematic biology, the following taxonomical entry: organic life
system, Solaria; biosphere, Marciana; kingdom, Jakobia; genus et species, Gillevinia straata.
Referencias
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Electroneurobiología
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Notice: A new book from Paul Bains,
The Primacy of Semiosis: An Ontology of Relations
(Toronto Studies in Semiotics and Communication, 2006)
How do things come to stand for something other than themselves? An understanding of the ontology of relations allows for a compelling account of the action of signs. But also the relationship between your mind and your body and brain is a relationship: one, whose ontology is an essential constituent of your reality. What have in common these two kinds of relations, namely, signs and the psychophysical nexus?
The Primacy of Semiosis is concerned with the ontology of relations and semiosis, the action of signs. Drawing upon the work of Gilles Deleuze, John Deely, and John Poinsot, Paul Bains focuses on the claim that relations are 'external' to their terms, and seeks to give an ontological account of this purported externality of relations.
Bains develops the proposition, first made in 1632 by John Poinsot, that, ontologically, signs are relations whose whole being is in esse ad (`being-toward'). Is your mind also constituted by a 'being-toward' your body, rather than toward any other? Is your changing body also constituted by a 'being-toward' your psyche, rather than toward any other? Is thus personal unity, i.e. every instance of an existentiality-body unchangeable relationship, akin to semiotic ontology?
Furthermore, relations are found to be univocal in their being as relations. This univocity of being is antecedent to the division between 'ens rationis' and 'ens reale'. The ontology of relations Bains presents is thus neither mind-dependent nor mind-independent insofar as the rationale of the relation is concerned. Whence it becomes key to the ontology of consciousness: the special relationship between psyche and body (mind-brain, brain-mind), a sign of what is technically called cadacualtez, can be also explored through semiotic studies.
The Primacy of Semiosis provides a semiotic that subverts the opposition between realism and idealism; one in which what have been called 'nature' and `culture' interpenetrate in an expanding collective of human and non-human. Bains' work promises to be a touchstone for semiotic discussion for years to come.
Paul Bains is an independent scholar now living in New Zealand and affiliated with the Natl. Acad. of Screen and Sound, Murdoch University, Perth, Australia. He published with Isabelle Stengers, "Power and Invention: Situating Science (Theory Out of Bounds)", and "Chaosmosis: An Ethno-aesthetic Paradigm" with Felix Guattari and Julian Pefanis. He is also on Electroneurobiology 's Editorial Committee. His work is relevant to semiosis, consciousness studies, brain-mind or mind-brain relationships, philosophy, philosophical anthropology, history and sociology of semiotics and sign studies, and psychoanalysis.
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Tema: el electroencefalograma de los reptiles invierte una relación básica en el electroencefalograma de los mamíferos: con frecuencia el de los reptiles pasa a presentar sincronías cuando están despiertos y a desincronizarse cuando están dormidos, mientras que en mamíferos es al revés. Así, esta sincronización del electroencefalograma reptil no concurre con la desconexión sensitiva del entorno, que encontramos en el sueño mamífero.
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Cálculo
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